lunes, 30 de noviembre de 2020

Examen de Literatura 2020: materiales

 

Examen de Literatura:materiales


Grupos: Cuarto año 1, 2, 3, 4 y 7.


1. ROALD DAHL: “CORDERO ASADO”


PUBLICACIÓN

Cordero asado” de Roald Dahl, fue escrito en 1953, y recopilado en la antología Relatos de lo inesperado (Tales of the Unexpected, 1979). Alfred Hitchcock realizó una adaptación para su serie televisiva, y Almodóvar le rindió homenaje en alguna de sus películas.

TEMAS

Aparecen el amor (de pareja y de madre a hijo), la muerte, la venganza, el engaño. Como en muchos crímenes de la vida real, su perfección radica en el modo que emplea el culpable (¿Mary es victimaria o víctima?) para eludir las consecuencias. Allí, la historia da un giro radical: la mujer ha mostrado las uñas, y se dispone a luchar no por ella sino por su hijo. Mary, amante esposa y futura madre, ensaya gestos y entonaciones ante el espejo. Con una astucia impensable en ella, enreda a los policías hasta el punto de hacerles tragar el arma homicida. En la escena final, a solas “Mary Maloney empezó a reírse entre dientes.” 

TÍTULO

El título original era más complejo que el traducido: Lamb to the slaughter, algo así como “Cordero al matadero”. ¿Quién es la víctima en este cuento? Puede ser Patrick, porque es atacado por la espalda y muere. O también Mary, quien de pronto ve cómo se rompe su tranquilo mundo hogareño ante el abandono de su esposo. Sería en este caso un título simbólico, porque no hay directamente un cordero que vaya al matadero en el texto. Si fuera “Cordero asado” sería emblemático, porque se habla de una pata de cordero asada al horno. 

PERSONAJES

La protagonista es Mary Maloney, porque la acción pesa sobre ella en todo el texto. De su grafopeya (aspecto) poco sabemos: joven, ojos grandes y oscuros, panza de seis meses de embarazo… De su etopeya (carácter) se dice que es ama de casa, ama a su esposo, capaz de negar la realidad hasta límites inverosímiles, parece amable y cariñosa pero es capaz de una reacción furiosa cuando él le cambia los planes.

El marido de Mary, Patrick, es un personaje secundario. Detective, seco, muy interesado en mantener su reputación, no hay datos físicos de él. Los policías son varios, algunos con nombre (Jack, O´Malley), otros innominados.

Sam, el almacenero, aparece solo una vez (se llama “episódico”) y de él no se describe casi nada.

LUGAR

Se ubica en una casa espaciosa (con una bodega en el piso de abajo, tiene espacio para el auto afuera, no se describe mucho más) que debe estar en una ciudad pequeña o pueblo de EEUU (todos se conocen), porque los nombres están en inglés y se nombra un Estado (Idaho). Además se cena temprano, a eso de las seis.

TIEMPO

No se dice con exactitud, pero debe ser por los 50´. Mary es una típica ama de casa de esa época, sumisa y complaciente con el marido que viene de trabajar, pero a la vez bebe alcohol en pleno embarazo, lo que la ubica varias décadas atrás en el pasado.

¿ACTUARON BIEN LOS POLICÍAS?

Sí, por lo detallistas y preocupados que fueron, pero no, porque confiaron demasiado en Mary, y además comieron y bebieron en la casa, modificando la escena del crimen.

¿HAY FINAL FELIZ?

La respuesta es subjetiva. Si estamos de parte de la justicia, no: el crimen quedó impune. Si estamos de parte de Mary sí: ella zafó de la condena, y podrá tener en paz a su hijo.



2. Romances


2.1: Información general


ORIGEN

La palabra “romance” deriva de “Roma” y designa al conjunto de lenguas derivadas del latín: castellano, francés, portugués, italiano y rumano, pero también hace referencia a cierto tipo de poemas. Hay algunos poemas que, más allá del tema que traten, son “romances”.

Los romances se originan en España. Entre los siglos XII y XIII los juglares solían recorrer los pueblos cantando largos poemas que trataban de temas heroicos y se llamaban “cantares de gesta”. Uno de ellos, el “Cantar del mío Cid” es considerado la primera obra importante que se conserva de la literatura española. Se cree que, con el paso del tiempo, el público fue memorizando los fragmentos preferidos, que probablemente le pedirían al juglar que repitiera, como pasa hoy con ciertas partes que recordamos mejor de las canciones extensas. Al pasar el tiempo los poetas empezaron a componer directamente textos breves, siguiendo el gusto del público, y así surgieron los “romances”.



DEFINICIÓN: 

Un romance es un breve poema de carácter épico-lírico, destinado al canto con acompañamiento de algún instrumento musical. Tienen carácter épico porque se cuentan sucesos, y son líricos porque aparecen los sentimientos y emociones del autor frente a esos hechos.

Los romances son series indefinidas de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares. Son “series indefinidas de versos” porque no están divididos en estrofas ni tienen un número fijo de versos. Riman solo las vocales, un verso por medio. 



CARACTERÍSTICAS

Romancero” es el conjunto de los romances conocidos, la obra de los poetas populares de España en los siglos XIV, XV y XVI.  Recordemos que la Edad Media terminó a fines del siglo XV, cuando comienza el Renacimiento, y los romances tienen características de ambos períodos. Tienen carácter medieval porque tratan temas y personajes de siglos pasados, son anónimos y de creación colectiva. A la vez su adhesión a los asuntos terrenales es propia del Renacimiento: la temática de los romances rara vez es religiosa. 

