Examen de Literatura:materiales
Grupos: Cuarto año 1, 2,
3, 4 y 7.
1. ROALD
DAHL: “CORDERO ASADO”
PUBLICACIÓN
“Cordero asado” de Roald Dahl,
fue escrito en 1953, y recopilado en la antología Relatos de lo
inesperado (Tales of the Unexpected, 1979). Alfred Hitchcock
realizó una adaptación para su serie televisiva, y Almodóvar le
rindió homenaje en alguna de sus películas.
TEMAS
Aparecen el amor (de pareja y de
madre a hijo), la muerte, la venganza, el engaño. Como en muchos
crímenes de la vida real, su perfección radica en el modo que
emplea el culpable (¿Mary es victimaria o víctima?) para eludir las
consecuencias. Allí, la historia da un giro radical: la mujer ha
mostrado las uñas, y se dispone a luchar no por ella sino por su
hijo. Mary, amante esposa y futura madre, ensaya gestos y
entonaciones ante el espejo. Con una astucia impensable en ella,
enreda a los policías hasta el punto de hacerles tragar el arma
homicida. En la escena final, a solas “Mary Maloney empezó a
reírse entre dientes.”
TÍTULO
El título original era más
complejo que el traducido: Lamb to the slaughter, algo así como
“Cordero al matadero”. ¿Quién es la víctima en este cuento?
Puede ser Patrick, porque es atacado por la espalda y muere. O
también Mary, quien de pronto ve cómo se rompe su tranquilo mundo
hogareño ante el abandono de su esposo. Sería en este caso un
título simbólico, porque no hay directamente un cordero que vaya al
matadero en el texto. Si fuera “Cordero asado” sería
emblemático, porque se habla de una pata de cordero asada al horno.
PERSONAJES
La protagonista es Mary Maloney,
porque la acción pesa sobre ella en todo el texto. De su grafopeya
(aspecto) poco sabemos: joven, ojos grandes y oscuros, panza de seis
meses de embarazo… De su etopeya (carácter) se dice que es ama de
casa, ama a su esposo, capaz de negar la realidad hasta límites
inverosímiles, parece amable y cariñosa pero es capaz de una
reacción furiosa cuando él le cambia los planes.
El marido de Mary, Patrick, es un
personaje secundario. Detective, seco, muy interesado en mantener su
reputación, no hay datos físicos de él. Los policías son varios,
algunos con nombre (Jack, O´Malley), otros innominados.
Sam, el almacenero, aparece solo
una vez (se llama “episódico”) y de él no se describe casi
nada.
LUGAR
Se ubica en una casa espaciosa (con
una bodega en el piso de abajo, tiene espacio para el auto afuera, no
se describe mucho más) que debe estar en una ciudad pequeña o
pueblo de EEUU (todos se conocen), porque los nombres están en
inglés y se nombra un Estado (Idaho). Además se cena temprano, a
eso de las seis.
TIEMPO
No se dice con exactitud, pero debe
ser por los 50´. Mary es una típica ama de casa de esa época,
sumisa y complaciente con el marido que viene de trabajar, pero a la
vez bebe alcohol en pleno embarazo, lo que la ubica varias décadas
atrás en el pasado.
¿ACTUARON BIEN LOS POLICÍAS?
Sí, por lo detallistas y
preocupados que fueron, pero no, porque confiaron demasiado en Mary,
y además comieron y bebieron en la casa, modificando la escena del
crimen.
¿HAY FINAL FELIZ?
La respuesta es subjetiva. Si
estamos de parte de la justicia, no: el crimen quedó impune. Si
estamos de parte de Mary sí: ella zafó de la condena, y podrá
tener en paz a su hijo.
2. Romances
2.1: Información general
ORIGEN
La palabra “romance” deriva de
“Roma” y designa al conjunto de lenguas derivadas del latín:
castellano, francés, portugués, italiano y rumano, pero también
hace referencia a cierto tipo de poemas. Hay algunos poemas que, más
allá del tema que traten, son “romances”.
Los romances se originan en España.
Entre los siglos XII y XIII los juglares solían recorrer los pueblos
cantando largos poemas que trataban de temas heroicos y se llamaban
“cantares de gesta”. Uno de ellos, el “Cantar del mío Cid”
es considerado la primera obra importante que se conserva de la
literatura española. Se cree que, con el paso del tiempo, el público
fue memorizando los fragmentos preferidos, que probablemente le
pedirían al juglar que repitiera, como pasa hoy con ciertas partes
que recordamos mejor de las canciones extensas. Al pasar el tiempo
los poetas empezaron a componer directamente textos breves, siguiendo
el gusto del público, y así surgieron los “romances”.
DEFINICIÓN:
Un romance es un breve poema de
carácter épico-lírico, destinado al canto con acompañamiento de
algún instrumento musical. Tienen carácter épico porque se cuentan
sucesos, y son líricos porque aparecen los sentimientos y emociones
del autor frente a esos hechos.
Los romances son series indefinidas
de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares. Son
“series indefinidas de versos” porque no están divididos en
estrofas ni tienen un número fijo de versos. Riman solo las vocales,
un verso por medio.
CARACTERÍSTICAS
“Romancero” es el conjunto de
los romances conocidos, la obra de los poetas populares de España en
los siglos XIV, XV y XVI. Recordemos que la Edad Media terminó
a fines del siglo XV, cuando comienza el Renacimiento, y los romances
tienen características de ambos períodos. Tienen carácter medieval
porque tratan temas y personajes de siglos pasados, son anónimos y
de creación colectiva. A la vez su adhesión a los asuntos
terrenales es propia del Renacimiento: la temática de los romances
rara vez es religiosa.
