domingo, 23 de septiembre de 2018

4ºaño: Información para Lazarillo de Tormes

SIGLOS DE ORO ESPAÑOLES


Se conoce con este nombre a un período muy importante para España en lo artístico y literario. Abarca los siglos XVI y XVII, Renacimiento y Barroco respectivamente, época que el español de hoy recuerda a la vez con orgullo (por el esplendor artístico, por la unificación nacional) y con vergüenza (por la rígida diferenciación de clases y el racismo existentes en su país por entonces).    

    RENACIMIENTO

Es una época en que resurgen las ideas y formas de la Antigüedad clásica, modificadas por la influencia de la Edad Media y el cristianismo. 

Se produce un movimiento cultural nuevo, el Humanismo, iniciado en Italia, que considera al hombre el centro del universo y dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas. Adquieren gran importancia las universidades y florecen los “mecenas”, los protectores de los artistas. Se quiere restaurar el ideal educativo de la Antigüedad, que apuntaba a formar al hombre por igual en lo físico, moral, intelectual y artístico.

Entre los rasgos significativos de la cultura renacentista se destaca el individualismo, el hombre como centro del mundo y dueño de su destino. Hay gran vitalidad en la cultura: en el arte, la literatura, y también se percibe el esplendor de las cortes y palacios. Es una época de optimismo, en la que se piensa que el universo y la naturaleza están a disposición del ser humano, que se cree capaz de dominarlos racionalmente. La confianza en el poder de la razón explica la idea de progreso propia del Renacimiento: se considera que el saber puede hacer cada vez mejor al hombre. 

España se encuentra unificada en lo político (monarquía), en lo religioso (catolicismo) y en lo lingüístico (castellano), pero esa unidad es todavía inestable. Hay en España muchos judíos y musulmanes “conversos”, que se convirtieron al cristianismo (o lo simularon) para evitar la expulsión del país. 

Pese a las riquezas obtenidas de América, los gastos de las continuas guerras llevaron a la pobreza. Los campos se van despoblando y aumentan los impuestos. La nobleza se organiza en jerarquías; en la cúspide están los títulos más altos (duques, condes, marqueses), luego vienen los caballeros y por último los hidalgos. Todos ellos estaban eximidos de pagar impuestos, por lo que los que no eran nobles hicieron cuanto pudieron para adquirir al menos la categoría de hidalgo, sea por compra de títulos, por soborno o adquisición de tierras. 

Culturalmente, el panorama se va haciendo cada vez más difícil, se publican listas de libros prohibidos y se censura previamente cualquier publicación. La Iglesia y el Estado tienen un fuerte control de todos los asuntos humanos, incluyendo el arte.

La literatura del Renacimiento en general busca la perfección, el orden, la claridad, sencillez, equilibrio y simetría. Es un arte para minorías, severo y exquisito.    

    BARROCO

El término “barroco” tuvo en su origen un significado negativo (“perla irregular”), pero ha sido aceptado luego para definir el conjunto de rasgos propios de la cultura del siglo XVII. No se produce una ruptura con el Renacimiento, sino una continuidad y evolución. Es un período en general visto como confuso, caprichoso y falto de reglas, con una actitud de angustia y decepción, por oposición a la euforia renacentista. Se vuelve a insistir en ideas medievales como la brevedad de la vida, la fugacidad de lo terrenal, el desengaño, una concepción negativa del mundo, que aparece como caos, desorden y confusión. 

En cuanto a las artes, podemos notar que se utiliza una rica ornamentación, con figuras en movimiento, con gran detallismo y expresividad. En pintura, las masas de color sustituyen a las líneas, y se buscan los contrastes entre luz y sombras. “El arte barroco sustituye la serenidad y severidad del arte clásico por un arte acumulativo que busca impresionar los sentidos y la imaginación con estímulos poderosos e inusuales”. Apunta al entendimiento a través de imágenes brillantes y juegos de conceptos, pero también al sentimiento, excitando la admiración, el terror, la compasión y sorpresa del lector. Toca temas pintorescos, grotescos o monstruosos, y se caracteriza por el gusto por lo irregular, lo complicado, detallado, sobrecargado, la exageración, las ambigüedades, los contrastes y las ironías.

  Es un siglo de crisis, en el que España ha perdido su supremacía en el continente, las ganancias de las Indias se hacen cada vez menores, hay numerosas guerras, epidemias, decaen la agricultura, la industria y el comercio. La burguesía va perdiendo influencia, la nobleza y el clero acaparan las tierras, dejando gran parte de los campos sin cultivar. La miseria se extiende entre las clases populares, que abandonan el campo, donde la delincuencia es un fenómeno común, y buscan la supervivencia en las grandes ciudades, en las que crece de modo alarmante el número de desempleados, mendigos, pícaros y ladrones.


“LAZARILLO DE TORMES”

Es una novela, es decir, un relato extenso, en prosa, en el que intervienen personajes y se desarrollan sucesos en un marco social determinado. Se ubica en España, a mediados del siglo XVI, durante el reinado de Carlos V. Podemos encontrar en la época distintos tipos de novelas, a saber:

a) NOVELA DE CABALLERÍA: es la que narra las hazañas de un héroe joven, noble y hermoso, que resulta casi invencible frente a cualquier enemigo, ya sea humano, mago o monstruo. Está por lo general enamorado de una hermosa y virtuosa dama, a quien dedica sus triunfos. 

b) NOVELA SENTIMENTAL: tiene por tema el relato de los amores desventurados, apasionados y trágicos de una pareja, que logra vencer dificultades casi insalvables para llevar a buen término sus sentimientos. 

c) NOVELA PASTORIL: aquí también hay un tema amoroso, pero lo más importante es el marco natural en que se ubican, paisaje muy armónico y pacífico, con pastores cultos, que cantan a sus amadas en bellas poesías. 

d) NOVELA PICARESCA: es en cierta forma la antítesis de las otras, ya que habla de problemas tan reales como el hambre, la hostilidad del mundo, la soledad del individuo. Se trata de un género nuevo, propio de España.

Las novelas picarescas son en general relatos que parecen autobiográficos, es decir que es el propio protagonista el que cuenta su historia. El pícaro es un ser tan insignificante, socialmente hablando, que no tiene alguien que se ocupe de contar su vida: él mismo debe tomar la palabra. Por contraste, el héroe caballeresco siempre tiene un biógrafo, alguien que conoce todas sus hazañas.

Estas novelas se desenvuelven de modo lineal, sin saltos ni cambios bruscos en la temporalidad. Generalmente se presentan como una sucesión de episodios, y tienen como personaje central a un muchacho que pasa por muchos amos y atraviesa una serie de conflictos resueltos con humor. No hay grandes pasiones, y por eso carece de complicaciones trágicas. Su protagonista es con frecuencia antiheroico.

Se define al pícaro como “un mozo nacido casi siempre de padres pobres y de baja extracción, rara vez honrados, el cual por culpa de malas compañías o por falta de instrucción, al verse lanzado a la confusión de la vida y entregado a sí mismo, cae en la vagancia, se aparta del trabajo y lucha contra la vida como puede, con osadía y falta de escrúpulos, con engaño, malicia y malas artes. Su distintivo externo es el aspecto andrajoso, pero no la deformidad física. Sus ocupaciones son el pedir limosna, los bajos trabajos de ocasión, el vagar perezosamente de ciudad en ciudad. La necesidad de vivir lo hace desvergonzado y sin escrúpulos, pero no quisiera ser otra cosa que lo que es, no cambiaría su libre y despreocupada existencia por una sedentariedad honorable, a cambio de una cama y un techo.”