Los romances son ANÓNIMOS, no porque se haya olvidado el nombre del autor, sino porque son una CREACIÓN COLECTIVA. Hubo un autor inicial para el poema, pero luego cada juglar que lo cantó, cada persona que lo fue transmitiendo oralmente a otra, pudo modificarlo un poco. Se olvidaron fragmentos, se le agregaron versos o se cambiaron palabras. Por ejemplo, un romance que comienza “Mira Nero…” (aludiendo a Nerón, que miraba el incendio de Roma) se convirtió en “Marinero…”. Es lo mismo que hacemos con las canciones que cantamos, si le cambiamos algo sin darnos cuenta. Entonces no hay UN autor, sino muchos. Cada persona que cambió algo es un poquito autora de la letra, y en muchos casos se conservan varias versiones de un mismo romance.

Los romances al principio no se leían en libros: se escuchaban cantados. Fueron de TRANSMISIÓN ORAL hasta mediados del siglo XVI. Recordemos que la imprenta se inventó en el siglo XV. Allí empiezan a aparecer libros que son recopilaciones de romances, y se llaman “Romanceros”. Eran muy baratos, y fueron  despreciados al principio por los nobles, porque eran un entretenimiento más bien popular. 

Otra característica es el FRAGMENTARISMO: los romances destacan sólo una situación, no cuentan toda la historia. No dan los preliminares, ni detalles, ni el desenlace, solo un fragmento de la situación. Por esto se dice que tienen COMIENZO ABRUPTO, ya que no hay introducción, no se dan nombres, fechas ni lugares concretos. En general terminan con un FINAL TRUNCO, interrumpiendo el texto en un momento de tensión, como para que el lector lo termine con su imaginación.

Son frecuentes las REITERACIONES de palabras o de frases, que le dan fuerza a una idea, a la vez que generan musicalidad. Un ejemplo es el comienzo del Romance del prisionero: “Que por mayo, era por mayo”.

También abundan los DIÁLOGOS. Aparecen varias voces, a veces con breves frases introductorias (por ej. “Allí habló el Infante Arnaldos”). 

MEZCLA DE TIEMPOS VERBALES. Se utilizan recursos de actualización del discurso, lo que quiere decir que los hechos que son del pasado (para el narrador) se muestran como si estuvieran ocurriendo en el presente (para el lector). Esto se logra con el uso de adverbios de tiempo (como “ya”), o con cambios en los tiempos verbales. 

   Muchas veces se da el USO DE DIMINUTIVOS, para intensificar lo afectivo, como al hablar de un “soñito”. Aparece también el GUSTO POR LO SUNTUARIO, es decir, lo lujoso, lo fino, lo que el pueblo que escucha el romance admira, pero no posee.

Los temas de los romances son en general profanos, no religiosos. Los más frecuentes son el sentimiento amoroso, los conflictos entre un rey y sus vasallos y la caída de un príncipe. Se cuentan asuntos nacionales, revividos una y otra vez. A esto se le llama TRADICIONALISMO. A la vez, se habla de la POPULARIDAD de los romances, ya que son muy gustados por todo tipo de público.

Hemos dicho que los romances son muy populares en los siglos XIV, XV y XVI, pero hasta el día de hoy hay escritores que componen sus poemas con el formato y las características de los de antes, aunque ya no sean anónimos ni de transmisión oral.




2.2: “ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE”


¿Por qué decimos que es un romance?

  • Porque tiene versos octosílabos sin estrofas, con rima asonante en los versos pares.

  • Porque hay narración y también expresión de sentimientos.

  • Porque la historia queda fragmentada: tiene un comienzo abrupto y final trunco.

  • Porque hay diálogos, uso de diminutivos, reiteraciones de palabras.

  • Porque no se conoce su autor y hay variables, es decir, que es obra de creación colectiva.



Temas: el amor, la muerte, el destino


Lenguaje sencillo, casi sin palabras a buscar.


Yo lírico: en primera persona al comienzo (dice “mis amores”, por ejemplo), luego en tercera persona (“ya se va para la calle…”).


Tiempo: hay una mezcla de tiempos; comienza en pasado (“soñaba”, “vi”), hay presente (“se va”) y futuro (“ya no me abrirás”). El paso de pasado a presente le agrega dramatismo y emoción a la acción de vestirse, calzarse y salir en busca de la amada.


Personajes: el los poemas no solemos hablar de personajes, pero los romances, al ser narrativos, sí los tienen. Del enamorado sabemos poco: su sentimiento por la amada, su deseo de escapar a la muerte. De la muerte se destaca el color blanco, igual que ocurre con la chica. La amada es además soltera, vive con sus padres y se dedica a las acciones típicas de la mujer medieval: costuras y bordados. Trata de ayudarlo, pero fracasa.


¿Está planteado como realidad o sueño?

No hay un límite claro entre realidad y sueño: él dormía y “vio” a la Muerte… ¿La vio o la soñó? Ambas opciones se justifican en el poema.


Un sueño soñaba anoche,

Soñito del alma mía,

Soñaba con mis amores

Que en mis brazos los tenía.


Se reiteran los sonidos “s” y “ñ”; tal vez se quiere sugerir somnolencia. Ese recurso se llama aliteración.

Nos ubica en un pasado cercano, y aparece el yo lírico en primera persona.

El diminutivo le da un aire afectivo al sueño; era algo deseado, placentero.

Del alma mía” sugiere algo entrañable, querido.

Se reafirma la individualidad: “mía”, “mis”.

Mis amores” puede aludir a varias personas o ser plural de un amor, como cuando alguien dice “¿Cómo van esos amores?”.

El sueño es erótico, en medio del placer de la vida aparece la Muerte.


Vi entrar señora tan blanca,

Muy más que la nieve fría.

¿Por dónde has entrado, amor?

¿Cómo has entrado, mi vida?

Las puertas están cerradas,

Ventanas y celosías.


El blanco da idea de falta de vida, es una palidez propia de la muerte. En distintas culturas se representa de modo diferente a la muerte, en general de manera antropomórfica: puede ser una figura vestida de negro y con guadaña (ahí se le llama “la Parca”), o un esqueleto, pero aquí es una imagen femenina que el enamorado confunde con la amada.

