HISTORIA DE UN ABSCESO,
UNA MUJER Y DOS HOMBRES Osvaldo
Dragún
ACTOR 1: Y para comenzar, vamos a contarles la
historia...
ACTOR 2: ... de un absceso...
ACTRIZ: ... una mujer...
TODOS: ... y dos hombres.
ACTOR 1: No piensen que nunca sucedió.
ACTOR 2: Y si lo piensan...
ACTRIZ: piensen también que si no sucedió...
TODOS: ... podría suceder muy pronto.
ACTOR 1: Yo soy el hombre. En la historia, un vendedor
callejero, uno de esos que grita: “¡Código de comercio..., Código civil!” En la
35 con 19. Cuando me ponga este pañuelo... (Se ata un pañuelo alrededor de la
cabeza.) ... significará que el absceso ha comenzado a molestarme. No lo
olviden. (Se saca el pañuelo.)
ACTRIZ: Yo seré en esta historia su mujer. Y si
siempre me verán muy seria es porque soy su mujer. Tal vez si me hubiese casado
con un ingeniero... (Suspira.) ... como quería mamá...
ACTOR 2: En esa historia yo representaré a un
dentista. No lo olviden. Y no se extrañen que en esta historia figure un
dentista. Ah, me llamo Navarro López Correas.
ACTOR 1: Esta historia comenzó un día cualquiera. Yo
estaba trabajando... (Lo hace.) ¡Código de comercio, código civil!...
ACTRIZ: Yo estaba cocinando... (Lo hace.)
ACTOR 2: (Se pone los anteojos.) Y yo no los conocía.
ACTOR 1: ¡Código de comercio..., código civil! ¡Código
de comercio..., código civil!... Estoy en la 35 con 19. La 35 con 19 es famosa
por dos cosas. Por abajo pasan todas las rutas de buses, y por arriba, como un
monumento, han puesto al General Santander. No una pirámide egipcia. El General
Santander. ¡Código de comercio..., código civil!
ACTRIZ: El General Santander. Siempre me habla del
General Santander. No sé qué podrá significar para él. Para los que vienen de
turismo, sí. Pero para él, que tiene que trabajar... Me imagino que si pensara
menos en el General Santander trabajaría más, y yo podría tener una sirvienta.
ACTOR 1: ¡Código de comercio..., código civil! Les
cuento esta historia para que sepan que estas cosas suceden. No creo que puedan
ayudarme. Creí que el dentista lo haría, y no pudo ayudarme.
ACTOR 2: Lo siento. Me llamo Navarro López Correas.
ACTOR 1: Y
mi mujer...
ACTRIZ: Yo estoy cocinando. Hace mil quinientos
seis días que estoy cocinando.
ACTOR 1: El día es hermoso. Yo estoy trabajando. El
día es hermoso. ¡Ruummm! La buseta que pasa por La Paz. Me alegra que la gente
sepa que hay una buseta que pasa por La Paz. (Canta.)
“Señora
Bucaramanga
señora de las
cigarras
que tienes mujeres
bellas
esbeltas como tus
palmas…”
(Habla.) ¡Código de comercio...,
código civil! Algunos niños van a la escuela. (El ACTOR 2 y la ACTRIZ se
transforman en estudiantes y comienzan a pasear delante de él.) ¿Por qué vas a
la escuela?
ACTOR 2: Porque queda cerca...
ACTOR 1: ¿Por qué vas a la escuela?
ACTRIZ: Porque me mandan.
ACTOR 1: ¿Por qué vas a la escuela?
ACTOR 2: (Vuelve a pasar.) Porque mi papá no sabe
leer.
ACTOR 1: El día es hermoso. Hace años que vendo por la
calle. Antes me hacía sufrir el depender del sí o el no de los otros. Ahora
comprendo que todos dependen del no o el sí de los demás, y me acostumbré.
Quiero decir que esta mañana era igual a cualquiera. Yo trabajaba...
ACTRIZ: Yo cocinaba...
ACTOR 2: Y yo no los conocía.
ACTOR 1: ¡Código de comercio..., código civil! Y de
repente llegamos a la historia: ¡Ay! Comienzo a sentir un dolor en una muela.
¡Código de comercio..., código civil! En serio que me duele mucho. Bueno, no
puedo ir a la droguería. Y nunca llevo conmigo una aspirina. ¡Código de
comercio..., código civil! ¿Por qué vas a la escuela?
ACTOR 2: No voy a la escuela. Tengo que trabajar.
ACTOR 1: ¡Hey, chino!... No debí haberle preguntado...
parecía tan chiquito. ¡Pero el dolor no me deja tranquilo! ¡Cómo me duele! Yo
debo trabajar; tal vez abriendo más la boca... (Lo hace.) ¡Có… digo… de... co…
mercio…, Có… digo… ci… vil! ¡Ahora no puedo cerrar la boca! ¡Pero tengo que
trabajar! (Hace un esfuerzo supremo.) ¡Códi...! ¡Se está hinchando!... ¡Este
sol del diablo me calienta la cara y me hace doler más fuerte! ¡Código de
com...! Y este viento que me enfría la cara y me hace doler más fuerte... Debo
tener un absceso. No sé por qué, pero debo tener un absceso. Cuando tenía cinco
años, mi mamá me ponía un pañuelo. (Se pone el pañuelo.)