Los romances son ANÓNIMOS, no
porque se haya olvidado el nombre del autor, sino porque son una
CREACIÓN COLECTIVA. Hubo un autor inicial para el poema, pero luego
cada juglar que lo cantó, cada persona que lo fue transmitiendo
oralmente a otra, pudo modificarlo un poco. Se olvidaron fragmentos,
se le agregaron versos o se cambiaron palabras. Por ejemplo, un
romance que comienza “Mira Nero…” (aludiendo a Nerón, que
miraba el incendio de Roma) se convirtió en “Marinero…”. Es lo
mismo que hacemos con las canciones que cantamos, si le cambiamos
algo sin darnos cuenta. Entonces no hay UN autor, sino muchos. Cada
persona que cambió algo es un poquito autora de la letra, y en
muchos casos se conservan varias versiones de un mismo romance.
Los romances al principio no se
leían en libros: se escuchaban cantados. Fueron de TRANSMISIÓN ORAL
hasta mediados del siglo XVI. Recordemos que la imprenta se inventó
en el siglo XV. Allí empiezan a aparecer libros que son
recopilaciones de romances, y se llaman “Romanceros”. Eran muy
baratos, y fueron despreciados al principio por los nobles,
porque eran un entretenimiento más bien popular.
Otra característica es el
FRAGMENTARISMO: los romances destacan sólo una situación, no
cuentan toda la historia. No dan los preliminares, ni detalles, ni el
desenlace, solo un fragmento de la situación. Por esto se dice que
tienen COMIENZO ABRUPTO, ya que no hay introducción, no se dan
nombres, fechas ni lugares concretos. En general terminan con un
FINAL TRUNCO, interrumpiendo el texto en un momento de tensión, como
para que el lector lo termine con su imaginación.
Son frecuentes las REITERACIONES de
palabras o de frases, que le dan fuerza a una idea, a la vez que
generan musicalidad. Un ejemplo es el comienzo del Romance del
prisionero: “Que por mayo, era por mayo”.
También abundan los DIÁLOGOS.
Aparecen varias voces, a veces con breves frases introductorias (por
ej. “Allí habló el Infante Arnaldos”).
MEZCLA DE TIEMPOS VERBALES. Se
utilizan recursos de actualización del discurso, lo que quiere decir
que los hechos que son del pasado (para el narrador) se muestran como
si estuvieran ocurriendo en el presente (para el lector). Esto se
logra con el uso de adverbios de tiempo (como “ya”), o con
cambios en los tiempos verbales.
Muchas veces se
da el USO DE DIMINUTIVOS, para intensificar lo afectivo, como al
hablar de un “soñito”. Aparece también el GUSTO POR LO
SUNTUARIO, es decir, lo lujoso, lo fino, lo que el pueblo que escucha
el romance admira, pero no posee.
Los temas de los romances son en
general profanos, no religiosos. Los más frecuentes son el
sentimiento amoroso, los conflictos entre un rey y sus vasallos y la
caída de un príncipe. Se cuentan asuntos nacionales, revividos una
y otra vez. A esto se le llama TRADICIONALISMO. A la vez, se habla de
la POPULARIDAD de los romances, ya que son muy gustados por todo tipo
de público.
Hemos dicho que los romances son
muy populares en los siglos XIV, XV y XVI, pero hasta el día de hoy
hay escritores que componen sus poemas con el formato y las
características de los de antes, aunque ya no sean anónimos ni de
transmisión oral.
2.2:
“ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE”
¿Por
qué decimos que es un romance?
Porque
tiene versos octosílabos sin estrofas, con rima asonante en los
versos pares.
Porque
hay narración y también expresión de sentimientos.
Porque
la historia queda fragmentada: tiene un comienzo abrupto y final
trunco.
Porque
hay diálogos, uso de diminutivos, reiteraciones de palabras.
Porque
no se conoce su autor y hay variables, es decir, que es obra de
creación colectiva.
Temas:
el amor, la muerte, el destino
Lenguaje
sencillo, casi sin palabras a buscar.
Yo
lírico: en primera persona al comienzo (dice “mis
amores”, por ejemplo), luego en tercera persona (“ya se va
para la calle…”).
Tiempo:
hay una mezcla de tiempos; comienza en pasado (“soñaba”, “vi”),
hay presente (“se va”) y futuro (“ya no me abrirás”). El
paso de pasado a presente le agrega dramatismo y emoción a la acción
de vestirse, calzarse y salir en busca de la amada.
Personajes:
el los poemas no solemos hablar de personajes, pero los romances, al
ser narrativos, sí los tienen. Del enamorado sabemos poco: su
sentimiento por la amada, su deseo de escapar a la muerte. De la
muerte se destaca el color blanco, igual que ocurre con la chica. La
amada es además soltera, vive con sus padres y se dedica a las
acciones típicas de la mujer medieval: costuras y bordados. Trata de
ayudarlo, pero fracasa.
¿Está
planteado como realidad o sueño?
No
hay un límite claro entre realidad y sueño: él dormía y “vio”
a la Muerte… ¿La vio o la soñó? Ambas opciones se justifican en
el poema.
Un
sueño soñaba anoche,
Soñito
del alma mía,
Soñaba
con mis amores
Que
en mis brazos los tenía.
Se
reiteran los sonidos “s” y “ñ”; tal vez se quiere sugerir
somnolencia. Ese recurso se llama aliteración.
Nos
ubica en un pasado cercano, y aparece el yo lírico en primera
persona.
El
diminutivo le da un aire afectivo al sueño; era algo deseado,
placentero.
“Del
alma mía” sugiere algo entrañable, querido.
Se
reafirma la individualidad: “mía”, “mis”.
“Mis
amores” puede aludir a varias personas o ser plural de un amor,
como cuando alguien dice “¿Cómo van esos amores?”.
El
sueño es erótico, en medio del placer de la vida aparece la Muerte.
Vi
entrar señora tan blanca,
Muy
más que la nieve fría.
¿Por
dónde has entrado, amor?
¿Cómo
has entrado, mi vida?
Las
puertas están cerradas,
Ventanas
y celosías.
El
blanco da idea de falta de vida, es una palidez propia de la muerte.
En distintas culturas se representa de modo diferente a la muerte, en
general de manera antropomórfica: puede ser una figura vestida de
negro y con guadaña (ahí se le llama “la Parca”), o un
esqueleto, pero aquí es una imagen femenina que el enamorado
confunde con la amada.