Ella es “señora”, la otra es “niña”. Él las confunde, pero no son similares, salvo en lo blanco.

Hay una comparación de la blancura de la señora y la de la nieve. “Muy más” es una expresión arcaica, que hoy es incorrecta. Intensifica la idea de la blancura. La nieve ya de por sí es fría: se produce una redundancia (se da un dato en el adjetivo que va implícito en el sustantivo). A la vez lo frío también da idea de muerte.

Las preguntas del enamorado están formuladas en versos que son paralelos, están armados con la misma estructura. Ambos reflejan que no está asustado (por ahora) sino sorprendido. La confunde con su amada, y por eso los vocativos “amor”, “mi vida”.

Celosías son una especie de enrejado de madera o de hierro que está por fuera de los vidrios de una ventana. Llama la atención la misteriosa entrada de la mujer a una casa que está totalmente cerrada, y prepara la expectativa para su presentación.


Presentación de la Muerte: se refiere a él como “amante”, destacando su rol de enamorado (como le dirá al final). Es seca, concisa, habla solo lo necesario. Hace una negación (“no soy…”) y luego una afirmación (“Soy…”). Se identifica como la muerte (hay una personificación) y declara ser enviada por Dios. En un universo católico Dios decide la muerte, ella no es una figura poderosa, como los dioses de la muerte en otras religiones.

El enamorado intenta “regatear”, negociar un tiempo de vida, reconociendo que ella es dura, estricta (“rigurosa”). Hay un pedido, al que se le responde de forma negativa, planteando otra vez una afirmación y una negación, en este caso en orden inverso al anterior: un día no, una hora sí.

A partir de aquí el yo lírico pasa a estar en tercera persona: “muy de prisa se calzaba/más de prisa se vestía”. Se destaca la urgencia, el apuro. Es una imagen visual. Los dos versos son paralelos, tienen igual estructura. A continuación aparece un verbo en presente: “ya se va…”. Los romances suelen mezclar los tiempos verbales; en este caso da más urgencia a la escena. Esto se llama actualización de sucesos, o que era pasado se pone en presente ara darle más dramatismo.

Aparece un segundo diálogo, con la amada. Le habla en tono imperativo, en dos versos paralelos que comienzan igual (anáfora). Los dos vocativos con que la nombra son “blanca” (recuerda a la muerte) y “niña” (da idea de inocencia, y también de clase alta).La respuesta de ella es larga y detallada, porque aún no sabe el por qué. Menciona el palacio, lo que nos lleva a afirmar que es de nivel social alto. Hay dos versos paralelos cuando menciona a sus padres. Su negativa está bien fundamentada: nunca una joven de la época podría dejar entrar a su enamorado a la casa por la noche sin permiso de los padres. Él le responde con otros dos versos paralelos, donde también se juega con el contraste afirmación/negación: si no es hoy, no será nunca. Agrega el vocativo “querida”, que termina de ubicarla para el lector como su amada. La muerte sería vida si logra estar con ella: aparece el móvil de su visita, que es un intento de salvación a través del amor.

La propuesta de la chica implica riesgos, porque la vía directa (puerta) es imposible. La ventana es alta. Ella va a su habitación de labores domésticas (típicas de una mujer medieval) y le echa “un cordón de seda”. Cordón da idea de fuerza, pero la seda ya anticipa el final, al ser un material frágil. “Subas arriba” es un pleonasmo. Las trenzas eran en esa época símbolo de la pureza y la virginidad de la mujer: ella haría cualquier sacrificio por salvarlo, incluso el de su cabello (que sería metáfora de su reputación, su “buen nombre”).

La fina seda se rompe”. El adjetivo “fina” puede aludir al lo lujoso o a lo frágil. La ruptura del cordón simboliza la separación entre vida y muerte. No hay detalles de la caída, simplemente llega la muerte reclamando que su tiempo ha expirado. El final queda trunco, como es común en los romances, y el destino del enamorado se cumple pese a su intento de salvarse. Entre el amor y la muerte, esta última es la que gana, y se lleva al enamorado.


2.3: “ROMANCE DEL PRISIONERO”



El poema es un romance (por la estructura, porque es fragmentario, usa diminutivos, hay cambios de tiempos verbales, es lírico y narrativo). Se conocen varias versiones; en algunas hay más sucesos y la extensión es de 26 versos más, pero la más conocida es la breve, que consta de solo 16 versos.

En su estructura podemos dividirlo en dos partes: al principio describe el mundo exterior, y luego se centra en la situación del prisionero. La última parte quizás se puede a su vez dividir en dos momentos: descripción de su situación y narración de lo ocurrido al avecilla.

El tono es triste, de lamento. Los temas son la soledad, el dolor, el encierro.

Al comienzo nos ubica en la primavera de España. El primer verso comienza con un “que” declarativo, que es propio de España, y también sugiere un discurso ya comenzado. Se reitera el mes, le da musicalidad y afirma la idea de que va a recordar. “La calor” es un arcaísmo: hoy no es correcto usar el femenino para “calor”.

Destaca el color y aroma de la vegetación, a la vez que los trigos nos llevan a la idea de alimento. Los dos versos son paralelos. Los trigos encañan, crecen, y los campos florecen. Da idea de vida, color, vitalidad, propios de la primavera.

Las aves dialogan; se comunican. Esto contrasta con su soledad. No en vano nombra un ave denominada en femenino y otra en masculino: nos prepara para la mención del amor en los versos siguientes. Va describiendo el mundo a través de diferentes sensaciones: el calor, lo visual, los sonidos. Hay una anáfora al reiterar el comienzo “cuando”. Los enamorados “van a servir al amor”, como si lo obedecieran. Fue planteando todo lo que le falta, en orden de menor a mayor importancia: hay una gradación, una enumeración con un fin en concreto. El recuerdo se va acercando a lo peor que le sucede: la soledad, la falta de pareja, de amor. Todo en el mundo está en plural, excepto él, que está solo.

