martes, 8 de noviembre de 2011

Para conocer un poco otras realidades...

Información sobre género dramático

Pertenecen a este género las obras escritas para ser representadas. El nombre “dramático” viene del griego “draomai”, que significa representación. Las primeras representaciones se hicieron en Grecia, hace más de 2500 años. En las obras de teatro no hay narrador que explique los hechos; todo debe deducirse del diálogo de los personajes, sus movimientos, tonos y gestos. El autor de obras teatrales se llama dramaturgo.

Las obras dramáticas se estructuran en actos (unidades mayores) y escenas (subdivisiones de los actos; marcan la entrada y salida de personajes).

Debemos diferenciar el texto escrito (lo que se lee) del texto espectacular (lo que se ve en la representación). Dentro del texto escrito podemos distinguir el diálogo de los personajes, que puede ser en verso o prosa, y siempre tiene la indicación del nombre de quien habla. A veces un personaje habla solo en escena, expresando sus pensamientos; es un monólogo o soliloquio. Otras ocasiones hay personajes que dialogan y se sobreentiende que otro personaje, también en escena, no los escucha. Es una convención teatral, algo que se acepta como si fuera posible, y se llama aparte. Si se hace referencia a algo que el espectador no ve (algo que ocurre fuera del escenario, por ejemplo) se dice que eso pertenece a la extraescena. También hay, por lo general, aclaraciones que hace el autor sobre movimientos, gestos y tonos de los personajes, así como descripciones del lugar, el vestuario o el aspecto de quienes aparecen en escena, que pueden estar al principio de la obra o en medio de la acción. Estas aclaraciones constituyen el llamado texto acotacional, que se escribe entre paréntesis y con letra diferente al diálogo de los personajes (por ejemplo: saliendo de la habitación).

A diferencia de la poesía y la narrativa, la obra dramática es más que palabras: necesita ser representada. El texto es llevado a la escena por un grupo de personas, y la puesta en escena puede incluir variaciones, según quién lo dirija, cómo se actúe, ante qué público se represente, etc.

Se llama texto espectacular al conjunto de códigos que coexisten en una representación, a saber: personajes, vestuario, maquillaje, escenografía, edificio teatral, texto, director, público, sonido, iluminación. Cada uno de estos elementos aportará una clase diferente de información al espectador. Los personajes pueden ser varios o solo uno (“unipersonal”). Representan personas o animales, ideas abstractas, etc. No hay que confundir personaje y actor: este último es la persona que toma el rol del personaje. Un mismo actor puede representar varios personajes, y viceversa. Su maquillaje y el vestuario nos ubicarán en una época, un lugar, una clase social determinada o incluso un hecho concreto: un ojo negro, una cicatriz, la aparición de arrugas, si hubo un transcurso temporal, por ejemplo. La escenografía también dará datos para ubicar a los personajes, ya sea realista o no. La obra puede representarse en un teatro, un sitio pensado para la representación, o en otros lugares, como la calle, el ómnibus, una iglesia. El texto puede seguirse al pie de la letra o con variaciones, haciendo una puesta en escena “basada en…”. El director coordina la labor de todos, y parte de un concepto global de la obra, que intenta plasmar en escena. Es el que interpreta el texto escrito, le da un sentido personal. Puede haber o no intervención del público. El sonido podrá aportar música, voces en off, ruidos de ambiente, tormentas, etc., y con la iluminación se destaca un personaje o se crea un ambiente.

Hay otras formas teatrales particulares, como la pantomima (teatro sin palabras), el teatro negro (con muñecos sobre un fondo negro), las obras de títeres y marionetas, la ópera (donde el texto es cantado) o el radioteatro (que consiste solo en sonidos).