Ella
es “señora”, la otra es “niña”. Él las confunde, pero no
son similares, salvo en lo blanco.
Hay
una comparación de la blancura de la señora y la de la nieve. “Muy
más” es una expresión arcaica, que hoy es incorrecta. Intensifica
la idea de la blancura. La nieve ya de por sí es fría: se produce
una redundancia (se da un dato en el adjetivo que va implícito en el
sustantivo). A la vez lo frío también da idea de muerte.
Las
preguntas del enamorado están formuladas en versos que son
paralelos, están armados con la misma estructura. Ambos reflejan que
no está asustado (por ahora) sino sorprendido. La confunde con su
amada, y por eso los vocativos “amor”, “mi vida”.
Celosías
son una especie de enrejado de madera o de hierro que está por fuera
de los vidrios de una ventana. Llama la atención la misteriosa
entrada de la mujer a una casa que está totalmente cerrada, y
prepara la expectativa para su presentación.
Presentación
de la Muerte: se refiere a él como “amante”, destacando su rol
de enamorado (como le dirá al final). Es seca, concisa, habla solo
lo necesario. Hace una negación (“no soy…”) y luego una
afirmación (“Soy…”). Se identifica como la muerte (hay una
personificación) y declara ser enviada por Dios. En un universo
católico Dios decide la muerte, ella no es una figura poderosa, como
los dioses de la muerte en otras religiones.
El
enamorado intenta “regatear”, negociar un tiempo de vida,
reconociendo que ella es dura, estricta (“rigurosa”). Hay un
pedido, al que se le responde de forma negativa, planteando otra vez
una afirmación y una negación, en este caso en orden inverso al
anterior: un día no, una hora sí.
A
partir de aquí el yo lírico pasa a estar en tercera persona: “muy
de prisa se calzaba/más de prisa se vestía”. Se destaca la
urgencia, el apuro. Es una imagen visual. Los dos versos son
paralelos, tienen igual estructura. A continuación aparece un verbo
en presente: “ya se va…”. Los romances suelen mezclar los
tiempos verbales; en este caso da más urgencia a la escena. Esto se
llama actualización de sucesos, o que era pasado se pone en presente
ara darle más dramatismo.
Aparece
un segundo diálogo, con la amada. Le habla en tono imperativo, en
dos versos paralelos que comienzan igual (anáfora). Los dos
vocativos con que la nombra son “blanca” (recuerda a la muerte) y
“niña” (da idea de inocencia, y también de clase alta).La
respuesta de ella es larga y detallada, porque aún no sabe el por
qué. Menciona el palacio, lo que nos lleva a afirmar que es de nivel
social alto. Hay dos versos paralelos cuando menciona a sus padres.
Su negativa está bien fundamentada: nunca una joven de la época
podría dejar entrar a su enamorado a la casa por la noche sin
permiso de los padres. Él le responde con otros dos versos
paralelos, donde también se juega con el contraste
afirmación/negación: si no es hoy, no será nunca. Agrega el
vocativo “querida”, que termina de ubicarla para el lector como
su amada. La muerte sería vida si logra estar con ella: aparece el
móvil de su visita, que es un intento de salvación a través del
amor.
La
propuesta de la chica implica riesgos, porque la vía directa
(puerta) es imposible. La ventana es alta. Ella va a su habitación
de labores domésticas (típicas de una mujer medieval) y le echa “un
cordón de seda”. Cordón da idea de fuerza, pero la seda ya
anticipa el final, al ser un material frágil. “Subas arriba” es
un pleonasmo. Las trenzas eran en esa época símbolo de la pureza y
la virginidad de la mujer: ella haría cualquier sacrificio por
salvarlo, incluso el de su cabello (que sería metáfora de su
reputación, su “buen nombre”).
“La
fina seda se rompe”. El adjetivo “fina” puede aludir al lo
lujoso o a lo frágil. La ruptura del cordón simboliza la separación
entre vida y muerte. No hay detalles de la caída, simplemente llega
la muerte reclamando que su tiempo ha expirado. El final queda
trunco, como es común en los romances, y el destino del enamorado se
cumple pese a su intento de salvarse. Entre el amor y la muerte, esta
última es la que gana, y se lleva al enamorado.
2.3: “ROMANCE
DEL PRISIONERO”
El
poema es un romance (por la estructura, porque es fragmentario, usa
diminutivos, hay cambios de tiempos verbales, es lírico y
narrativo). Se conocen varias versiones; en algunas hay más sucesos
y la extensión es de 26 versos más, pero la más conocida es la
breve, que consta de solo 16 versos.
En
su estructura podemos dividirlo en dos partes: al principio describe
el mundo exterior, y luego se centra en la situación del prisionero.
La última parte quizás se puede a su vez dividir en dos momentos:
descripción de su situación y narración de lo ocurrido al
avecilla.
El
tono es triste, de lamento. Los temas son la soledad, el dolor, el
encierro.
Al
comienzo nos ubica en la primavera de España. El primer verso
comienza con un “que” declarativo, que es propio de España, y
también sugiere un discurso ya comenzado. Se reitera el mes, le da
musicalidad y afirma la idea de que va a recordar. “La calor” es
un arcaísmo: hoy no es correcto usar el femenino para “calor”.
Destaca
el color y aroma de la vegetación, a la vez que los trigos nos
llevan a la idea de alimento. Los dos versos son paralelos. Los
trigos encañan, crecen, y los campos florecen. Da idea de vida,
color, vitalidad, propios de la primavera.
Las
aves dialogan; se comunican. Esto contrasta con su soledad. No en
vano nombra un ave denominada en femenino y otra en masculino: nos
prepara para la mención del amor en los versos siguientes. Va
describiendo el mundo a través de diferentes sensaciones: el calor,
lo visual, los sonidos. Hay una anáfora al reiterar el comienzo
“cuando”. Los enamorados “van a servir al amor”, como si lo
obedecieran. Fue planteando todo lo que le falta, en orden de menor a
mayor importancia: hay una gradación, una enumeración con un fin en
concreto. El recuerdo se va acercando a lo peor que le sucede: la
soledad, la falta de pareja, de amor. Todo en el mundo está en
plural, excepto él, que está solo.