La segunda parte del poema se centra en el yo lírico. “Sino” funciona como nexo entre una parte y la otra. Es una conjunción adversativa, tiene el sentido de un “pero”, “en cambio”. El afuera en primavera es vida, comunicación, amor, el adentro es oscuridad, encierro, soledad. “Triste” y “cuitado” son redundantes, significan lo mismo. “Cuitado” implica que tiene penas, problemas. No tiene noción del tiempo, y al decirlo sugiere que vive más bien en una eterna noche, porque la menciona en plural: es de día/las noches son. Recordemos que las prisiones medievales muchas veces eran en las mazmorras (subterráneos) de los castillos, y que no había nadie que asegurara que los prisioneros recibieran un trato digno. El poema no da detalles de dónde está, por qué, desde cuándo o hasta cuándo.

La avecilla aparece como su único contacto con el mundo exterior, su esperanza de comunicación con alguien. “Me cantaba” implica que la siente cercana, necesita que otro lo reconozca, sepa de su existencia, le dé su condición de ser humano. El albor, el amanecer, sugiere la luz, la esperanza. Los dos versos finales vuelven a sumergir al prisionero en la noche eterna y la soledad absoluta. “Matómela un ballestero”: él siente que es una acción cometida contra él, como si fuera el dueño de a avecilla. Es un ballestero, cualquiera, no importa quién, pero le desea un castigo. Dios debería castigar al acto de crueldad de dejarlo otra vez sumido en la total soledad y oscuridad. El final es trunco: termina dejando al lector con dudas y preguntas, como todos los romances.



3. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER: “LOS OJOS VERDES”


(buscar vida y obra del autor)

3.1: Romanticismo

La palabra “romanticismo” puede entenderse en más de un sentido. Por un lado, se refiere a un estado de sensibilidad y jerarquización de los sentimientos. Por otro, alude a un fenómeno artístico concreto: es en este sentido que la utilizaremos aquí. El Romanticismo fue un movimiento de ideas, una forma de concebir al arte que marcó al siglo XIX y cuya influencia perdura en algunos aspectos hasta nuestros días. 



CARACTERÍSTICAS  El romanticismo presenta una serie de características íntimamente relacionadas unas con otras y que se condicionan entre ellas.



INDIVIDUALISMO.  El hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto a los demás, y afirma constantemente ese “yo” frente a lo que le rodea. En algunos casos llega a sentirse superior a todo lo otro: exalta su propia sensibilidad, sus emociones, su genio, así como también su desgracia o su infelicidad.

EGOCENTRISMO. Todo va a girar alrededor del yo, por lo tanto frecuentemente habla el romántico en primera persona, a menudo protestando por la incomprensión de su sociedad, por el desconocimiento de su genio individual.

DESENGAÑO. El choque entre el yo romántico y la realidad que no da satisfacción a sus anhelos e ideales produce en el artista romántico un hondo desengaño, un cansancio vital que lo lleva a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas y religiosas.

LIBERTAD. Hay una exaltación de la libertad; sólo en libertad se alcanza la plenitud. Un poeta español del siglo XIX, Larra, afirma: “libertad en la literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa de la época.” En el arte, la libertad está vinculada con lo formal, la negación a dejarse limitar por reglas. En la vida cotidiana, tiene que ver con un estilo libre y desprejuiciado de vivir, conocido en general como “bohemio”. 

SUBJETIVISMO.  Frente a la razón se levanta la bandera el sentimiento, de ahí la importancia de emociones, sueños y fantasías. El hombre romántico profundiza minuciosamente en sí mismo o en sus personajes. Su actitud de búsqueda interior lo lleva a descuidar el mundo que lo rodea y refugiarse en lugares solitarios.

SOLEDAD. El gusto por la soledad se convierte en uno de los temas románticos por excelencia. Esto justifica la preferencia por lugares solitarios como castillos, cementerios, espacios apartados y recónditos. La soledad del romántico nace también de su individualismo, de la afirmación de su yo; en este sentido la soledad produce también dolor y lo lleva a ansiar la integración, la comprensión de los otros, el amor.

IRRACIONALISMO. Se niega que la razón pueda explicar por completo la realidad. Se abandona la idea de que existan verdades fijas e inmutables que puedan ser descubiertas. Este rechazo por la razón y lo racional explica la preferencia de los románticos por lo sobrenatural, lo mágico y misterioso. Tal vez ligado a esto se produce un retorno a la religiosidad.

LA NATURALEZA. Frente a la Naturaleza artificiosa del Neoclasicismo, el artista romántico representa la naturaleza en forma dramática, en movimiento, con preferencia por la ambientación nocturna. Opone al orden, a la mesura y la armonía neoclásicos, el desorden y la falta de proporción. La Naturaleza se identifica con los estados de ánimo del creador, es como una proyección de sus sentimientos y a la vez está por encima de todo, lo que deja traslucir cierta concepción panteísta del universo.

EVASION. Para escapar de ese mundo en el que no encuentra cabida su idealismo extremo, el romántico opta por escapar de la realidad inmediata que no le gusta. Esa evasión puede conducirlo a épocas pretéritas, como la Edad Media, o a lugares lejanos y exóticos, como Oriente o América. La fantasía funciona siempre como forma de evasión de la realidad para el hombre romántico.

EL MAL DEL SIGLO. El romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo que da lugar a una desazón vital. Se habló del “mal del siglo” para referirse a ese estado de ánimo propio de los románticos, compuesto por melancolía, tedio de vivir, insatisfacción, desconsuelo. A veces esto constituía una postura, con más de fingido que de auténtico, como una especie de moda.