ACTRIZ: Y así fue como ese día él llegó a casa con
un absceso y con la cara atada con un pañuelo. No es nada, tienes que tomar una
aspirina.
ACTOR 1: No voy a comer. Me duele mucho.
ACTRIZ: No es para tanto. Tienes que comer.
ACTOR 1: ¡Tengo que trabajar... y no puedo abrir ni
cerrar la boca! ¿Cómo voy a trabajar si no puedo abrir ni cerrar la boca?
ACTOR 2: En realidad, como yo le dije más tarde, era
cuestión de tiempo.
ACTOR 1: ¡No tengo tiempo! Esta tarde debo volver a
trabajar...
ACTRIZ: ¡Toma un dólex! Calma más rápido. Y esta
tarde tienes que volver a trabajar...
ACTOR 1: Y esa tarde volví a trabajar. La cara se me
hinchaba cada vez más. (Les muestra.) Fíjense. En otros días me gustaba oír a
la gente discutir de política. Hoy no lo soporto. Es el absceso. En otros días
me quedaba siempre una oreja libre para escuchar a las muchachas hablar de sus
novios. Hoy el pañuelo me aprieta la cabeza. Es el absceso. Ahora sólo
existimos yo y el absceso. No puedo gritar. Y como no puedo gritar, no vendo
nada.
ACTRIZ: Y cuando volvió me dijo que no había
vendido nada. Me pareció absurdo que hiciera eso, justamente a principios de
mes. ¡No puedes seguir así! Mañana mismo vas al consultorio del dentista.
ACTOR 1: ¡No tengo tiempo! Tengo que trabajar.
ACTRIZ: ¡Ya sé que no tienes tiempo! Pero si bajas
la escalera corriendo, es un minuto; si cruzas la calle en la mitad de cuadra y
no pasan carros, son treinta segundos, si vas corriendo al consultorio de
dentista, son cinco minutos; si tocas el timbre apenas llegas, son diez
segundos...
ACTOR 2: Buenas tardes. Por supuesto, usted tiene un
absceso.
ACTOR 1: (Con la boca abierta.) Ajá.
ACTOR 2: Eso es todo.
ACTOR 1: ¿Cuándo me saca la muela? Tengo que trabajar.
ACTOR 2: Por supuesto. Primero va a ir a esta dirección
para que le hagan una radiografía.
ACTOR 1: ¿Tardará mucho? Tengo que trabajar...
ACTOR 2: Dos días nada más. Son veinte mil pesos la
visita. (Al público.) Me llamo López Correas, ustedes saben.
ACTOR 1: Y como eran mis últimos veinte mil pesos tuve
que empeñar el reloj. Y ahora voy corriendo, porque no tengo tiempo, a sacarme
la radiografía. Uno, dos, treinta..., bajo la escalera en medio minuto, uno,
dos, sesenta..., cruzo la calle en un minuto, unos, dos trescientos...; llego
en cinco minutos.
ACTOR 2: Y fue a la clínica. Tenía un absceso, eso era
muy claro.
ACTOR 1: Me costó otros veinte mil pesos.
ACTRIZ: Volvió a casa con la cara más hinchada que
antes. Le di otro dólex, pero no lo calmó. Se sentaba...
ACTOR 1: Me sentaba... ¡Maldito dolor!
ACTRIZ: Se paraba…
ACTOR 1: Me paraba, ¡maldito dolor!
ACTRIZ: Quise leerle una poesía divina que había
visto en un libro... (El vendedor sale.).. pero abrió la puerta y se fue. ¿Por
qué siempre se porta igual? Cuando vuelve a casa, después del trabajo, y quiero
contarle que un astrónomo descubrió una estrella nueva y que la llamó Lucía,
como yo, él se queda dormido.
ACTOR 1: ¿Por qué tenía que salirme un absceso? ¡Yo
tengo que trabajar! ¡Código de com...! ¡No puedo, no puedo!, ¿Así es
Bucaramanga de noche? (Canta.)
“Quien ha pisado tu
suelo
nunca te podrá
olvidar
en su corazón señora
para ti tendrá un
altar…”
(Habla.) ¡A nadie le
importa mi absceso!
ACTRIZ: ¡A mí me importaba; y era principios de
mes y él no podía trabajar! ¿Qué vas a hacer? ¿Voy a tener que volver a buscar
trabajo?
ACTOR 1: ¡Hoy voy a gritar aunque el absceso se me
reviente! ¡Código de comercio! (comienza casi a llorar.) ¡Código de
comercio..., código civil!... ¡Mamá! ¿Te acuerdas cuando tenía paperas y
lloraba? No puedo, no puedo, no puedo...
ACTOR 2: Y volvió con la radiografía. Estaba más
flaco, y casi no lo reconocí.
ACTOR 1: Aquí está, doctor.