La
segunda parte del poema se centra en el yo lírico. “Sino”
funciona como nexo entre una parte y la otra. Es una conjunción
adversativa, tiene el sentido de un “pero”, “en cambio”. El
afuera en primavera es vida, comunicación, amor, el adentro es
oscuridad, encierro, soledad. “Triste” y “cuitado” son
redundantes, significan lo mismo. “Cuitado” implica que tiene
penas, problemas. No tiene noción del tiempo, y al decirlo sugiere
que vive más bien en una eterna noche, porque la menciona en plural:
es de día/las noches son. Recordemos que las prisiones medievales
muchas veces eran en las mazmorras (subterráneos) de los castillos,
y que no había nadie que asegurara que los prisioneros recibieran un
trato digno. El poema no da detalles de dónde está, por qué, desde
cuándo o hasta cuándo.
La
avecilla aparece como su único contacto con el mundo exterior, su
esperanza de comunicación con alguien. “Me cantaba” implica que
la siente cercana, necesita que otro lo reconozca, sepa de su
existencia, le dé su condición de ser humano. El albor, el
amanecer, sugiere la luz, la esperanza. Los dos versos finales
vuelven a sumergir al prisionero en la noche eterna y la soledad
absoluta. “Matómela un ballestero”: él siente que es una acción
cometida contra él, como si fuera el dueño de a avecilla. Es un
ballestero, cualquiera, no importa quién, pero le desea un castigo.
Dios debería castigar al acto de crueldad de dejarlo otra vez sumido
en la total soledad y oscuridad. El final es trunco: termina dejando
al lector con dudas y preguntas, como todos
los romances.
3. GUSTAVO
ADOLFO BÉCQUER: “LOS OJOS VERDES”
(buscar
vida y obra del autor)
3.1:
Romanticismo
La
palabra “romanticismo” puede entenderse en más de un sentido.
Por un lado, se refiere a un estado de sensibilidad y jerarquización
de los sentimientos. Por otro, alude a un fenómeno artístico
concreto: es en este sentido que la utilizaremos aquí.
El
Romanticismo fue un movimiento de ideas, una forma de concebir al
arte que marcó al siglo XIX y cuya influencia perdura en algunos
aspectos hasta nuestros días.
CARACTERÍSTICAS
El romanticismo presenta una serie de características íntimamente
relacionadas unas con otras y que se condicionan entre ellas.
INDIVIDUALISMO.
El hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la
propia personalidad, de ser distinto a los demás, y afirma
constantemente ese “yo” frente a lo que le rodea. En algunos
casos llega a sentirse superior a todo lo otro: exalta su propia
sensibilidad, sus emociones, su genio, así como también su
desgracia o su infelicidad.
EGOCENTRISMO.
Todo va a girar alrededor del yo, por lo tanto frecuentemente habla
el romántico en primera persona, a menudo protestando por la
incomprensión de su sociedad, por el desconocimiento de su genio
individual.
DESENGAÑO.
El choque entre el yo romántico y la realidad que no da satisfacción
a sus anhelos e ideales produce en el artista romántico un hondo
desengaño, un cansancio vital que lo lleva a un violento
enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas
morales, sociales, políticas y religiosas.
LIBERTAD.
Hay una exaltación de la libertad; sólo en libertad se alcanza la
plenitud. Un poeta español del siglo XIX, Larra, afirma: “libertad
en la literatura, como en las artes, como en la industria, como en el
comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa de la época.”
En el arte, la libertad está vinculada con lo formal, la negación a
dejarse limitar por reglas. En la vida cotidiana, tiene que ver con
un estilo libre y desprejuiciado de vivir, conocido en general como
“bohemio”.
SUBJETIVISMO.
Frente a la razón se levanta la bandera el sentimiento, de ahí la
importancia de emociones, sueños y fantasías. El hombre romántico
profundiza minuciosamente en sí mismo o en sus personajes. Su
actitud de búsqueda interior lo lleva a descuidar el mundo que lo
rodea y refugiarse en lugares solitarios.
SOLEDAD.
El gusto por la soledad se convierte en uno de los temas románticos
por excelencia. Esto justifica la preferencia por lugares solitarios
como castillos, cementerios, espacios apartados y recónditos. La
soledad del romántico nace también de su individualismo, de la
afirmación de su yo; en este sentido la soledad produce también
dolor y lo lleva a ansiar la integración, la comprensión de los
otros, el amor.
IRRACIONALISMO.
Se niega que la razón pueda explicar por completo la realidad. Se
abandona la idea de que existan verdades fijas e inmutables que
puedan ser descubiertas. Este rechazo por la razón y lo racional
explica la preferencia de los románticos por lo sobrenatural, lo
mágico y misterioso. Tal vez ligado a esto se produce un retorno a
la religiosidad.
LA
NATURALEZA. Frente a la Naturaleza artificiosa del Neoclasicismo, el
artista romántico representa la naturaleza en forma dramática, en
movimiento, con preferencia por la ambientación nocturna. Opone al
orden, a la mesura y la armonía neoclásicos, el desorden y la falta
de proporción. La Naturaleza se identifica con los estados de ánimo
del creador, es como una proyección de sus sentimientos y a la vez
está por encima de todo, lo que deja traslucir cierta concepción
panteísta del universo.
EVASION.
Para escapar de ese mundo en el que no encuentra cabida su idealismo
extremo, el romántico opta por escapar de la realidad inmediata que
no le gusta. Esa evasión puede conducirlo a épocas pretéritas,
como la Edad Media, o a lugares lejanos y exóticos, como Oriente o
América. La fantasía funciona siempre como forma de evasión de la
realidad para el hombre romántico.
EL
MAL DEL SIGLO. El romántico es por naturaleza alguien inseguro e
insatisfecho, lo que da lugar a una desazón vital. Se habló del
“mal del siglo” para referirse a ese estado de ánimo propio de
los románticos, compuesto por melancolía, tedio de vivir,
insatisfacción, desconsuelo. A veces esto constituía una postura,
con más de fingido que de auténtico, como una especie de moda.