3.2: Análisis del texto



Se publicó en 1861, en el diario español “El Contemporáneo”. 

El autor plantea que se trata de una leyenda, pero no lo es del todo. Sí coincide en que es misteriosa, con algo de magia y ubicada en un pasado impreciso, pero no lo es porque se transmitió por escrito y conocemos al autor. 

El título es emblemático, porque anticipa algo de su contenido. 

El narrador al principio es interno y está en primera persona, pero luego pasa a ser externo, en tercera persona y omnisciente (conoce todo sobre los personajes). 

Se ubica en un tiempo impreciso, en la Edad Media (por el tipo de cacería, por usar la ballesta como arma,  por los nobles en castillos, por el lenguaje antiguo). La acción dura unas semanas o a lo sumo un par de meses.

Nombra lugares reales de España (Moncayo, que es una montaña, y la provincia de Soria) y otros ficticios (la fuente de los álamos, el castillo de Fernando). 

Hay tres personajes. Fernando es un joven noble, valiente, cazador, un tanto soberbio y al comienzo maleducado, que llega a destratar a su sirviente Íñigo delante de otras personas. Luego cambia, y es más bien un hombre enamorado y solitario. Es el hijo mayor de un marqués y vive en un castillo. Se enamora del espíritu de la fuente y arriesga todo por ella. Muere por ese amor imposible. Íñigo es un montero, es el que comanda las partidas de caza. Lleva 40 años en ese trabajo, conoce el lugar a la perfección y quiere mucho a Fernando, a quien ha visto nacer. Es modesto y tranquilo, representa la voz de la razón y la sabiduría de un anciano. Conoce las tradiciones y respeta las supersticiones. La mujer de la fuente es la única que se describe físicamente: es bella, rubia, de ojos verdes como esmeraldas, de rizos, con ropas sueltas que llegan hasta el agua y una voz parecida a la música. Confiesa ser un espíritu, vive en el agua y ofrece a Fernando un amor diferente, según ella superior, si se atreve a lanzarse a la fuente. Parece ser una “ondina”, un espíritu del agua que protege su lugar e impide que otros la ensucien, castigando a quien pasa con la muerte. Este tema no es nuevo, ya había relatos sobre este tipo de seres antes de que Bécquer hiciera la leyenda. 

Algunos elementos de análisis: 

El texto comienza con una breve introducción contada en primera persona. Allí se plantea que la idea de la leyenda se origina en el título y que esos ojos verdes quizás fueron soñados por el narrador (no se sabe, es misterioso). Hay algunas metáforas, como: “dejar a capricho volar la pluma” (idea de libertad, de espontaneidad), “boceto de un cuadro” (como si fuera una primera versión del cuento), ojos que son “pintados” (descriptos). Recordemos que Bécquer fue pintor, como toda su familia. Describe los ojos con una larga comparación con la lluvia: eso se llama “símil”, y ya relaciona a los ojos con el agua desde un comienzo. 

La parte 1 cambia a un narrador externo y nos ubica en una cacería. El lenguaje se hace más antiguo, con palabras difíciles. Comienza con un diálogo: Íñigo cuenta que el ciervo está herido y va a morir, pero sorpresivamente toma un camino que, si no lo interceptan, lo hará morir sin que los cazadores lo atrapen, porque es el camino a un sitio prohibido, la fuente de los álamos. Elogia a Fernando como buen cazador, quizás exagerando un poco. Es su primera expedición de caza. Se trata de una cacería importante, con perros, caballos, trompetas, sirvientes, todo para que el señor feudal (Fernando) se luzca. Íñigo da una serie de órdenes para evitar que escape el ciervo, y eso se ve en una acumulación de acciones: córtenle el paso, animen a los perros, suenen trompetas… El sonido de las trompetas se expresa como un “bramido”, que es el sonido de un animal; hay una animación, como si se les diera vida. El “pero” del siguiente párrafo marca el fracaso del intento de cortarle el paso al ciervo. Se escapó “rápido como una saeta” (comparación). A continuación todo se detiene. En el texto se marca con una serie de acciones precedidas por la conjunción “y”: este recurso literario se llama polisíndeton.

Una vez que todo se detiene aparece el protagonista. Fernando es presentado a través de dos metáforas, como “el héroe de la fiesta”. Es el hijo mayor de los marqueses de Almenar, es decir, el heredero de sus posesiones y título. Muy enojado y sorprendido le habla mal a Íñigo por haber dejado escapar al ciervo. El montero le explica el motivo, mencionando al espíritu del mal que habita en la fuente, espíritu que castiga con la muerte al que pase por ahí. El joven no acepta el peligro, y plantea que el ciervo (su primera presa en una cacería) le importa más que toda la riqueza de su familia e incluso más que la paz de su alma (que dice que la perdería ante el diablo antes de dejar escapar al animal). Llega a amenazar al montero, que al final lo deja ir. Todos quedan preocupados por él, e Íñigo al final plantea que ahora ya no lo puede ayudar, y que su destino está en las manos de dios.






4. ANÓNIMO: “LAZARILLO DE TORMES”


4.1: Información de la época y la obra



Es una novela, un relato extenso en prosa en el que intervienen personajes y se desarrollan sucesos en un marco social determinado. Esta obra se ubica en España a mediados del siglo XVI, durante el reinado de Carlos V. 