“Lazarillo de Tormes” no coincide con esto en todos los aspectos: él trata de cambiar su suerte, y se siente feliz cuando lo logra. No es, entonces, una típica obra picaresca, sino un antecedente de la misma. Por otra parte la novela picaresca tiene la tendencia a moralizar, a incluir reflexiones morales luego que han transcurrido, en la ficción, muchos años de los hechos narrados. El pícaro solo ve en la vida algo pasajero, que no vale la pena ser tomado en serio ni con mucho esfuerzo. Hay en esto un fondo trágico que el humor no puede borrar, si bien en “Lazarillo” la visión pesimista es menos fuerte. Lázaro es simpático, con una alegría de vivir típicamente renacentista. 

El título de la obra que nos ocupa es “Vida de Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades”. Se supone que tuvo una primera edición en el año 1553, que no se ha conservado. En 1554 se edita la obra en tres ciudades, y cinco años más tarde se prohíbe su circulación en España, aunque muchos ejemplares entraron por los países limítrofes. En 1573 se publica “Lazarillo castigado”, una versión censurada de la obra, sin los tratados que más criticaban al clero, y no volvió a ser editada en forma completa hasta el siglo XIX. En cuanto a la fecha de composición, es incierta, apenas delimitada por dos alusiones históricas presentes en el texto: se menciona la batalla de los Gelves, contra los moros, lo cual nos ubicaría en 1510 o 1520, y también las cortes de Toledo, que se desarrollaron en 1525 y 1538.

El autor de la obra prefirió ocultar su identidad, lo que ha dado pie a muchas teorías sobre los motivos que lo llevaron al anonimato. ¿Sería un destacado político, o un religioso, que no quiso arriesgar su prestigio en esta obra? ¿Un judío converso? ¿O tal vez alguien inhibido por el carácter autobiográfico de la obra? Lo cierto es que no se sabe con certeza quién fue.

No pasó mucho tiempo antes de que aparecieran continuadores para obra tan exitosa como esta. Nuevas versiones continuaron surgiendo, incluso en pleno siglo XX.

En cuanto a su estructura, la novela cuenta en primera persona la vida de un joven que pasa de amo en amo, desde su infancia hasta su juventud. Se narra la vida de Lázaro, a la vez que se describe un cuadro de su sociedad con intención crítica, describiendo sus tipos y costumbres. La obra está desarrollada como una sucesión de episodios de desigual extensión. Si bien originalmente el texto no presentaba divisiones, tal como ha llegado a nosotros se organiza en siete tratados y un prólogo. Su unidad se asegura por la figura del personaje central, siempre presente. Los distintos amos sirven para presentar a distintas clases de personas de la época: los mendigos, los curas, los nobles empobrecidos, por ejemplo.

El argumento de la novela al final muestra el estado de miseria y deshonor al que las circunstancias habrían conducido a Lázaro. Los tres primeros tratados están centrados en el tema del hambre, así como los últimos tienen en común el afán de ascenso social y el paralelo descenso moral del protagonista. Lazarillo es un tipo humano, que va madurando y perdiendo ingenuidad a lo largo de la obra, hasta terminar en el desilusionado conformismo del final, cuando acepta una situación indigna al ser engañado por su esposa –si bien nunca lo reconoce abiertamente- con el jefe de ambos, el Arcipreste de San Salvador, a cambio de casa, ropa y trabajo.

El estilo en este libro es sobrio, nunca se acumulan detalles innecesarios, las descripciones y los diálogos son sencillos, sin elementos fantásticos. La novedad de la obra estaba en el uso de la primera persona: toda la novela parece ser una carta dirigida a alguien a quien el protagonista llama “vuestra merced”. Lázaro no cuenta toda su vida, sino aquello que quiere mostrar para explicar (y justificar) su forma de vivir.

5º año Humanístico: segunda prueba y trabajo opcional

5º Humanístico 2018

Prueba de evaluación especial 

La propuesta para la segunda prueba será de carácter diferencial,  dependiendo de la última calificación del estudiante después del escrito de Dante. Si la calificación es 1, 2, 3 o 4 se deberá preparar la información y el análisis de las últimas tres unidades trabajadas en clase (cada unidad implica un autor y un texto), si es 5 o 6, las dos últimas, y si es 7 o más preparará solo la última. 

Cabe aclarar que esta modalidad de prueba diferenciada no busca castigar a quien hasta ahora no ha alcanzado una buena calificación sino, por el contrario, premiar a quien ha tenido un buen desempeño en el curso.



Trabajo opcional

La propuesta es elegir un fragmento de uno de los textos que hemos dado en el curso y crear, a partir de él, una obra nueva, que puede ser: un corto, una animación, una recreación fotográfica, una representación teatral, un audiotexto u otra forma de expresión artística, previa consulta con la profesora.
Debe existir una sólida fundamentación de la propuesta desarrollada; la profesora puede interrogar a cualquier integrante del equipo respecto a sus decisiones artísticas y los por qués de las mismas. 
La evaluación de esta propuesta tendrá en cuenta el conocimiento del texto demostrado, la creatividad, el esfuerzo invertido y el ajuste a la tarea solicitada.
Se realizará en forma individual o grupal, con un máximo de cuatro integrantes, que pueden ser de diferentes clases, si lo desean (2DH1 y 2DH2). En caso de optar por una creación literaria o plástica (un cuento, un cuadro, una escultura) solo se aceptarán trabajos individuales.
El plazo para presentar esta parte de la prueba tiene como último plazo  el miércoles 26 de Octubre. Las obras serán presentadas en clase. 
Por consultas: laprofedelit@gmail.com

¡Suerte, y a sacar lo mejor de todos!



5º año Artístico: segunda prueba

5º Artístico 2018

La propuesta para la segunda prueba de 5º año Diversificación Artística implica una o dos instancias, dependiendo de la última calificación del estudiante después del escrito de Dante. Todos deben realizar la propuesta creativa, pero quienes tienen calificación 7 o menos deberán hacer también la prueba escrita (y en ese caso la nota de la prueba será un promedio entre ambas). 

PRUEBA ESCRITA

Si la calificación es 1, 2, 3 o 4 el estudiante deberá preparar la información y el análisis de las últimas tres unidades trabajadas en clase (cada unidad implica un autor y un texto), si es 5 o 6, las dos últimas, y si es 7 preparará solo la última. 
Los estudiantes que tengan calificación de 8 o más no tienen que hacer la parte escrita. El día de la prueba vienen a clase y tendrán una tarea grupal para desarrollar con otros compañeros.

Cabe aclarar que esta modalidad de prueba diferenciada no busca castigar a quien hasta ahora no ha alcanzado una buena calificación sino, por el contrario, premiar a quien ha tenido un buen desempeño en el curso.


PROPUESTA CREATIVA

La propuesta es elegir un fragmento de uno de los textos que hemos dado en el curso y crear, a partir de él, una obra nueva, que puede ser: un corto, una animación, una recreación fotográfica, una representación teatral, un audiotexto u otra forma de expresión artística, previa consulta con la profesora.

Debe existir una sólida fundamentación de la propuesta desarrollada; la profesora puede interrogar a cualquier integrante del equipo respecto a sus decisiones artísticas y los por qués de las mismas. 

La evaluación de esta propuesta tendrá en cuenta el conocimiento del texto demostrado, la creatividad, el esfuerzo invertido y el ajuste a la tarea solicitada.

Se realizará en forma individual o grupal, con un máximo de cuatro integrantes, que pueden ser de diferentes clases, si lo desean (2DA1 y 2DA2). En caso de optar por una creación literaria o plástica (un cuento, un cuadro, una escultura) solo se aceptarán trabajos individuales.

El plazo para presentar esta parte de la prueba tiene como último plazo  el miércoles 26 de Octubre. Las obras serán presentadas en clase. 


Por consultas: laprofedelit@gmail.com

¡Suerte, y a sacar lo mejor de todos!