3.2: Análisis
del texto
Se publicó en 1861, en el diario español “El Contemporáneo”.
El autor plantea que se trata de una leyenda, pero no lo es del
todo. Sí coincide en que es misteriosa, con algo de magia y ubicada
en un pasado impreciso, pero no lo es porque se transmitió por
escrito y conocemos al autor.
El título es emblemático, porque anticipa algo de su contenido.
El narrador al principio es interno y está en primera persona,
pero luego pasa a ser externo, en tercera persona y omnisciente
(conoce todo sobre los personajes).
Se ubica en un tiempo impreciso, en la Edad Media (por el tipo de
cacería, por usar la ballesta como arma, por los nobles en
castillos, por el lenguaje antiguo). La acción dura unas semanas o a
lo sumo un par de meses.
Nombra lugares reales de España (Moncayo, que es una montaña, y
la provincia de Soria) y otros ficticios (la fuente de los álamos,
el castillo de Fernando).
Hay tres personajes. Fernando es un joven noble, valiente,
cazador, un tanto soberbio y al comienzo maleducado, que llega a
destratar a su sirviente Íñigo delante de otras personas. Luego
cambia, y es más bien un hombre enamorado y solitario. Es el hijo
mayor de un marqués y vive en un castillo. Se enamora del espíritu
de la fuente y arriesga todo por ella. Muere por ese amor imposible.
Íñigo es un montero, es el que comanda las partidas de caza. Lleva
40 años en ese trabajo, conoce el lugar a la perfección y quiere
mucho a Fernando, a quien ha visto nacer. Es modesto y tranquilo,
representa la voz de la razón y la sabiduría de un anciano. Conoce
las tradiciones y respeta las supersticiones. La mujer de la fuente
es la única que se describe físicamente: es bella, rubia, de ojos
verdes como esmeraldas, de rizos, con ropas sueltas que llegan hasta
el agua y una voz parecida a la música. Confiesa ser un espíritu,
vive en el agua y ofrece a Fernando un amor diferente, según ella
superior, si se atreve a lanzarse a la fuente. Parece ser una
“ondina”, un espíritu del agua que protege su lugar e impide que
otros la ensucien, castigando a quien pasa con la muerte. Este tema
no es nuevo, ya había relatos sobre este tipo de seres antes de que
Bécquer hiciera la leyenda.
Algunos elementos de análisis:
El texto comienza con una breve introducción contada en primera
persona. Allí se plantea que la idea de la leyenda se origina en el
título y que esos ojos verdes quizás fueron soñados por el
narrador (no se sabe, es misterioso). Hay algunas metáforas, como:
“dejar a capricho volar la pluma” (idea de libertad, de
espontaneidad), “boceto de un cuadro” (como si fuera una primera
versión del cuento), ojos que son “pintados” (descriptos).
Recordemos que Bécquer fue pintor, como toda su familia. Describe
los ojos con una larga comparación con la lluvia: eso se llama
“símil”, y ya relaciona a los ojos con el agua desde un
comienzo.
La parte 1 cambia a un narrador externo y nos ubica en una
cacería. El lenguaje se hace más antiguo, con palabras difíciles.
Comienza con un diálogo: Íñigo cuenta que el ciervo está herido y
va a morir, pero sorpresivamente toma un camino que, si no lo
interceptan, lo hará morir sin que los cazadores lo atrapen, porque
es el camino a un sitio prohibido, la fuente de los álamos. Elogia a
Fernando como buen cazador, quizás exagerando un poco. Es su primera
expedición de caza. Se trata de una cacería importante, con perros,
caballos, trompetas, sirvientes, todo para que el señor feudal
(Fernando) se luzca. Íñigo da una serie de órdenes para evitar que
escape el ciervo, y eso se ve en una acumulación de acciones:
córtenle el paso, animen a los perros, suenen trompetas… El sonido
de las trompetas se expresa como un “bramido”, que es el sonido
de un animal; hay una animación, como si se les diera vida. El
“pero” del siguiente párrafo marca el fracaso del intento de
cortarle el paso al ciervo. Se escapó “rápido como una saeta”
(comparación). A continuación todo se detiene. En el texto se marca
con una serie de acciones precedidas por la conjunción “y”: este
recurso literario se llama polisíndeton.
Una vez que todo se detiene aparece el protagonista. Fernando es
presentado a través de dos metáforas, como “el héroe de la
fiesta”. Es el hijo mayor de los marqueses de Almenar, es decir, el
heredero de sus posesiones y título. Muy enojado y sorprendido le
habla mal a Íñigo por haber dejado escapar al ciervo. El montero le
explica el motivo, mencionando al espíritu del mal que habita en la
fuente, espíritu que castiga con la muerte al que pase por ahí. El
joven no acepta el peligro, y plantea que el ciervo (su primera presa
en una cacería) le importa más que toda la riqueza de su familia e
incluso más que la paz de su alma (que dice que la perdería ante el
diablo antes de dejar escapar al animal). Llega a amenazar al
montero, que al final lo deja ir. Todos quedan preocupados por él, e
Íñigo al final plantea que ahora ya no lo puede ayudar, y que su
destino está en las manos de dios.
4.
ANÓNIMO:
“LAZARILLO DE TORMES”
4.1:
Información de la época y la obra
Es una novela, un relato extenso en prosa en el que intervienen
personajes y se desarrollan sucesos en un marco social determinado.
Esta obra se ubica en España a mediados del siglo XVI, durante el
reinado de Carlos V.