Podemos encontrar en esa época distintos tipos de novelas:
a) NOVELA DE CABALLERÍA: es la que narra las hazañas de un héroe joven, noble y hermoso, que resulta casi invencible frente a cualquier enemigo, ya sea humano, mago o monstruo. Está por lo general enamorado de una hermosa y virtuosa dama, a quien dedica sus triunfos.
b) NOVELA SENTIMENTAL: tiene por tema el relato de los amores apasionados y trágicos de una pareja, que logra vencer dificultades casi insalvables para llevar a buen término sus sentimientos.
c) NOVELA PASTORIL: también hay un tema amoroso, pero lo más importante es el marco natural en que se ubican los personajes, paisaje muy armónico y pacífico, con pastores cultos, que cantan a sus amadas en bellas poesías.
d) NOVELA PICARESCA: es en cierta forma la antítesis de las otras, ya que habla de problemas tan reales como el hambre, la hostilidad del mundo, la soledad del individuo. Se trata de un género nuevo, propio de España.
Las novelas picarescas son autobiográficas, el propio protagonista cuenta su historia. El pícaro es un ser tan insignificante (socialmente hablando) que no tiene alguien que se ocupe de contar su vida, a diferencia del héroe caballeresco que siempre tiene alguien que cuenta sus hazañas.
Estas novelas se presentan como una sucesión de episodios, y tienen como personaje central a un muchacho que pasa por muchos amos y atraviesa una serie de conflictos resueltos con humor. No hay grandes pasiones, y su protagonista es con frecuencia antiheroico. Se define al pícaro como unmuchacho de familia pobre, que por alguna razón queda solo y debe defenderse a sí mismo, no tuvo educación, a veces anda en malas compañís y se gana la vida como puede. Pide limosna, realiza trabajos temporales, va de ciudad en ciudad, muchas veces a las órdenes de un amo. La necesidad de vivir lo hace caer en pequeños delitos, muchas veces por hambre, pero sin ejercer violencia física contra otras personas. Por lo general no quiere cambiar esa vida, prefiere ser nómade y sin reglas antes que tener un trabajo y lugar fijo donde vivir.
“Lazarillo de Tormes” no coincide en todos los aspectos porque él trata de cambiar su suerte, y se siente feliz cuando lo logra. Esta novela no es una típica obra picaresca sino un antecedente de la misma. En “Lazarillo” la visión pesimista es menos fuerte, aunque hay un fondo trágico que el humor no puede borrar. Lázaro es simpático, con una alegría de vivir típicamente renacentista.


El título es “Vida de Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades”. En cuanto a la fecha, se supone que tuvo una primera edición en el año 1553, que no se ha conservado. En 1554 se edita la obra en tres ciudades, y cinco años más tarde se prohíbe su circulación en España, aunque muchos ejemplares entraron por los países limítrofes. En 1573 se publica “Lazarillo castigado”, una versión censurada de la obra, sin los fragmentos que más criticaban al clero, y no volvió a ser editada completa hasta el siglo XIX. La fecha de composición (cuándo fue escrita) es incierta, pero en el texto se menciona la batalla de los Gelves, contra los moros (que fue en 1510 o 1520) y las cortes de Toledo (en 1525 y 1538).


El autor de la obra prefirió ocultar su identidad, no se sabe con certeza quién fue. Quizás fuera un político o religioso que no quiso arriesgar su prestigio, o alguien temeroso de las consecuencias por algunas críticas a la Iglesia que allí aparecen. Hubo escritores que hicieron continuaciones para la obra, incluso en pleno siglo XX.


En cuanto a la estructura, la novela cuenta en primera persona la vida de un joven que pasa de amo en amo, desde su infancia hasta su juventud. La obra está desarrollada como una sucesión de episodios de desigual extensión. Se organiza en siete tratados y un prólogo (aunque esta división no estaba en el texto original) y su unidad se asegura por el personaje central, siempre presente. Los amos sirven para presentar a distintas clases de personas de la época: mendigos, curas, nobles empobrecidos, etc.


El argumento de la novela muestra el estado de miseria y deshonor al que las circunstancias habrían conducido a Lázaro. Los tres primeros tratados están centrados en el tema del hambre y últimos tienen en común el deseo de ascenso social y el paralelo descenso moral del protagonista. Lazarillo va madurando y perdiendo ingenuidad a lo largo de la obra, hasta terminar en el desilusionado conformismo del final, cuando acepta una situación indigna al ser engañado por su esposa –si bien nunca lo reconoce abiertamente- con el jefe de ambos, el Arcipreste de San Salvador, a cambio de casa, ropa y trabajo.
El estilo en este libro es sobrio, las descripciones y los diálogos son sencillos, sin elementos fantásticos. La novedad de la obra estaba en el uso de la primera persona: toda la novela parece ser una carta dirigida a alguien a quien el protagonista llama “vuestra merced”. Lázaro no cuenta toda su vida, sino aquello que quiere mostrar para explicar (y justificar) su forma de vivir.


4.2: Análisis del texto


Lazarillo de Tormes, tratado 1: análisis literario (copiado de http://literaturacuarto.blogspot.com/)