5º año: información de W. Shakespeare

WILLIAM SHAKESPEARE

Vivió en el Renacimiento, período cuyo nombre deriva del interés que se despertó por la antigüedad grecolatina y por el conocimiento científico en general. En el plano ideológico, es importante recordar que en esta época se produce el paso del teocentrismo al antropocentrismo: el interés por el hombre y sus posibilidades pasa a un primer plano.
Al igual que en el resto del mundo, las expresiones teatrales tienen un origen religioso. Durante la Edad Media las modalidades fundamentales del teatro eran MILAGROS (representaciones de la vida de los santos), MISTERIOS (historia sagrada) y MORALIDADES (representaciones de carácter alegórico que planteaban la lucha entre el bien y el mal). Hubo también INTERLUDIOS (piezas breves de carácter profano, que criticaban las costumbres de la época para divertir a su público).
Se llama TEATRO ISABELINO a la producción teatral comprendida entre la asunción de Isabel en 1559 y el cierre de los teatros dispuesto por el parlamento en 1642, cuando reinaba Carlos I. Esta época se conoce como la “era isabelina”, donde se pone fin a un período de luchas internas (dinásticas y religiosas) y de conflictos internacionales. A treinta años de su reinado Isabel había logrado robustecer el espíritu de nacionalidad, derrotando a España con la destrucción de la “armada invencible” y logrando la uniformidad religiosa. La economía y la sociedad se hallaban en plena expansión y la cultura se encontraba en su apogeo. La reina se interesó en particular por el desarrollo del arte y la cultura y con ello se produce el auge del teatro. 
Este teatro se aparta de dos unidades aristotélicas (de tiempo, de espacio) y su tipo más corriente es aquel donde los personajes luchan contra acontecimientos sobre los cuales no tienen poder. A diferencia de la tragedia clásica, incluye motivos reideros que sirven para relajar la tensión del espectador. El surgimiento de un grupo de autores (entre ellos Shakespeare), llamados “ingenios universitarios” posibilitó un teatro que integrará armónicamente el drama culto y el popular. 
El primer edificio teatral se construyó fuera de Londres, porque la iglesia reformada y el partido republicano condenaban al teatro como causa de corrupción y pecado. Las mujeres no podían actuar, lo cual hubiera sido muy mal visto, lo que llevó a que los papeles femeninos estuvieran a cargo de hombres, generalmente adolescentes. Las compañías estaban compuestas por unos quince actores, que a veces llegaron a constituir fuertes sociedades económicas. Estaban autorizadas a actuar con el nombre del noble que les servía de patrón y a ellas se unía a veces un escritor, como en los casos de Shakespeare y Marlowe, quienes escribían exclusivamente para su compañía, que tenía los derechos sobre sus obras.
Al principio, las representaciones se hacían en las posadas, que tenían patios centrales rodeados de galerías. El escenario se colocaba a un extremo del patio. Cuando estas funciones fueron prohibidas hubo que construir locales especiales. En 1576 se edificó en Londres “El Teatro”, al que siguieron “El Telón”, “La Rosa”y “El Globo”, que fue el más conocido, porque Shakespeare fue su copropietario.
Se actuaba al aire libre, sin escenografía pero con un lujoso vestuario. El espectador no tenía, entonces, ayudas visuales para localizar los hechos, lo que explica el rápido cambio de escenas que es característico de este teatro. La importancia residía en el texto de las obras y el peso del espectáculo en el poder de los actores para crear la ilusión.
El edificio teatral era de forma circular o hexagonal, sin techo. Uno de los lados correspondía a la escena y los otros estaban recorridos por una galería, donde se ubicaba parte del público. La escena consistía en una plataforma de poco más de un metro de alto que avanzaba sobre lo que ahora es la platea, separada de los vestuarios por una simple cortina y sin telón al frente, por lo que todos los cambios se hacían a la vista del público. Este escenario, como todo el teatro, tiene tres pisos, cada uno de ellos con un balcón central y dos ventanas a los lados, utilizados para las escenas como la del balcón en “Romeo y Julieta”. Había tres áreas de actuación: en el proscenio se realizaban las batallas, los duelos y las fiestas. En la parte trasera, en una alcoba cubierta por una cortina, se consumaban los adulterios y los fallecimientos. El balcón podía representar lo mismo la habitación de una doncella o las murallas de una fortaleza. Una trampa colocada en el suelo dejaba paso a los espectros y demonios, mientras que del techo (o cielo) descendían los seres celestiales. Como se comprende, un teatro semejante recurría constantemente a la complicidad de los espectadores.
William Shakespeare incursionó en diversas modalidades dentro del género dramático, desde la comedia a la tragedia, pasando por los dramas de carácter histórico, e insertando muchas veces momentos humorísticos o grotescos en medio de lo trágico. Como todo hombre del Renacimiento, recibió la influencia de los autores griegos y latinos, pero fue innovador en cuanto a la estructura formal de sus obras, ya que no se guió por las tres unidades que regían el teatro griego: en sus obras hay frecuentes cambios espaciales y el tiempo transcurre más allá de las 24 hs. establecidas. Hay también una alternancia de los pasajes en prosa y los pasajes en verso por lo que en muchas oportunidades se habla de ellas como “dramas poéticos”.
Atrajo a los más diversos públicos, porque daba a cada uno lo que quería ver. Tal vez una de las razones por las que hoy se sigue representando sea por lo verosímil que resultan sus personajes, con sus contradicciones, sus debilidades y virtudes. Sus obras traen mensajes universales, válidos hasta hoy, pero fueron también representativas de la atmósfera de su tiempo: la magia, lo sobrenatural, la confianza en el hombre, lo engañoso de las apariencias, son temas frecuentes.
Se discutió durante mucho tiempo si Shakespeare fue el autor de los dramas que se estrenaron e imprimieron con su nombre o si fue una pantalla para otro autor que quería permanecer en el anonimato por razones particulares. Se propusieron varios nombres al respecto, ninguno comprobable, y la cuestión quedó de lado. 
Este autor no inventó todos los argumentos de sus obras, sino que estos provienen a veces de textos de otros autores, mejorados por él, así como otros derivan de la historia o de las leyendas de su país. Además de las fuentes históricas y literarias es posible señalar la influencia de temas reales, contemporáneos del escritor, que él supo dramatizar.
Para Shakespeare el hombre es la sede de las luchas entre el bien y el mal y el drama es la expresión artística de ese conflicto. La obra de teatro es concebida como el enfrentamiento entre un destino y un carácter que pretende destruir el orden. El individuo es aniquilado por la justicia eterna que le castiga y restablece el orden. Los protagonistas de sus obras son “caracteres”, concebidos con la complejidad y posibilidades de cambio propias de un ser humano, no “tipos”, que serían personajes previsibles, representantes de una pasión o virtud determinada.
El gusto por los elementos sobrenaturales que estaba en todos los espectadores isabelinos fue sabiamente explotado por el poeta. En las brujas, las hadas y fantasmas, se encarna un mundo maravilloso con presencia efectiva en el mundo humano. Era parte de las creencias de Shakespeare y sus espectadores, que frecuentemente veían quemar brujas. El mismo rey, Jacobo, había escrito un tratado sobre demonología. También aparece en las obras de este autor lo maravilloso en forma de alucinaciones, que es la manera dramática de expresar el desorden interior, la angustia o el miedo de los personajes.

lunes, 13 de agosto de 2018

Tarea domiciliaria para estudiantes de 5to año:




Divina Comedia 2.0

La tarea consiste en crear una narración en la que el personaje central (que está vivo) pueda recorrer en parte o en su totalidad el mundo de los muertos. Debe tener un guía, en lo posible conocido, que ya no esté en este mundo. Sería interesante saber cómo se siente el personaje, qué sitios recorre, con cuáles almas se encuentra y si llega a hablar con algunas de ellas, que le digan algo de su historia. 
Una diferencia sustancial con el viaje de Dante es que esta vez el protagonista tiene wifi, y se puede comunicar con alguien del mundo de los vivos, publicar fotos o estados, recibir comentarios, etc, utilizando cualquier red social de esta época. Estas publicaciones pueden aparecer a través de un dibujo o una captura de pantalla, porque el trabajo puede hacerse a mano o en la computadora. 
Esta tarea es individual, no obligatoria, para entregar durante el mes de agosto. No hay mínimo ni máximo de extensión. Los trabajos pueden ser leídos en cualquiera de los grupos, salvo que el o los estudiantes indiquen que prefieren lo contrario. 
Por cualquier duda: laprofedelit@gmail.com.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Dante: información general



INFORMACIÓN SOBRE "DIVINA COMEDIA"

LA EDAD MEDIA

El estudio de la época a la cual pertenece es fundamental para acercarse a la obra de Dante Alighieri, de la que se dice que es una "síntesis del pensamiento medieval". Recordemos que la Edad Media comprende un extenso período de tiempo, de los siglos V al XV aproximadamente, y que en general ha sido vista como una época de "oscurantismo". Los últimos cinco siglos, llamados “Baja Edad Media”, suponen un renacer en todos los planos de la actividad humana. Comienzan a resurgir las ciudades y la economía se hace monetaria y mercantil; los caminos se animan y llenan de viajeros y las clases altas comienzan a ver en el lujo en el vestido, en la mesa o en la ornamentación de la casa un símbolo de poder y un disfrute de lo terrenal.

El hombre cambia su visión de la divinidad, del miedo que lo dominaba en el comienzo de la Edad Media pasa ahora a sentirse protegido por un amoroso ser superior. El culto a la virgen María pasa a un primer plano y se la ve como intermediaria ideal entre el hombre y Dios. Por otra parte, la educación se va separando del poder de la Iglesia y surgen las primeras Universidades. Poco a poco las lenguas romances se van independizando del latín.

DANTE ALIGHIERI

Nace en mayo de 1265 en un pueblito cercano a Florencia. Esta era en ese momento una ciudad dividida en dos bandos políticos llamados güelfos y gibelinos.

A los nueve años de edad Dante ve por primera vez a Beatrice de Portinari, a quien inmortalizará en su obra. De este encuentro dirá: “mi espíritu quedó tan preocupado que fue inhábil para todo, entregado por completo mi pensamiento al de la hermosa y gentil criatura”. Esta joven, que se casa con otro hombre en 1283, muere poco después, en 1290. Cinco años más tarde, Dante contrae matrimonio con Gemma Donati, con la que tendrá tres hijos, pero no olvidará sus fugaces encuentros con Beatrice, aunque estos no pasaran de un simple intercambio de saludos. Ella será la figura inmortal de “La Vita Nova” y será también la conductora de Dante en el Paraíso, en “La Divina Comedia”.

A partir de 1302 el poeta debe ir al exilio como consecuencia de su compromiso con sus ideales políticos, mientras las luchas civiles se continuaban en su ciudad natal, a la que él nunca podrá retornar. Muere en Rávena, en 1321.

LA DIVINA COMEDIA

La “Commedia” es un extenso poema escrito por Dante en lengua vulgar (es decir, no en latín), con 14.333 versos, obra maestra de la literatura italiana. Cuando hablamos de una comedia nos referimos a una obra dramática, y no parece lógico aplicar tal término a una obra que no está escrita para ser representada, sino que es un poema narrativo. El título tiene, sin embargo, su justificación porque en esa época se ponía mayor atención al contenido que a la forma para determinar la pertenencia a un género literario. La Comedia va de un comienzo agitado a un final sereno y tranquilo (del Infierno al Paraíso), y está escrita en lengua vulgar (toscano) y no en latín, como se acostumbraba. En el siglo XIV Bocaccio le agregó el calificativo “divina” por su calidad estética y su tema religioso.

La composición se ubica en los años de exilio de Dante. Se supone que el Infierno habría sido terminado alrededor de 1308, el Purgatorio hacia 1313 y el Paraíso poco antes de morir, en 1321. Narra un viaje por los tres reinos de ultratumba, tal como eran concebidos por la Iglesia de su época:. La idea de ubicar la obra en el más allá no es original de Dante: en la antigüedad grecolatina hubo autores como Homero (“La Odisea”) y Virgilio (“La Eneida”) que hacen descender a sus personajes al mundo de los muertos. En cada región el poeta habrá de encontrarse con distintos espíritus, algunos procedentes del mundo real y otros que son solo mitos.

ESTRUCTURA:

Está escrita en versos de once sílabas (endecasílabos) agrupados en estrofas de tres versos (tercetos) con rima consonante, ya que riman el primer y tercer verso de cada estrofa, mientras el segundo marca la rima para la estrofa siguiente.

Estructuralmente es de una simetría rigurosa. Está compuesta por cien cantos, número considerado perfecto. Estos cantos se distribuyen en tres grandes partes, llamadas cánticas: el Infierno, con un canto de introducción y 33 cantos, el Purgatorio, con 33 cantos, y el Paraíso, con 33 cantos. Se nota una preocupación cabalística por parte del autor, el cual insiste en varias oportunidades con el número 3 y sus múltiplos. Este número tenía gran importancia para el cristianismo, derivado de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

LOS TRES REINOS

Para Dante, según el sistema de Tolomeo, nuestro planeta está inmóvil en el centro del mundo y a su alrededor giran las esferas celestes en las que están suspendidos el Sol, los planetas, las estrellas.

INFIERNO es la región de los condenados eternos, reina el dolor y la desesperanza, no existe posibilidad de salir y los castigos se repetirán idénticamente por siempre. Es un mundo de oscuridad, sin Sol y sin estrellas, reflejo de la condición moral del alma de los condenados. Una rica escenografía será el marco de este lugar, donde hay puertas, tumbas, murallas, castillos, ríos, lagunas, gusanos, serpientes, demonios, etc. Dante es guiado aquí y en la mayor parte del Purgatorio por Virgilio, escritor de la Antigüedad.
Dante lo concibe dividido en nueve círculos. A medida que se desciende el espacio es menor y más grave el pecado, hasta llegar al último círculo, el de los traidores, donde está Lucifer. Las culpas se ordenan en tres grandes categorías:
a) Pecados de INCONTINENCIA: es la incapacidad de frenar los impulsos con la razón (lujuriosos, glotones, avaros, pródigos e iracundos).
b) Pecados de BESTIALIDAD (herejes y violentos).
c) Pecados de MALICIA (traidores y fraudulentos).
El pecado es mayor cuanto mayor grado de racionalidad implica, los habitantes de los primeros círculos no hicieron más que dejarse dominar por las pasiones, mientras los últimos utilizaron su capacidad intelectual para hacer el mal. Quedan excluidos de esta división aquellos que no conocieron al verdadero Dios por vivir antes de la era cristiana y los niños que murieron sin ser bautizados. Sus espíritus residen eternamente en una región llamada Limbo, donde no hay castigos pero sí una eterna melancolía por no poder aspirar al Paraíso.

El PURGATORIO es un lugar transitorio, donde las almas se purifican con la esperanza de alcanzar el Paraíso. Dante lo concibe como una montaña en una isla. En la base hay una zona rocosa de difícil acceso: el Antepurgatorio; luego viene el Purgatorio propiamente dicho, dividido en siete terrazas donde el alma se purifica de los siete pecados capitales y en la cima hay una planicie, el Paraíso terrestre. Aquí se produce el encuentro entre Dante y Beatrice, que será en adelante su guía, sustituyendo a Virgilio, que no puede entrar al Paraíso.