ACTRIZ: Para pagarla tuvimos que vender la
licuadora. Total, yo ya me imaginaba que no tomaríamos jugo por un buen tiempo.
ACTOR 1: Es un absceso. ¿Cuándo me saca la muela?
Tengo que trabajar.
ACTOR 2: Por supuesto, todos tenemos que trabajar.
Será muy sencillo. Luego un poco de reposo, no hablar ni una palabra, y después
de siete días estará como nuevo...
ACTOR 1: ¿Qué?...
ACTOR 2: No pude terminar de hablar. Me miró como un
loco y salió corriendo. Tuve que mandar a la enfermera a cobrarle.
ACTRIZ: Vendimos las ollas de cocina para pagarle.
Además, él no comía…
ACTOR 1: ¡No puedo estar siete días sin hablar! Yo
trabajo hablando...
ACTRIZ: ¡Trata de hacer un esfuerzo! (Le toma las
mandíbulas con las manos y empieza a separárselas.) ¿Ves..., ves como no es tan
difícil? Di ahora: código… de comercio...
ACTOR 1: Código de comercio...
ACTRIZ: ¿Ves... ves? ¡Todo es cuestión de hacer un
esfuerzo!
ACTOR 1: Pero no pude. Código de comercio..., códi...
¡No pude, no pude, no pude!
ACTOR 2: Y volvió de nuevo. No hablar ni una palabra,
y después de siete días...
ACTOR 1: ¡No tengo tiempo, doctor! Sáqueme la muela.
No tengo tiempo.
ACTOR 2: Imposible, señor. Si se le infecta yo seré el
responsable. Un absceso es un absceso.
ACTRIZ: Entonces fui yo a hablar con el dentista.
ACTOR 2: Imposible, señora. Si se le infecta yo seré
el responsable. Un absceso es un absceso.
ACTRIZ: ¡Pero él es muy resistente, doctor! Parece
mentira, tan esmirriado, y las cosas que soportó en su vida. Sáquele la
muela...
ACTOR 1: No me sacó la muela. Y mi cara parecía una
sandía. Ya nunca más volvería a vivir sin el absceso.
ACTOR 2: Yo le advertí que si no se operaba podía
subirle la infección a la cabeza.
ACTRIZ: Yo le dije esa tarde que hiciera el último
esfuerzo. ¡Pero les juro que dije “último” por decir!
ACTOR 1: Tengo que poder... tengo que poder...
ACTRIZ: ¡Claro que tienes que poder! ¿Cómo un
dolor te va a impedir trabajar?
ACTOR 1: Y me fui. Cuando salí pensaba en ella... y
creo que la odiaba. Y me fui...
ACTRIZ: ¿Por qué le dije eso? Recuerdo un día...
íbamos en el bus y le pisaron un pie... le dolió mucho... y yo lo acaricié durante
dos días. Y ahora... ¿por qué le dije eso? ¿Qué pasó en nuestras vidas que me
hizo decirle eso?
ACTOR 1: La 35 con 19... Tengo que abrir la boca...
¡Código de comercio! Me duele, me duele tanto... ¡Código de comercio! Tres
buses y el General Santander. ¡Código de comercio... El General Santander...
dicen que fue presidente de Colombia... era rico, claro... no tenía que
gritar... ¡Código de comercio! ¡A nadie le importa mi absceso! Recuerdo que un
día pasaba por el cementerio... enterraban a uno, la gente silbaba y yo también
silbaba. A nadie le importa mi absceso. ¡Óiganme! Me duele. Me duele mucho.
Tengo un absceso...
ACTOR 2: Un absceso es una molestia.
ACTRIZ: Un absceso es un trastorno.
ACTOR 2: Debería consultar con un dentista.
ACTRIZ: ¡Pobrecito!
ACTOR 1: Mamá... tengo paperas y tú me acaricias...
¿Por qué a nadie le importo yo? ¿Tú sabías que era así? Mamá...
ACTRIZ: ¡Pobrecito!
ACTOR 1: Está anocheciendo... y ya casi no me duele.
Ahora mi cara no es una sandía, es un globo... ¿Así es Bucaramanga de noche?
(Canta.)
“… Suspirando porque
un día
como cantara el
trovero
pueda dormirse por
siempre
frente a tu parque
Romero….”
(Habla.) ¡Óiganme,
tengo que importarles..., porque cuando yo muera va a faltarles un pedazo!
¡Óiganme! ¡Esos tres buses solamente sirven si son mi sangre y corren por mis
venas! ¡Óiganme! ¡Mamá, mamá, ven! ¡No pasen silbando a mi lado! Ya no me
duele, sí... pero mi cara, ¿no les dice nada? ¿Ninguno de ustedes se parece a
mi cara? ¿Ninguno de ustedes tiene un absceso? ¡Tengo fiebre! ¡Tengo mucha
fiebre! ¡Tengo mucho frío! ¡Tengo mucho calor! Óiganme entonces y sepan que
tengo que trabajar y que no tengo tiempo, ¡y que ahora el General Santander es
el monumento a un presidente muerto! ¡Código de comercio..., código de com...!
(Muere.)
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