El título del tratado nos aporta algunos datos sobre lo narrado en este capítulo. Primeramente tenemos la mención del personaje protagónico por medio del nombre, luego dice que dirá quiénes son sus padres, “cuyo hijo fue” y que contará su vida. En realidad, en este tratado contará su nacimiento y el comienzo de su vida de pícaro.
El relato comienza con un “pues” que establece la relación con el Prólogo que lo antecede y nos hace notar la continuación de un razonamiento. Sus palabras tienen un destinatario, que desconocemos y a quien trata con respeto: “vuestra merced”.
El primer dato que aporta es el de su nombre, o más bien cómo le dicen ya que indica “ a mi llaman Lázaro de Tormes”, no sabemos si es nombre o sobrenombre. El mismo tiene reminiscencias bíblicas y relación con su primer oficio: ser guía de un ciego (definición de lázaro). El segundo dato que aporta es el lugar de origen, Tormes. La forma en que el dato nos es presentado tiene relación con la forma en que lo hacían los protagonistas de las novelas de caballerías, notándose cierto dejo irónico, dado que su vida y nacimiento nada tienen que ver con la de un héroe caballeresco. El sobrenombre “de Tormes” lo toma por haber nacido en dicho río, relato que hace en forma muy veloz, como su propio nacimiento, contando este hecho sin detalles: “preñada de mi, tomóle el parto y parióme allí”
Posteriormente nombra a sus padres, de quienes nos dice sus nombres y su lugar de origen. Interesa resaltar la sencillez de dichos nombres: Tomé González y Antona Pérez. Son nombres comunes, de un solo apellido que indican que no son personas de alto nivel social.
Se menciona que su padre trabaja como proveedor de un molino, “fue molinero durante quince años”. Al recordar el hecho y mencionar al padre se observa una anticipación de que cometió alguna falta al decir: “Mi padre, que Dios lo perdone”.
Luego del nacimiento salta, cronológicamente, hasta la edad de ocho años, lo cual gana en verosimilitud porque es la edad de la memoria y es creíble que el protagonista recuerde lo que sucedió: el apresamiento de su padre. La frase utilizada es que “achacaron a mi padre” lo cual indica, por un lado cierta duda si realmente realizó o no el delito y por otro la inocencia de un niño de ocho años. El delito se describe como “sangrías” utilizando el término popular que hace referencias a los cortes de cirujanos o barberos para aliviar dolores. Estas sangrías (simetría con el padrastro y con él mismo que también las realizan) hechas por el padre fueron “mal hechas” observándose la ambigüedad del lenguaje ya que el término alude a que fue descubierto y por otro lado señala una falta moral. A partir de allí las acciones son sucesivas y la utilización del polisíndeton cumple la función de marcar la rapidez con la que se realizaron. Se afirma, “confesó e no negó”, recordando la figura de Cristo y posee reminiscencias bíblicas (San Juan y San Mateo). Asimismo se señala que “padeció persecución por justicia”, se apela al doble sentido ya que se procura hacer referencia a la Justicia como valor, pero su sentido lineal referiría a los ejecutores de la misma. Su castigo es el destierro, lo que lo aleja de su familia, “por el desastre ya dicho”, observándose nuevamente la ambigüedad del lenguaje dado que el término desastre puede aludir por un lado al acontecimiento familiar y por otro al desastre de la armada de la expedición de Gelves. Al ser desterrado pasa a servir a un caballero y su función es la de cuidar las mulas de carga “acemilero” y por éste motivo debe seguir a su señor cuando este va a “cierta armada contra los moros”. La muerte le llega como “leal criado”, observándose un tono irónico dado que se apunta a la situación desvalida de los sirvientes de los caballeros, que aún sin desearlo debían acompañar a sus amos en las batallas.
Al morir el padre (“feneció su vida”) hecho que parece no despertar emociones en Lázaro, tal vez por la edad que tenía cuando la separación; su “viuda madre” se ve “sin marido y sin abrigo”, es decir necesitada de protección. Por este motivo decide “arrimarse a los más buenos” consejo que seguirá Lázaro en el Tratado VII que tiene corte popular.
Está decisión trae aparejada un gran cambio en la vida de ambos ya que emigran del campo y “vínose a la ciudad” (se observa cómo el futuro de Lázaro se encuentra en la manos de su madre, ella es quien realiza las acciones). Allí alquila una “casilla” diminutivo que da cuenta de la pobreza así como del tamaño. Se hace presente nuevamente el polisíndeton “y” para referirse a lo rápido de las acciones. Debe salir a trabajar y se dedica a “guisar de comer a ciertos estudiantes” y a lavar. El adjetivo “ciertos” alude a la mala fama de éstos, tan lejano de su intención de acercarse a los buenos. Estas labores la llevaron a “ir frecuentando las caballerizas”, frase llena de ambigüedad. El gerundio “frecuentando” y la noción de lapso temporal que implica es complementado con la alusión de que ella y un hombre “vinieron en conocimiento” refiriéndose a la dupla necesidad/ocasión y al sentido bíblico de estrechar relaciones (relacionamiento sexual)
Este hombre era un “moreno de aquellos que a las bestias curaban”, la tarea que desempeña nos indica lo descendido que se encuentran en la escala social. La relación del moreno con Lázaro se presenta como una evolución evidenciada a través de los calificativos empleados para con el hombre: inicialmente se habla del temor que surge por un elemento objetivo su color y por uno subjetivo el “mal gesto”; en un segundo momento ese miedo es cambiado por cierta simpatía ya que desde los ojos de niño se ve cómo la situación mejora por los alimentos que el mismo trae (“vi que con su venida mejoraba el comer”) y por último surge el cariño supeditado a su estómago “fuile queriendo bien”, el gerundio muestra la transformación gradual. Desde aquí ya se observa el hambre como motor de la acción y de la afectividad.
De la relación entre la madre y el Zaide nace un “negrito muy bonito”. Lázaro ha asumido al moreno como padrastro y el nacimiento de un hermano le produce alegría e incluso ayuda a cuidarlo. Se narra un hecho gracioso relacionado con el color del Zaide, y que da lugar a una reflexión sarcástica del pícaro adulto o del converso: “cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros, porque no se ven a si mismos”; y que se ve complementado con el posterior comentario de la falta del padrastro en tanto “esclavo del amor” con la de los frailes y los clérigos.
Por primera vez nombre al moreno “Zaide” (Señor en árabe, irónico nombre para un esclavo. Se enumeran los alimentos que hurtaba Zaide que era para alimentar a las bestias, observándose un robo por necesidad. También se presenta la justificación de dicho robo mencionando por primera y única vez en el texto al amor, “pobre esclavo del amor”. Dos son los castigos que recibe el moreno, por un lado físico “azotaron y pringaron” y por otro afectivo ya que es separado de su familia. Segunda separación para Lázaro por similar motivo. El propio niño es interrogado y en su inocencia confiesa, su madre es amenazada y se aleja para por un instinto de supervivencia (“soga tras el caldero”) y para cuidarse de las “malas lenguas”.
Se hace uso en este caso de la elipsis narrativa reduciendo los hechos a unos pocos datos relevantes, por ejemplo la mención del mesón de la Solana y que allí terminó de criar a sus hijos y cómo su hijo mayor la ayudaba en sus tareas. Hasta aquí se extiende la apertura del Tratado I.
En esta situación, trabajando en el mesón, es que lo encuentra el ciego. Este personaje es típico de las novelas picarescas, vive del engaño con oraciones destinadas a distintos usos que muestran su falsa religión y cuya característica principal es la avaricia. Este personaje será determinante en la vida del protagonista ya que es quien lo introduce en condición de pícaro.
Al ser pedido a la madre para “adestralle”, como compañía, esta no duda y asiente inmediatamente, “me encomendó a él”; para convencer al ciego que ha hecho una buena elección la madre menciona el origen de Lázaro de forma irónica: su padre fue un “buen hombre” y murió cierto en la de Gelves, pero no para “ensalzar al fe” sino porque estaba obligado a ir, completando la ironía al referirse a Lázaro: “no saldría peor que mi padre”. La función de la madre queda en este momento delegada y ella mismo lo llama “huérfano”, procurando mover a piedad al ciego. Este responde con aparente afectividad y afirma que lo va a tratar “como a un hijo”, sarcasmo que le funciona con la madre. Así Lázaro se unirá a su “nuevo y viejo amo” (antítesis, expresión binaria su relación con el ciego es nueva pero éste es un anciano)
Cuando Lázaro se despide de su madre, ésta le da los últimos consejos al enmarcar el futuro de la relación entre ellos “no te veré más” y le pide que sea “bueno” término que refiere tanto a lo moral como a lo social, recordándole su misión de “arrimarse a los buenos”. Lo encomienda a Dios y no al ciego. Esta intervención muestra que la afectividad no es característica de los personajes madre/pícaro en la novela picaresca. Aunque no tiene la certeza, le dice a Lázaro, con “buen amo te he puesto” aludiendo posiblemente a la bondad por un lado y por otro a que ayudará a su hijo de salir de la pobreza. Se despide dándole un último consejo, “válete por ti mismo” lo prepara para la soledad y los peligros que vivirá. El protagonista se aleja de su madre y de Salamanca comenzando una nueva vida.