El PARAÍSO se compone de nueve cielos, esferas luminosas concéntricas, sobre las cuales está el cielo de Dios, las jerarquías celestiales y los bienaventurados. Es el reino del espíritu absolutamente liberado de la carne, las almas nada lamentan de lo terreno y nada ansían, pues están completas en sí mismas.

lunes, 16 de julio de 2018

DIVINA COMEDIA: INFIERNO, CANTOS 1 Y 3

DIVINA COMEDIA: INFIERNO, CANTOS 1 Y 3

CANTO I
            A la mitad del viaje de nuestra vida me encontré en una selva oscura, por haberme apartado del camino recto. ¡Ah! Cuán penoso me sería decir lo salvaje, áspera y espesa que era esta selva, cuyo recuerdo renueva mi pavor, pavor tan amargo, que la muerte no lo es tanto. Pero antes de hablar del bien que allí encontré, revelaré las demás cosas que he visto. No sé decir fijamente cómo entré allí; tan adormecido estaba cuando abandoné el verdadero camino. Pero al llegar al pie de una cuesta, donde terminaba el valle que me había llenado de miedo el corazón, miré hacia arriba, y vi su cima revestida ya de los rayos del planeta que nos guía con seguridad por todos los senderos. Entonces se calmó algún tanto el miedo que había permanecido en el lago de mi corazón durante la noche que pasé con tanta angustia; y del mismo modo que aquel que, saliendo anhelante fuera del piélago, al llegar a la playa, se vuelve hacia las ondas peligrosas y las contempla, así mi espíritu, fugitivo aún, se volvió hacia atrás para mirar el lugar de que no salió nunca nadie vivo.
            Después de haber dado algún reposo a mi fatigado cuerpo, continué subiendo por la solitaria playa, procurando afirmar siempre aquel de mis pies que estuviera más bajo. Al principio de la cuesta, aparecióseme una pantera ágil, de rápidos movimientos y cubierta de manchada piel. No se separaba de mi vista, sino que interceptaba de tal modo mi camino, que me volví muchas veces para retroceder. Era a tiempo que apuntaba el día, y el sol subía rodeado de aquellas estrellas que estaban con él cuando el amor divino imprimió el primer movimiento a todas las cosas bellas. Hora y estación tan dulces me daban motivo para augurar bien de aquella fiera de pintada piel. Pero no tanto que no me infundiera terror el aspecto de un león que a su vez se me apareció; figuróseme que venía contra mí, con la cabeza alta y con un hambre tan rabiosa, que hasta el aire parecía temerle. Siguió a éste una loba que, en medio de su demacración, parecía cargada de deseos; loba que ha obligado a vivir miserable a mucha gente. El fuego que despedían sus ojos me causó tal turbación, que perdí la esperanza de llegar a la cima. Y así como el que gustoso atesora y se entristece y llora con todos sus pensamientos cuando llega el momento en que sufre una pérdida, así me hizo padecer aquella inquieta fiera, que, viniendo a mi encuentro, poco a poco me repelia hacia donde el sol se calla. Mientras yo retrocedía hacia el valle, se presentó a mi vista uno, que por su prolongado silencio parecía mudo.
            Cuando le vi en aquel gran desierto:
            - Piedad de mí -le grité- quienquiera que seas, sombra u hombre verdadero.          Respondióme:
            - No soy ya hombre, pero lo he sido; mis padres fueron lombardos y ambos tuvieron a Mantua por patria. Nací sub Julio, aunque algo tarde, y vi Roma bajo el mando del buen Augusto en tiempo de los dioses falsos y engañosos. Poeta fui, y canté a aquel justo hijo de Anquises, que volvió de Troya después del incendio de
la soberbia llión. Pero, ¿por qué te entregas de nuevo a tu aflicción? ¿Por qué no asciendes al delicioso monte, que es causa y principio de todo goce?
            - ¡Oh! ¿Eres tú aquel Virgilio, aquella fuente que derrama tan ancho raudal de elocuencia? -le respondí ruboroso-. ¡Ah!, ¡honor y antorcha de los demás poetas! Válganme para contigo el prolongado estudio y el grande amor con que he leído y meditado tu obra. Tú eres mi maestro y mi autor predilecto; tú sólo eres aquél de quien he imitado el bello estilo que me ha dado tanto honor. Mira esa fiera debido a la cual retrocedía; líbrame de ella, famoso sabio, porque a su aspecto se estremecen mis venas y late con precipitación mi pulso.
            - Te conviene seguir otra ruta -respondió al verme llorar-, si quieres huir de este sitio salvaje; porque esa fiera que te hace prorrumpir en tales lamentaciones no deja pasar a nadie por su camino, sino que se opone a ello matando al que a tanto se atreve. Su instinto es tan malvado y cruel, que nunca ve satisfechos sus ambiciosos deseos, y después de comer tiene más hambre que antes. Muchos son los animales a quienes se une, y serán aun muchos más hasta que venga el Lebrel y la haga morir entre dolores. Éste no se alimentará de tierra ni de peltre, sino de sabiduría, de amor y de virtud, y su patria estará entre Feltro y Feltro. Será la salvación de esta humilde Italia, por quien murieron de sus heridas la virgen Camila, Euríalo y Turno y Niso. Perseguirá a la loba de ciudad en ciudad hasta que la haya arrojado en el infierno, de donde en otro tiempo la hizo salir la envidia. Ahora, por tu bien, pienso Y veo claramente que debes seguirme; yo seré tu guía, y te sacaré de aquí para llevarte a un lugar eterno, donde oirás aullidos desesperados; verás los espíritus dolientes de los antiguos condenados, que llaman a gritos a la segunda muerte; verás también a los que están contentos entre las llamas, porque esperan, cuando llegue la ocasión, tener un puesto entre los bienaventurados. Si quieres, en seguida, subir hasta ellos, te acompañará en este viaje un alma más digna que yo, te dejaré con ella cuando yo parta; pues el Emperador que reina en las alturas no quiere que por mediación mía se entre en su ciudad, porque fui rebelde a su ley. Él impera en todas partes y reina arriba; arriba está su ciudad y su alto solio: ¡Oh! ¡Feliz el elegido para su reino!
            Y yo le contesté:
- Poeta, te requiero por ese Dios a quien no has conocido, que me hagas huir de este mal y de otro peor; condúceme adonde has dicho, para que yo vea la puerta de San Pedro y a los que, según dices, están tan desolados.
Entonces se puso en marcha, y yo seguí tras él.
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CANTO III
            Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los
que entráis, abandonad toda esperanza!
            Vi escritas estas palabras con caracteres negros en el dintel de una puerta, por lo cual exclamé:
            - Maestro, el sentido de estas palabras me causa pena.
            Y él, como hombre lleno de prudencia me contestó:
            - Conviene abandonar aquí todo temor; conviene que aquí termine toda cobardía. Hemos llegado al lugar donde te he dicho que verías a la dolorida gente, que ha perdido el bien de la inteligencia.
            Y después de haber puesto su mano en la mía con rostro alegre, que me reanimó, me introdujo en medio de las cosas secretas. Allí, bajo un cielo sin estrellas, resonaban suspiros, quejas y profundos gemidos, de suerte que al escucharlos comencé a llorar. Diversas lenguas, horribles blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, voces altas y roncas, acompañadas de palmadas, producían un tumulto que va rodando siempre por aquel espacio eternamente oscuro, como la arena impelida por un torbellino. Yo, que estaba horrorizado, dije:
            - Maestro, ¿qué es lo que oigo, y qué gente es ésa, que parece doblegada por el dolor?
            Me respondió:
            - Esta miserable suerte está reservada a las tristes almas de aquellos que vivieron sin merecer alabanzas ni vituperio; están confundidas entre el perverso coro de los ángeles que no fueron rebeldes ni fieles a Dios, sino que sólo vivieron para sí. El Cielo los lanzó de su seno por no ser menos hermoso, pero el profundo Infierno no quiere recibirlos por la gloria que con ello podrían reportar los demás culpables.
            Y yo repuse:
            - Maestro, ¿qué cruel dolor les hace lamentarse tanto?
            A lo que me contestó:
            - Te lo diré brevemente. Éstos no esperan morir; y su ceguedad es tanta, que se muestran envidiosos de cualquier otra suerte. El mundo no conserva ningún recuerdo suyo; la misericordia y la justicia los desdeñan: no hablemos más de ellos, míralos y pasa adelante.
Y yo, fijándome más, vi una bandera que iba ondeando tan de prisa, que parecía desdeñosa del menor reposo; tras ella venía tanta muchedumbre, que no hubiera creído que la muerte destruyera tan gran número. Después de haber reconocido a algunos, miré más fijamente, y vi la sombra de aquel que por cobardía hizo la gran renuncia. Comprendí inmediatamente y adquirí la certeza de que aquella turba era la de los ruines que se hicieron desagradables a los ojos de Dios y a los de sus enemigos. Aquellos desgraciados, que no vivieron nunca, estaban desnudos, y eran molestados sin tregua por las picaduras de las moscas y de las avispas que allí había; las cuales hacían correr por su rostro la sangre, que mezclada con sus lágrimas, era recogida a sus pies por asquerosos gusanos.
            Habiendo dirigido mis miradas a otra parte, vi nuevas almas a la orilla de un gran río, por lo cual, dije:
            - Maestro, dígnate manifestarme quiénes son y por qué ley parecen ésos tan prontos a  atravesar el río, según puedo ver a favor de esta débil claridad.
            Y él me respondió:
            - Te lo diré cuando pongamos nuestros pies sobre la triste orilla del Aqueronte.
            Entonces, avergonzado y con los ojos bajos, temiendo que le disgustasen mis preguntas, me abstuve de hablar hasta que llegamos al río. En aquel momento vimos un anciano cubierto de canas, que se dirigía hacia nosotros en una barquichuela, gritando:
            - ¡Ay de vosotras, almas perversas! No esperéis ver nunca el Cielo. Vengo para conduciros a la otra orilla, donde reinan eternas tinieblas, en medio del calor y del frío. Y tú, alma viva, que estás aquí, aléjate de entre esas que están muertas. Pero cuando vio que yo no me movía, dijo: Llegarás a la playa por otra orilla, por otro puerto, mas no por aquí: para llevarte se necesita una barca más ligera.
            Y mi guía le dijo:
            - Carón, no te irrites. Así se ha dispuesto allí donde se puede todo lo que se quiere; y no preguntes más.
            Entonces se aquietaron las velludas mejillas del barquero de las lívidas lagunas, que tenía círculos de llamas alrededor de sus ojos. Pero aquellas almas, que estaban desnudas y fatigadas, no bien oyeron tan terribles palabras, cambiaron de color, rechinando los dientes, blasfemando de Dios, de sus padres, de la especie humana, del sitio y del día de su nacimiento, de la prole de su prole y de su descendencia: después se retiraron todas juntas, llorando fuertemente, hacia la orilla maldita en donde se espera a todo aquel que no teme a Dios. El demonio Carón, con ojos de ascuas, haciendo una señal, las fue reuniendo, golpeando con su remo a las que se rezagaban; y así como en otoño van cayendo las hojas una tras otra, hasta que las ramas han devuelto a la tierra todos sus despojos, del mismo modo los malvados hijos de Adán se lanzaban uno a uno desde la orilla, a aquella señal, como pájaros que acuden al reclamo. De esta suerte se fueron alejando por las negras ondas, pero antes de que hubieran saltado en la orilla opuesta, se reunió otra nueva muchedumbre en la que aquéllas habían dejado.
            - Hijo mío -me dijo el cortés Maestro-, los que mueren en la cólera de Dios acuden aquí de todos los países, y se apresuran a atravesar el río, espoleados de tal suerte por la justicia divina, que su temor se convierte en deseo. Por aquí no pasa nunca un alma pura; por lo cual, si Carón se irrita contra ti, ya conoces ahora el motivo de sus desdeñosas palabras.
Apenas hubo terminado, tembló tan fuertemente la sombría campiña, que el recuerdo del espanto que sentí aún me inunda la frente de sudor. De aquella tierra de lágrimas salió un viento que produjo rojizos relámpagos, haciéndome perder el sentido y caer como un hombre sorprendido por el sueño.