Podemos encontrar en esa época distintos tipos de
novelas:
a) NOVELA DE CABALLERÍA: es la que narra las
hazañas de un héroe joven, noble y hermoso, que resulta casi
invencible frente a cualquier enemigo, ya sea humano, mago o
monstruo. Está por lo general enamorado de una hermosa y virtuosa
dama, a quien dedica sus triunfos.
b) NOVELA SENTIMENTAL:
tiene por tema el relato de los amores apasionados y trágicos de una
pareja, que logra vencer dificultades casi insalvables para llevar a
buen término sus sentimientos.
c) NOVELA PASTORIL: también
hay un tema amoroso, pero lo más importante es el marco natural en
que se ubican los personajes, paisaje muy armónico y pacífico, con
pastores cultos, que cantan a sus amadas en bellas poesías.
d) NOVELA
PICARESCA: es en cierta forma la antítesis de las otras, ya que
habla de problemas tan reales como el hambre, la hostilidad del
mundo, la soledad del individuo. Se trata de un género nuevo, propio
de España.
Las novelas picarescas son autobiográficas, el propio
protagonista cuenta su historia. El pícaro es un ser tan
insignificante (socialmente hablando) que no tiene alguien que se
ocupe de contar su vida, a diferencia del héroe caballeresco que
siempre tiene alguien que cuenta sus hazañas.
Estas novelas se
presentan como una sucesión de episodios, y tienen como personaje
central a un muchacho que pasa por muchos amos y atraviesa una serie
de conflictos resueltos con humor. No hay grandes pasiones, y su
protagonista es con frecuencia antiheroico. Se define al pícaro
como unmuchacho de familia pobre, que por alguna razón queda solo
y debe defenderse a sí mismo, no tuvo educación, a veces anda
en malas compañís y se gana la vida como puede. Pide limosna,
realiza trabajos temporales, va de ciudad en ciudad, muchas
veces a las órdenes de un amo. La necesidad de vivir lo hace caer
en pequeños delitos, muchas veces por hambre, pero sin ejercer
violencia física contra otras personas. Por lo general no quiere
cambiar esa vida, prefiere ser nómade y sin reglas antes que tener
un trabajo y lugar fijo donde vivir.
“Lazarillo de Tormes” no
coincide en todos los aspectos porque él trata de cambiar su
suerte, y se siente feliz cuando lo logra. Esta novela no es una
típica obra picaresca sino un antecedente de la misma. En
“Lazarillo” la visión pesimista es menos fuerte, aunque hay un
fondo trágico que el humor no puede borrar. Lázaro es simpático,
con una alegría de vivir típicamente renacentista.
El título es “Vida de Lazarillo de Tormes, de sus
fortunas y adversidades”. En cuanto a la fecha, se supone que
tuvo una primera edición en el año 1553, que no se ha conservado.
En 1554 se edita la obra en tres ciudades, y cinco años más tarde
se prohíbe su circulación en España, aunque muchos ejemplares
entraron por los países limítrofes. En 1573 se publica “Lazarillo
castigado”, una versión censurada de la obra, sin los fragmentos
que más criticaban al clero, y no volvió a ser editada completa
hasta el siglo XIX. La fecha de composición (cuándo fue escrita) es
incierta, pero en el texto se menciona la batalla de los Gelves,
contra los moros (que fue en 1510 o 1520) y las cortes de Toledo (en
1525 y 1538).
El autor de la obra prefirió ocultar su identidad, no se
sabe con certeza quién fue. Quizás fuera un político o religioso
que no quiso arriesgar su prestigio, o alguien temeroso de las
consecuencias por algunas críticas a la Iglesia que allí aparecen.
Hubo escritores que hicieron continuaciones para la obra, incluso en
pleno siglo XX.
En cuanto a la estructura, la novela cuenta en
primera persona la vida de un joven que pasa de amo en amo, desde su
infancia hasta su juventud. La obra está desarrollada como una
sucesión de episodios de desigual extensión. Se organiza en siete
tratados y un prólogo (aunque esta división no estaba en el texto
original) y su unidad se asegura por el personaje central, siempre
presente. Los amos sirven para presentar a distintas clases de
personas de la época: mendigos, curas, nobles empobrecidos, etc.
El argumento de la novela muestra el estado de
miseria y deshonor al que las circunstancias habrían conducido a
Lázaro. Los tres primeros tratados están centrados en el tema del
hambre y últimos tienen en común el deseo de ascenso social y el
paralelo descenso moral del protagonista. Lazarillo va madurando y
perdiendo ingenuidad a lo largo de la obra, hasta terminar en el
desilusionado conformismo del final, cuando acepta una situación
indigna al ser engañado por su esposa –si bien nunca lo reconoce
abiertamente- con el jefe de ambos, el Arcipreste de San Salvador, a
cambio de casa, ropa y trabajo.
El estilo en este libro
es sobrio, las descripciones y los diálogos son sencillos, sin
elementos fantásticos. La novedad de la obra estaba en el uso de la
primera persona: toda la novela parece ser una carta dirigida a
alguien a quien el protagonista llama “vuestra merced”. Lázaro
no cuenta toda su vida, sino aquello que quiere mostrar para explicar
(y justificar) su forma de vivir.
4.2:
Análisis del texto
“Lazarillo
de Tormes, tratado 1: análisis literario (copiado de
http://literaturacuarto.blogspot.com/)
El
título del tratado nos aporta algunos datos sobre lo narrado en este
capítulo. Primeramente tenemos la mención del personaje protagónico
por medio del nombre, luego dice que dirá quiénes son sus padres,
“cuyo hijo fue” y que contará su vida. En realidad, en este
tratado contará su nacimiento y el comienzo de su vida de pícaro.
El
relato comienza con un “pues” que establece la relación con el
Prólogo que lo antecede y nos hace notar la continuación de un
razonamiento. Sus palabras tienen un destinatario, que desconocemos y
a quien trata con respeto: “vuestra merced”.
El primer dato
que aporta es el de su nombre, o más bien cómo le dicen ya que
indica “ a mi llaman Lázaro de Tormes”, no sabemos si es nombre
o sobrenombre. El mismo tiene reminiscencias bíblicas y relación
con su primer oficio: ser guía de un ciego (definición de lázaro).