5. ANA MARÍA MATUTE: “LA CONCIENCIA”


Buscar vida y obra de la autora. Analizar el tema del cuento, cómo es el título, describir a los personajes y tratar de determinar qué secretos se sugieren o explicitan en el cuento.



6. MARIO BENEDETTI: “NIÑOQUEPIENSA”


Buscar vida y obra del autor.

Se trata de un texto escrito en un lenguaje sencillo, sin muchos recursos literarios. Algunos términos o expresiones pueden resultar difíciles de entender, pero es porque han caído en desuso, no porque originalmente fueran complicados.

El cuento fue publicado originalmente en el semanario Marcha en 1956.

Además de la falta total de signos de puntuación (excepto el punto final), llama la atención el uso muy frecuente de la conjunción copulativa “y”. Con esa reiteración tal vez se busca dar mayor fluidez al discurso, a la vez que se imita el lenguaje infantil, que suele no tener conectores más complejos. Este es un recurso literario, una reiteración intencional por parte del autor, y se llama “polisíndeton”. La forma de denominar a sus progenitores oscila entre “el Viejo”, “la Vieja” y los

más afectuosos “Papá” y “Mamá”. Al referirse a la madre la mayor parte de las veces usa la forma más afectuosa, en cambio al padre la mayor parte del tiempo lo llama “el Viejo”. Su familia parece ser la típica familia de clase media o media/baja de los años 50', donde el padre es quien sale a trabajar y toma las decisiones, en tanto la madre se queda en el hogar y solamente actúa como mensajera, al contarle las travesuras que hizo el niño durante el día.

El protagonista no manifiesta sentirse muy molesto al comienzo de la penitencia: está “despatarrado en la cama”, “como un rey”, no le importa quedarse sin flan porque lo comerá mañana “y es mucho mejor comerlo frío”: su forma de no asumir la penitencia es declarando que no la sufre. A medida que pasa el tiempo se empieza a aburrir, quiere ir al baño, y eso lo lleva a ir planeando pequeñas venganzas. Esto comienza cuando se da cuenta de que no sabrá por ahora el resultado del partido, porque está en cerrado y a oscuras.

Hay varias alusiones políticas en el texto: se menciona al “Tacho” (dictador de Nicaragua), a “la quince” (una lista política del Partido Colorado), por ejemplo. En el texto hay varias veces reiteraciones de palabras seguidas: “memato memato memato” (uniendo allí dos palabras), o “aburrido aburrido aburrido”, entre otras. Los episodios (radioteatros) son escuchados por mujeres de clase media o baja (como la madre del niño y la vecina), pero sus personajes y ambientes son declase alta: hay allí una institutriz, un mayordomo, un conde… Aparece la fascinación por lo que no se tiene, el gusto por lo lujoso, que también vimos antes como característica de los romances.

Los planes de “venganza” son típicamente infantiles: romper cosas hacer lo que ahora no le es permitido. El chiste final se da ante la posibilidad de intromisión del niño en la vida adulta, revelando opiniones del padre ante la autoridad, en este caso su jefe. Hay allí un deseo de meter al padre en problemas, pero también una inconsciencia infantil, producto del desconocimiento de lo que significa el último término mencionado, así como la falta de previsión de las consecuencias que esta “revelación” podría acarrearle al padre. Obviamente, este es un texto humorístico, y el dejar para el final la palabra “cornudo” lleva a la risa final por parte del lector.