INFORMACION GENERAL SOBRE
CERVANTES Y “DON QUIJOTE”
Se conoce como “Siglos
de oro españoles” a un período de florecimiento artístico y
cultural que abarca los
siglos XVI (Renacimiento) y XVII
(Barroco), recordados por el español de hoy a la vez con orgullo (por el
esplendor artístico, por la unificación nacional) y vergüenza (por la rígida
diferenciación de clases y el racismo existentes entonces). El Renacimiento es una época de resurrección de las
ideas y formas de la Antigüedad clásica, con influencia de la Edad Media y el
cristianismo. Adquieren gran importancia las universidades y florecen los
“mecenas”, protectores de los artistas. Se quiere restaurar el ideal educativo
de la Antigüedad, que apuntaba a formar al hombre en forma integral, atendiendo
por igual lo físico, moral, intelectual y artístico. Es una época de optimismo, se piensa que el universo está
a disposición del ser humano, que se cree capaz de dominarlos racionalmente. La
confianza en el poder de la razón explica la idea de progreso propia del Renacimiento: se considera que el
saber puede hacer cada vez mejor al hombre. La literatura del Renacimiento en general busca la perfección, el orden,
la claridad, sencillez, equilibrio y simetría.
El siglo XVII fue extraordinariamente turbulento en
toda Europa; hubo guerras, enfermedades, malas cosechas, hambre, calamidades
diversas. Es el período llamado “Barroco”.
No se produce una ruptura con el Renacimiento, sino una continuidad y evolución.
Es en general visto como confuso, caprichoso y falto de reglas. Hay una actitud
de angustia y decepción, por oposición a la euforia renacentista. La conciencia
de fugacidad de lo terreno está en la idea barroca por excelencia: el
desengaño. El mundo aparece como caos, desorden y confusión. La vida está
presidida por la idea de la muerte,
vivir es sólo un breve tránsito entre la cuna y la sepultura. El tiempo lo
destruye todo, la realidad es simple ilusión y apariencia.
España se encuentra unificada en lo político (monarquía), en lo religioso (catolicismo) y
en lo lingüístico (castellano),
pero esa unidad es todavía precaria, inestable. Pese a las riquezas que llegan de América, los gastos de las
continuas guerras llevaron a la pobreza, los campos se van despoblando y
aumentan los impuestos. Hay numerosas guerras, epidemias, decaen la
agricultura, la industria y el comercio. La miseria se extiende entre las
clases populares, que abandonan el campo y buscan la supervivencia en las
grandes ciudades, en las que crece alarmantemente el número de desempleados,
mendigos, pícaros y ladrones.
“El arte
barroco sustituye la serenidad y severidad del arte clásico por un arte
acumulativo que busca impresionar los sentidos y la imaginación con estímulos
poderosos e inusuales”. Apunta al entendimiento a través de imágenes
brillantes, agudezas y juegos de conceptos, pero también apunta al sentimiento,
excitando la admiración, el terror, la compasión y sorpresa del lector. Se
caracteriza por el gusto por lo irregular, lo complicado, detallado,
sobrecargado, la exageración, las ambigüedades, los contrastes y las ironías. Se
publican listas de libros prohibidos y se censura previamente cualquier
publicación. La Iglesia y el Estado tienen un fuerte control de todos los
asuntos humanos, incluyendo el arte.
Podemos encontrar en la época distintos tipos de novelas:
a) DE
CABALLERIA: narra las hazañas de un héroe joven, noble y hermoso, enamorado
de una hermosa y virtuosa dama, a quien dedica sus triunfos, que resulta casi
invencible frente a cualquier enemigo, sea humano, mago o monstruo.
b) SENTIMENTAL:
relata los amores desventurados, apasionados y trágicos de una pareja que logra
vencer dificultades casi insalvables para llevar a buen término sus
sentimientos.
c) PASTORIL:
también hay un tema amoroso pero lo más importante es el marco natural en que
se ubican, paisaje muy armónico y pacífico, con pastores cultos, que cantan a
sus amadas en bellas poesías.
d) PICARESCA:
es la antítesis de las otras, ya que habla de problemas tan reales como el
hambre, la hostilidad del mundo, la soledad del individuo. Se trata de un
género nuevo, auténticamente español. Las novelas picarescas son relatos aparentemente autobiográficos,
es decir que es el propio protagonista el que cuenta su historia. El pícaro es
un ser tan insignificante, socialmente hablando, que no tiene alguien que se
ocupe de contar su vida, y él debe tomar la palabra. Por contraste, el héroe
caballeresco siempre tiene un biógrafo, alguien que conoce toda su biografía.