El segundo dato que aporta es el lugar de origen, Tormes. La forma en
que el dato nos es presentado tiene relación con la forma en que lo
hacían los protagonistas de las novelas de caballerías, notándose
cierto dejo irónico, dado que su vida y nacimiento nada tienen que
ver con la de un héroe caballeresco. El sobrenombre “de Tormes”
lo toma por haber nacido en dicho río, relato que hace en forma muy
veloz, como su propio nacimiento, contando este hecho sin detalles:
“preñada de mi, tomóle el parto y parióme allí”
Posteriormente
nombra a sus padres, de quienes nos dice sus nombres y su lugar de
origen. Interesa resaltar la sencillez de dichos nombres: Tomé
González y Antona Pérez. Son nombres comunes, de un solo apellido
que indican que no son personas de alto nivel social.
Se menciona
que su padre trabaja como proveedor de un molino, “fue molinero
durante quince años”. Al recordar el hecho y mencionar al padre se
observa una anticipación de que cometió alguna falta al decir: “Mi
padre, que Dios lo perdone”.
Luego del nacimiento salta,
cronológicamente, hasta la edad de ocho años, lo cual gana en
verosimilitud porque es la edad de la memoria y es creíble que el
protagonista recuerde lo que sucedió: el apresamiento de su padre.
La frase utilizada es que “achacaron a mi padre” lo cual indica,
por un lado cierta duda si realmente realizó o no el delito y por
otro la inocencia de un niño de ocho años. El delito se describe
como “sangrías” utilizando el término popular que hace
referencias a los cortes de cirujanos o barberos para aliviar
dolores. Estas sangrías (simetría con el padrastro y con él mismo
que también las realizan) hechas por el padre fueron “mal hechas”
observándose la ambigüedad del lenguaje ya que el término alude a
que fue descubierto y por otro lado señala una falta moral. A partir
de allí las acciones son sucesivas y la utilización del
polisíndeton cumple la función de marcar la rapidez con la que se
realizaron. Se afirma, “confesó e no negó”, recordando la
figura de Cristo y posee reminiscencias bíblicas (San Juan y San
Mateo). Asimismo se señala que “padeció persecución por
justicia”, se apela al doble sentido ya que se procura hacer
referencia a la Justicia como valor, pero su sentido lineal referiría
a los ejecutores de la misma. Su castigo es el destierro, lo que lo
aleja de su familia, “por el desastre ya dicho”, observándose
nuevamente la ambigüedad del lenguaje dado que el término desastre
puede aludir por un lado al acontecimiento familiar y por otro al
desastre de la armada de la expedición de Gelves. Al ser desterrado
pasa a servir a un caballero y su función es la de cuidar las mulas
de carga “acemilero” y por éste motivo debe seguir a su señor
cuando este va a “cierta armada contra los moros”. La muerte le
llega como “leal criado”, observándose un tono irónico dado que
se apunta a la situación desvalida de los sirvientes de los
caballeros, que aún sin desearlo debían acompañar a sus amos en
las batallas.
Al morir el padre (“feneció su vida”) hecho que
parece no despertar emociones en Lázaro, tal vez por la edad que
tenía cuando la separación; su “viuda madre” se ve “sin
marido y sin abrigo”, es decir necesitada de protección. Por este
motivo decide “arrimarse a los más buenos” consejo que seguirá
Lázaro en el Tratado VII que tiene corte popular.
Está decisión
trae aparejada un gran cambio en la vida de ambos ya que emigran del
campo y “vínose a la ciudad” (se observa cómo el futuro de
Lázaro se encuentra en la manos de su madre, ella es quien realiza
las acciones). Allí alquila una “casilla” diminutivo que da
cuenta de la pobreza así como del tamaño. Se hace presente
nuevamente el polisíndeton “y” para referirse a lo rápido de
las acciones. Debe salir a trabajar y se dedica a “guisar de comer
a ciertos estudiantes” y a lavar. El adjetivo “ciertos” alude a
la mala fama de éstos, tan lejano de su intención de acercarse a
los buenos. Estas labores la llevaron a “ir frecuentando las
caballerizas”, frase llena de ambigüedad. El gerundio
“frecuentando” y la noción de lapso temporal que implica es
complementado con la alusión de que ella y un hombre “vinieron en
conocimiento” refiriéndose a la dupla necesidad/ocasión y al
sentido bíblico de estrechar relaciones (relacionamiento
sexual)
Este hombre era un “moreno de aquellos que a las bestias
curaban”, la tarea que desempeña nos indica lo descendido que se
encuentran en la escala social. La relación del moreno con Lázaro
se presenta como una evolución evidenciada a través de los
calificativos empleados para con el hombre: inicialmente se habla del
temor que surge por un elemento objetivo su color y por uno subjetivo
el “mal gesto”; en un segundo momento ese miedo es cambiado por
cierta simpatía ya que desde los ojos de niño se ve cómo la
situación mejora por los alimentos que el mismo trae (“vi que con
su venida mejoraba el comer”) y por último surge el cariño
supeditado a su estómago “fuile queriendo bien”, el gerundio
muestra la transformación gradual. Desde aquí ya se observa el
hambre como motor de la acción y de la afectividad.
De la
relación entre la madre y el Zaide nace un “negrito muy bonito”.
Lázaro ha asumido al moreno como padrastro y el nacimiento de un
hermano le produce alegría e incluso ayuda a cuidarlo. Se narra un
hecho gracioso relacionado con el color del Zaide, y que da lugar a
una reflexión sarcástica del pícaro adulto o del converso:
“cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros, porque no
se ven a si mismos”; y que se ve complementado con el posterior
comentario de la falta del padrastro en tanto “esclavo del amor”
con la de los frailes y los clérigos.
Por primera vez nombre al
moreno “Zaide” (Señor en árabe, irónico nombre para un
esclavo. Se enumeran los alimentos que hurtaba Zaide que era para
alimentar a las bestias, observándose un robo por necesidad. También
se presenta la justificación de dicho robo mencionando por primera y
única vez en el texto al amor, “pobre esclavo del amor”. Dos son
los castigos que recibe el moreno, por un lado físico “azotaron y
pringaron” y por otro afectivo ya que es separado de su familia.