lunes, 4 de junio de 2018

Romanticismo: información

ROMANTICISMO

La palabra “romanticismo” puede entenderse en más de un sentido. Por un lado, se refiere a un estado de sensibilidad y jerarquización de los sentimientos. Por otro, alude a un fenómeno artístico concreto: es en este sentido que la utilizaremos aquí.
El Romanticismo fue un vasto movimiento de ideas, de amplias proyecciones éticas y estéticas, que marcó con su sello al siglo XIX y cuya influencia perdura en algunos aspectos hasta nuestros días. Su nombre tal vez deriva del sustantivo francés “roman “ (relato de aventuras) o del adjetivo inglés “romantic”, que calificaba a cierto tipo de cuadros campestres, con paisajes crepusculares o nocturnos, de carácter marcadamente melancólico.
Sus orígenes hay que buscarlos en el siglo XVIII, fundamentalmente en la cultura alemana, donde se produce el movimiento llamado STURM UND DRANG (“empuje y pasión”) , que propugna la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revaloriza la expresión artística de los sentimientos y las vivencias. Esta sensibilidad prerromántica se manifiesta también pronto en Inglaterra y se extiende finalmente por toda Europa. Constituyó una reacción contra el Neoclasicismo del siglo XVIII, que rendía culto a lo equilibrado, lo racional, buscando un arte cargado de reglas que se quedaba en la imitación de los clásicos, sin autenticidad. No en vano este fue llamado “el siglo de las luces”. El prerromanticismo renueva el gusto por la naturaleza, el desborde de la subjetividad, la tradición y el folklore nacional. Sus principales exponentes son J.J.Rousseau, en Francia, quien usa por primera vez el término “romántico” con el sentido actual, y J.W. Goethe con su obra “Las lamentaciones del joven Werther”, en Alemania.
El Romanticismo empieza a organizarse a principios de siglo, alcanza su madurez y máxima propagación hacia 1830y comienza su declinación, que se concreta hacia 1850
El romanticismo presenta una serie de características íntimamente relacionadas unas con otras y que se condicionan entre ellas.
INDIVIDUALISMO
El hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto a los demás, y afirma constantemente ese “yo” frente a lo que le rodea. En algunos casos llega a sentirse superior a todo lo otro: exalta su propia sensibilidad, sus emociones, su genio, pero también su desgracia o su infelicidad. EGOCENTRISMO. Todo va a girar alrededor del yo, por lo tanto frecuentemente habla el romántico en primera persona, a menudo protestando por la incomprensión de su sociedad, por el desconocimiento de su genio individual.
DESENGAÑO. El choque entre el yo romántico y la realidad que no da satisfacción a sus anhelos e ideales produce en el artista romántico un hondo desengaño, un tedio y un hastío vitales que lo llevan a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas y religiosas.
POPULISMO. Se revalorizan los elementos populares, como la música, el canto, las narraciones del pueblo. se busca conocer lo que tiene de particular y específico el espíritu de cada nación. De ahí la obsesión por buscar las raíces de cada pueblo en su literatura y su cultura.
LIBERTAD. Hay una exaltación de la libertad; sólo en libertad se alcanza la plenitud. Un poeta español del siglo XIX, Larra, afirma: “libertad en la literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa de la época.” En el arte, la libertad está vinculada con lo formal, la negación a dejarse limitar por reglas prefijadas. En la vida cotidiana, tiene que ver con un estilo libre y desprejuiciado de vivir, conocido en general como “bohemio”. En lo nacional, a veces se relacionó con actitudes patrióticas, como en España o Italia.
SUBJETIVISMO
Frente a la razón se levanta la bandera el sentimiento, de ahí la importancia de emociones, sueños y fantasías. El hombre romántico profundiza minuciosamente en sí mismo o en sus personajes. Su actitud de búsqueda interior lo lleva a descuidar el mundo que lo rodea y refugiarse en lugares solitarios.
SOLEDAD. El gusto por la soledad se convierte en uno de los temas románticos por excelencia. Esto justifica la preferencia por lugares solitarios como castillos, cementerios, espacios apartados y recónditos. La soledad del romántico nace también de su individualismo, de la afirmación de su yo; en este sentido la soledad produce también dolor y lo lleva a ansiar la integración, la comprensión de los otros, el amor.
IRRACIONALISMO. Se niega que la razón pueda explicar por completo la realidad. Se abandona la idea de que existan verdades fijas e inmutables que puedan ser descubiertas. Este rechazo por la razón y lo racional explica la preferencia de los románticos por lo sobrenatural, lo mágico y misterioso. Tal vez ligado a esto se produce un retorno a la religiosidad.      
LA NATURALEZA
Frente a la Naturaleza artificiosa del Neoclasicismo, el artista romántico representa la naturaleza en forma dramática, en movimiento, con preferencia por la ambientación nocturna. Opone al orden, a la mesura y la armonía neoclásicos, el desorden y la falta de proporción. La Naturaleza se identifica con los estados de ánimo del creador, es como una proyección de sus sentimientos y a la vez está por encima de todo, lo que deja traslucir cierta concepción panteísta del universo.
EVASION
Para escapar de ese mundo en el que no encuentra cabida su idealismo extremo, el romántico opta por escapar de la realidad inmediata que no le gusta. Esa evasión puede conducirlo a épocas pretéritas, como la Edad Media, o a lugares lejanos y exóticos, como Oriente o América. La fantasía funciona siempre como forma de evasión de la realidad para el hombre romántico.
EL MAL DEL SIGLO
El romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo que da lugar a una desazón vital. Se habló del “mal del siglo” para referirse a ese estado de ánimo propio de los románticos, compuesto por melancolía, tedio de vivir, insatisfacción, desconsuelo. A veces esto constituía una postura, con más de fingido que de auténtico, como una especie de moda.
Tales son, en un breve acercamiento, las principales características del Romanticismo. Al alumno le toca el profundizar en estos aspectos, investigar cuáles fueron sus principales autores y cómo se desarrolló especialmente en España este movimiento.