CERVANTES Y “DON QUIJOTE DE LA MANCHA”
Su obra comprende poesía lírica, narraciones y obras
dramáticas. De su poesía lírica se conservan unas 38 composiciones. Para el
teatro escribió comedias, tragedias y entremeses (obras breves, con asuntos cotidianos
y un lenguaje cercano y gracioso). Sus narraciones son sus obras principales;
en ellas se destacan novelas pastoriles (“La Galatea”), caballerescas (“Don
Quijote”), de aventuras (“Los trabajos de Persiles y Segismunda”) y una serie
de doce novelas breves, de intención moralizante, que llamó “Novelas
ejemplares”.
Desde la publicación en España de la novela de
caballerías “Amadís de Gaula”, los lectores comenzaron a deleitarse con las
historias de caballerías, grandiosas, aunque inverosímiles. Cervantes les
critica su falta de enseñanza, de verdad histórica, de verosimilitud, y su
estilo artificioso, por lo que las parodia en “Don Quijote”. Allí hay también
personajes y situaciones propios de la novela pastoril y picaresca, pero él no
se burla de ellos, tal vez por sentirlos más cercanos espiritualmente. A partir
de la derrota de la Armada Invencible (en 1588) se inicia en España un
sentimiento de fracaso generalizado: ya no existe la esperanza de un dominio
español mayor. Las novelas de caballerías que satiriza Cervantes en el Quijote
habían sido leídas por hombres que creían posible la mayor grandeza, pero este
es un tiempo de desengaño, de choque entre la realidad y lo soñado.
“El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”, obra maestra de su autor, es el
origen de la novela moderna. Tal vez fue en prisión que comenzó a escribirla,
ya que afirma que “se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad hace su
asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”, si bien esto puede haber
sido dicho en sentido metafórico.
La primera parte, de 1605, comienza con una
dedicatoria al duque de Béjar (protector de Cervantes), seguida de un prólogo
donde el autor plantea una crítica contra ciertos escritores de su época, deseosos
de mostrar su cultura. Era frecuente que las obras aparecieran acompañadas por
elogios de personas importantes, y Cervantes afirma que, al no tenerlos, un
amigo le aconsejó inventarlos. Por eso a continuación hay una serie de poemas
dedicados a Don Quijote, a Dulcinea, a Sancho, firmados por personajes de
ficción, que terminan con un diálogo en verso entre el caballo del Cid y el de
Don Quijote. La narración propiamente dicha consta de 52 capítulos, en los
cuales se relatan dos salidas del personaje, una en la que va solo y otra en
que es acompañado por Sancho como escudero. Este último es el complemento
perfecto para el idealismo de Don Quijote, ya que es un personaje práctico, que
sólo cree lo que ve, con lo cual la percepción de la “realidad” no siempre es
la misma para los dos. Otros personajes, como el cura y el barbero, reaparecen
en distintas partes de la novela, y hay gran cantidad de personajes episódicos.
En cuanto al origen de la historia, si
bien Don Quijote es un personaje de ficción, se habló en la época de casos de
personas que perdieron el juicio por leer novelas de caballerías y que podrían
haberlo inspirado.
En 1614, mientras
Cervantes estaba escribiendo la segunda parte de la novela, aparece una “continuación”
de la misma, firmada por Fernández de
Avellaneda, seudónimo de un autor que no se dio a conocer. Es una versión
inferior, con un Quijote antipático y empequeñecido, sin mayor éxito, que
motivó a Cervantes a desmentirlo reiteradas veces en su segunda parte, que
aparece en 1615. Esta está dedicada al Conde de Lemos, otro protector, y consta
de 74 capítulos y una sola salida del personaje, con un estilo más trabajado y
con mayor unidad de composición. Termina con la muerte del personaje, para
evitar continuaciones posteriores.
Cervantes aparece como
recopilador de distintas tradiciones. Afirma la existencia de autores que
escribieron sobre el Quijote, para darle verosimilitud, y a partir del capítulo
9 dice apelar a un supuesto manuscrito árabe, de un tal Cide Hamete Benengeli,
que parece agotarse en la primera parte, pero reaparece sin explicaciones en la
segunda. Benengeli significa “hijo de ciervo”, lo que coincide sugestivamente
con el apellido del autor, Es como un juego de espejos: Cervantes crea a Cide
Hamete, quien crea a Alonso Quijana, quien crea a Don Quijote...
Por último, digamos que la obra tiene a la vez
elementos del estilo barroco y manierista. El carácter barroco está en la forma
abierta de la novela, la acumulación de elementos, personajes y acciones, los
múltiples contrastes de los personajes y el ritmo dinámico de la narración. El
Manierismo fue un estilo artístico y literario de fines del siglo XVI y
comienzos del XVII, de espíritu aristocrático, intelectualista. Se da en esta
obra en el planteo de la relación entre el creador y el arte, la doble
naturaleza del héroe (ridículo y sublime)
y la inclusión de narraciones menores dentro de la novela, lo que se
conoce como “arte dentro del arte”.