Segunda separación para Lázaro por similar motivo. El propio niño
es interrogado y en su inocencia confiesa, su madre es amenazada y se
aleja para por un instinto de supervivencia (“soga tras el
caldero”) y para cuidarse de las “malas lenguas”.
Se hace
uso en este caso de la elipsis narrativa reduciendo los hechos a unos
pocos datos relevantes, por ejemplo la mención del mesón de la
Solana y que allí terminó de criar a sus hijos y cómo su hijo
mayor la ayudaba en sus tareas. Hasta aquí se extiende la apertura
del Tratado I.
En esta situación, trabajando en el mesón, es que
lo encuentra el ciego. Este personaje es típico de las novelas
picarescas, vive del engaño con oraciones destinadas a distintos
usos que muestran su falsa religión y cuya característica principal
es la avaricia. Este personaje será determinante en la vida del
protagonista ya que es quien lo introduce en condición de pícaro.
Al
ser pedido a la madre para “adestralle”, como compañía, esta no
duda y asiente inmediatamente, “me encomendó a él”; para
convencer al ciego que ha hecho una buena elección la madre menciona
el origen de Lázaro de forma irónica: su padre fue un “buen
hombre” y murió cierto en la de Gelves, pero no para “ensalzar
al fe” sino porque estaba obligado a ir, completando la ironía al
referirse a Lázaro: “no saldría peor que mi padre”. La función
de la madre queda en este momento delegada y ella mismo lo llama
“huérfano”, procurando mover a piedad al ciego. Este responde
con aparente afectividad y afirma que lo va a tratar “como a un
hijo”, sarcasmo que le funciona con la madre. Así Lázaro se unirá
a su “nuevo y viejo amo” (antítesis, expresión binaria su
relación con el ciego es nueva pero éste es un anciano)
Cuando
Lázaro se despide de su madre, ésta le da los últimos consejos al
enmarcar el futuro de la relación entre ellos “no te veré más”
y le pide que sea “bueno” término que refiere tanto a lo moral
como a lo social, recordándole su misión de “arrimarse a los
buenos”. Lo encomienda a Dios y no al ciego. Esta intervención
muestra que la afectividad no es característica de los personajes
madre/pícaro en la novela picaresca. Aunque no tiene la certeza, le
dice a Lázaro, con “buen amo te he puesto” aludiendo
posiblemente a la bondad por un lado y por otro a que ayudará a su
hijo de salir de la pobreza. Se despide dándole un último consejo,
“válete por ti mismo” lo prepara para la soledad y los peligros
que vivirá. El protagonista se aleja de su madre y de Salamanca
comenzando una nueva vida.
5. ANA
MARÍA MATUTE: “LA CONCIENCIA”
Buscar
vida y obra de la autora. Analizar
el tema del cuento, cómo es el título, describir a los personajes y
tratar de determinar qué secretos se sugieren o explicitan en el
cuento.
6. MARIO
BENEDETTI: “NIÑOQUEPIENSA”
Buscar vida y obra del autor.
Se trata de un texto escrito en un lenguaje sencillo, sin muchos
recursos literarios. Algunos términos o expresiones pueden resultar
difíciles de entender, pero es porque han caído en desuso, no
porque originalmente fueran complicados.
El cuento fue publicado originalmente en el semanario Marcha en
1956.
Además de la falta total de signos de puntuación (excepto el
punto final), llama la atención el uso muy frecuente de la
conjunción copulativa “y”. Con esa reiteración tal vez se busca
dar mayor fluidez al discurso, a la vez que se imita el lenguaje
infantil, que suele no tener conectores más complejos. Este es un
recurso literario, una reiteración intencional por parte del autor,
y se llama “polisíndeton”. La forma de denominar a sus
progenitores oscila entre “el Viejo”, “la Vieja” y los
más afectuosos “Papá” y “Mamá”. Al referirse a la madre
la mayor parte de las veces usa la forma más afectuosa, en cambio al
padre la mayor parte del tiempo lo llama “el Viejo”. Su familia
parece ser la típica familia de clase media o media/baja de los años
50', donde el padre es quien sale a trabajar y toma las decisiones,
en tanto la madre se queda en el hogar y solamente actúa como
mensajera, al contarle las travesuras que hizo el niño durante el
día.
El protagonista no manifiesta sentirse muy molesto al comienzo de
la penitencia: está “despatarrado en la cama”, “como un rey”,
no le importa quedarse sin flan porque lo comerá mañana “y es
mucho mejor comerlo frío”: su forma de no asumir la penitencia es
declarando que no la sufre. A medida que pasa el tiempo se empieza a
aburrir, quiere ir al baño, y eso lo lleva a ir planeando pequeñas
venganzas. Esto comienza cuando se da cuenta de que no sabrá por
ahora el resultado del partido, porque está en cerrado y a oscuras.
Hay varias alusiones políticas en el texto: se menciona al
“Tacho” (dictador de Nicaragua), a “la quince” (una lista
política del Partido Colorado), por ejemplo. En el texto hay varias
veces reiteraciones de palabras seguidas: “memato memato memato”
(uniendo allí dos palabras), o “aburrido aburrido aburrido”,
entre otras. Los episodios (radioteatros) son escuchados por mujeres
de clase media o baja (como la madre del niño y la vecina), pero sus
personajes y ambientes son declase alta: hay allí una institutriz,
un mayordomo, un conde… Aparece la fascinación por lo que no se
tiene, el gusto por lo lujoso, que también vimos antes como
característica de los romances.
Los planes de “venganza” son típicamente infantiles: romper
cosas hacer lo que ahora no le es permitido. El chiste final se da
ante la posibilidad de intromisión del niño en la vida adulta,
revelando opiniones del padre ante la autoridad, en este caso su
jefe. Hay allí un deseo de meter al padre en problemas, pero también
una inconsciencia infantil, producto del desconocimiento de lo que
significa el último término mencionado, así como la falta de
previsión de las consecuencias que esta “revelación” podría
acarrearle al padre. Obviamente, este es un texto humorístico, y el
dejar para el final la palabra “cornudo” lleva a la risa final
por parte del lector.