domingo, 3 de junio de 2018

Salmo 22 (del Antiguo Testamento) y Salmo 22 (de Ernesto Cardenal)


Salmo 22  (Salmo de David)

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo.
Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.
Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
Mas yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Todos los que me ven me escarnecen;
Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía.
Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
Sobre ti fui echado desde antes de nacer;
Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.
Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente.
He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.
Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león,
Y líbrame de los cuernos de los búfalos.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino que cuando clamó a él, le oyó.
De ti será mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen.
Comerán los humildes, y serán saciados;
Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre.
Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
La posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
Vendrán, y anunciarán su justicia;
A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
---Versión Reina-Valera 1960 ---

¿Por qué me has abandonado? (Salmo 21)

Dios mío Dios mío ¿por qué me has abandonado?
Soy una caricatura de hombre
                                                   el desprecio del pueblo
Se burlan de mí en todos los periódicos
Me rodean los tanques blindados
estoy apuntado por las ametralladoras
y cercado de alambradas
                                                    las alambradas electrizadas
Todo el día me pasan lista
Me tatuaron un número
Me han fotografiado entre las alambradas
y se pueden contar como en una radiografía todos mis huesos
Me han quitado toda identificación
Me han llevado desnudo a la cámara de gas
y se repartieron mis ropas y mis zapatos
Grito pidiendo morfina y nadie me oye
grito con la camisa de fuerza
grito toda la noche en el asilo de enfermos mentales

en la sala de enfermos incurables
en el ala de enfermos contagiosos

en el asilo de ancianos
agonizo bañado de sudor en la clínica del psiquiatra
me ahogo en la cámara de oxígeno
lloro en la estación de policía
en el patio del presidio
                                           en la cámara de torturas
                                                              en el orfelinato
estoy contaminado de radioactividad
                                   y nadie se me acerca para no contagiarse
Pero yo podré hablar de ti a mis hermanos
Te ensalzaré en la reunión de nuestro pueblo
Resonarán mis himnos en medio de un gran pueblo
Los pobres tendrán un banquete
Nuestro pueblo celebrará una gran fiesta
El pueblo nuevo que va a nacer.



Ernesto Cardenal

miércoles, 30 de mayo de 2018

Los ojos verdes (de Gustavo A. Bécquer)




LOS OJOS VERDES 

Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título. Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y luego he dejado a capricho volar la pluma.
Yo creo que he visto unos ojos como los que he pintado en esta leyenda. No sé si en sueños, pero yo los he visto. De seguro no los podré describir tal cuales ellos eran: luminosos, transparentes como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano. De todos modos, cuento con la imaginación de mis lectores para hacerme comprender en este que pudiéramos llamar boceto de un cuadro que pintaré algún día.
I
—Herido va el ciervo..., herido va... no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han flaqueado sus piernas... Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban... En cuarenta años de montero no he visto mejor golpe... Pero, ¡por San Saturio, patrón de Soria!, cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados, y hundid a los corceles una cuarta de hierro en los ijares: ¿no veis que se dirige hacia la fuente de los Alamos y si la salva antes de morir podemos darlo por perdido?
Las cuencas del Moncayo repitieron de eco en eco el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada, y las voces de los pajes resonaron con nueva furia, y el confuso tropel de hombres, caballos y perros, se dirigió al punto que Iñigo, el montero mayor de los marqueses de Almenar, señalara como el más a propósito para cortarle el paso a la res.
Pero todo fue inútil. Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas, jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo, rápido como una saeta, las había salvado de un solo brinco, perdiéndose entre los matorrales de una trocha que conducía a la fuente.
—¡Alto!... ¡Alto todo el mundo! —gritó Iñigo entonces—. Estaba de Dios que había de marcharse.
Y la cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles dejaron refunfuñando la pista a la voz de los cazadores.
En aquel momento, se reunía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.
—¿Qué haces? —exclamó, dirigiéndose a su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos—. ¿Qué haces, imbécil? Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque. ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos?
—Señor —murmuró Iñigo entre dientes—, es imposible pasar de este punto.
—¡Imposible! ¿Y por qué?
—Porque esa trocha —prosiguió el montero— conduce a la fuente de los Alamos: la fuente de los Alamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente paga caro su atrevimiento. Ya la res, habrá salvado sus márgenes. ¿Cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Fiera que se refugia en esta fuente misteriosa, pieza perdida.
—¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador... ¿Lo ves?... ¿Lo ves?... Aún se distingue a intervalos desde aquí; las piernas le fallan, su carrera se acorta; déjame..., déjame; suelta esa brida o te revuelvo en el polvo... ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitadores. ¡Sus, Relámpago!; ¡sus, caballo mío! Si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro.
Caballo y jinete partieron como un huracán. Iñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados.
El montero exclamó al fin:
—Señores, vosotros lo habéis visto; me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerlo. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí en adelante, que pruebe a pasar el capellán con su hisopo.
II
—Tenéis la color quebrada; andáis mustio y sombrío. ¿Qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, en que llegasteis a la fuente de los Alamos, en pos de la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos. Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Sólo con esas cavilaciones que os persiguen, todas las mañanas tomáis la ballesta para enderezaros a la espesura y permanecer en ella hasta que el sol se esconde. Y cuando la noche oscurece y volvéis pálido y fatigado al castillo, en valde busco en la bandolera los despojos de la caza. ¿Qué os ocupa tan largas horas lejos de los que más os quieren?
Mientras Iñigo hablaba, Fernando, absorto en sus ideas, sacaba maquinalmente astillas de su escaño de ébano con un cuchillo de monte.
Después de un largo silencio, que sólo interrumpía el chirrido de la hoja al resbalar sobre la pulimentada madera, el joven exclamó, dirigiéndose a su servidor, como si no hubiera escuchado una sola de sus palabras:
—Iñigo, tú que eres viejo, tú que conoces las guaridas del Moncayo, que has vivido en sus faldas persiguiendo a las fieras, y en tus errantes excursiones de cazador subiste más de una vez a su cumbre, dime: ¿has encontrado, por acaso, una mujer que vive entre sus rocas?
—¡Una mujer! —exclamó el montero con asombro y mirándole de hito en hito.
—Sí —dijo el joven—, es una cosa extraña lo que me sucede, muy extraña... Creí poder guardar ese secreto eternamente, pero ya no es posible; rebosa en mi corazón y asoma a mi semblante. Voy, pues, a revelártelo... Tú me ayudarás a desvanecer el misterio que envuelve a esa criatura que, al parecer, sólo para mí existe, pues nadie la conoce, ni la ha visto, ni puede dame razón de ella.
El montero, sin despegar los labios, arrastró su banquillo hasta colocarse junto al escaño de su señor, del que no apartaba un punto los espantados ojos... Este, después de coordinar sus ideas, prosiguió así:
—Desde el día en que, a pesar de sus funestas predicciones, llegué a la fuente de los Alamos, y, atravesando sus aguas, recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de soledad.
Tú no conoces aquel sitio. Mira: la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae, resbalándose gota a gota, por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas, que al desprenderse brillan como puntos de oro y suenan como las notas de un instrumento, se reúnen entre los céspedes y, susurrando, susurrando, con un ruido semejante al de las abejas que zumban en torno a las flores, se alejan por entre las arenas y forman un cauce, y luchan con los obstáculos que se oponen a su camino, y se repliegan sobre sí mismas, saltan, y huyen, y corren, unas veces, con risas; otras, con suspiros, hasta caer en un lago. En el lago caen con un rumor indescriptible. Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado solo y febril sobre el peñasco a cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa, Para estancarse en una balsa profunda cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.
Todo allí es grande. La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía. En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en las ondas del agua, parece que nos hablan los invisibles espíritus de la Naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre.
Cuando al despuntar la mañana me veías tomar la ballesta y dirigirme al monte, no fue nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la caza, no; iba a sentarme al borde de la fuente, a buscar en sus ondas... no sé qué, ¡una locura! El día en que saltó sobre ella mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña.., muy extraña..: los ojos de una mujer.
Tal vez sería un rayo de sol que serpenteó fugitivo entre su espuma; tal vez sería una de esas flores que flotan entre las algas de su seno y cuyos cálices parecen esmeraldas...; no sé; yo creí ver una mirada que se clavó en la mía, una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos. En su busca fui un día y otro a aquel sitio.
Por último, una tarde... yo me creí juguete de un sueño...; pero no, es verdad; le he hablado ya muchas veces como te hablo a ti ahora...; una tarde encontré sentada en mi puesto, vestida con unas ropas que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación. Sus cabellos eran como el oro; sus pestañas brillaban como hilos de luz, y entre las pestañas volteaban inquietas unas pupilas que yo había visto..., sí, porque los ojos de aquella mujer eran los ojos que yo tenía clavados en la mente, unos ojos de un color imposible, unos ojos...
—¡Verdes! —exclamó Iñigo con un acento de profundo terror e incorporándose de un golpe en su asiento.
Fernando lo miró a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba a decir, y le preguntó con una mezcla de ansiedad y de alegría:
—¿La conoces?
—¡Oh, no! —dijo el montero—. ¡Líbreme Dios de conocerla! Pero mis padres, al prohibirme llegar hasta estos lugares, me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro por lo que más améis en la tierra a no volver a la fuente de los álamos. Un día u otro os alcanzará su venganza y expiaréis, muriendo, el delito de haber encenagado sus ondas.
—¡Por lo que más amo! —murmuró el joven con una triste sonrisa.
—Sí —prosiguió el anciano—; por vuestros padres, por vuestros deudos, por las lágrimas de la que el Cielo destina para vuestra esposa, por las de un servidor, que os ha visto nacer.
—¿Sabes tú lo que más amo en el mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos... ¡Mira cómo podré dejar yo de buscarlos!
Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lágrima que temblaba en los párpados de Iñigo se resbaló silenciosa por su mejilla, mientras exclamó con acento sombrío:
—¡Cúmplase la voluntad del Cielo!
III
—¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu patria? ¿En dónde habitas? Yo vengo un día y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos lugares ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe de una vez el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda. Yo te amo, y, noble o villana, seré tuyo, tuyo siempre.
El sol había traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a grandes pasos por su falda; la brisa gemía entre los álamos de la fuente, y la niebla, elevándose poco a poco de la superficie del lago, comenzaba a envolver las rocas de su margen.
Sobre una de estas rocas, sobre la que parecía próxima a desplomarse en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba, temblando, el primogénito Almenar, de rodillas a los pies de su misteriosa amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro.
Cuando el joven acabó de hablarle, sus labios se removieron como para pronunciar algunas palabras; pero exhalaron un suspiro, un suspiro débil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una brisa al morir entre los juncos.
—¡No me respondes! —exclamó Fernando al ver burlada su esperanza—. ¿Querrás que dé crédito a lo que de ti me han dicho? ¡Oh, no!... Háblame; yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer...
—O un demonio... ¿Y si lo fuese?
El joven vaciló un instante; un sudor frío corrió por sus miembros; sus pupilas se dilataron al fijarse con más intensidad en las de aquella mujer, y fascinado por su brillo fosfórico, demente casi, exclamó en un arrebato de amor:
—Si lo fueses.:, te amaría..., te amaría como te amo ahora, como es mi destino amarte, hasta más allá de esta vida, si hay algo más de ella.
—Fernando —dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una música—, yo te amo más aún que tú me amas; yo, que desciendo hasta un mortal siendo un espíritu puro. No soy una mujer como las que existen en la Tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como ellas, fugaz y transparente: hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues. Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes lo premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi caso extraño y misterioso.
Mientras ella hablaba así, el joven absorto en la contemplación de su fantástica hermosura, atraído como por una fuerza desconocida, se aproximaba más y más al borde de la roca.
La mujer de los ojos verdes prosiguió así:
—¿Ves, ves el límpido fondo de este lago? ¿Ves esas plantas de largas y verdes hojas que se agitan en su fondo?... Ellas nos darán un lecho de esmeraldas y corales..., y yo..., yo te daré una felicidad sin nombre, esa felicidad que has soñado en tus horas de delirio y que no puede ofrecerte nadie... Ven; la niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón de lino...; las ondas nos llaman con sus voces incomprensibles; el viento empieza entre los álamos sus himnos de amor; ven..., ven.
La noche comenzaba a extender sus sombras; la luna rielaba en la superficie del lago; la niebla se arremolinaba al soplo del aire, y los ojos verdes brillaban en la oscuridad como los fuegos fatuos que corren sobre el haz de las aguas infectas... Ven, ven... Estas palabras zumbaban en los oídos de Fernando como un conjuro. Ven... y la mujer misteriosa lo llamaba al borde del abismo donde estaba suspendida, y parecía ofrecerle un beso..., un beso...
Fernando dio un paso hacía ella..., otro..., y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve..., y vaciló..., y perdió pie, y cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre.
Las aguas saltaron en chispas de luz y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose hasta expirar en las orillas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER