martes, 15 de agosto de 2017

5º año: información del W. Shakespeare









WILLIAM SHAKESPEARE


Vivió en el Renacimiento, período cuyo nombre deriva del interés que se despertó por la antigüedad grecolatina y por el conocimiento científico en general. En el plano ideológico, es importante recordar que en esta época se produce el paso del teocentrismo al antropocentrismo: el interés por el hombre y sus posibilidades pasa a un primer plano.

Al igual que en el resto del mundo, las expresiones teatrales tienen un origen religioso. Durante la Edad Media las modalidades fundamentales del teatro eran MILAGROS (representaciones de la vida de los santos), MISTERIOS (historia sagrada) y MORALIDADES (representaciones de carácter alegórico que planteaban la lucha entre el bien y el mal). Hubo también INTERLUDIOS (piezas breves de carácter profano, que criticaban las costumbres de la época para divertir a su público).

Se llama TEATRO ISABELINO a la producción teatral comprendida entre la asunción de Isabel en 1559 y el cierre de los teatros dispuesto por el parlamento en 1642, cuando reinaba Carlos I. Esta época se conoce como la “era isabelina”, donde se pone fin a un período de luchas dinásticas y religiosas y conflictos internacionales. A treinta años de su reinado Isabel había logrado robustecer el espíritu de nacionalidad, derrotando a España con la destrucción de la “armada invencible” y logrando la uniformidad religiosa. La economía y la sociedad se hallaban en plena expansión y la cultura se encontraba en su apogeo. La reina se interesó en particular por el desarrollo del arte y la cultura y con ello se produce el auge del teatro. 

Este teatro se aparta de dos unidades aristotélicas (de tiempo, de espacio) y su tipo más corriente es aquel donde los personajes luchan contra acontecimientos sobre los cuales no tienen poder. A diferencia de la tragedia clásica, incluye motivos reideros que sirven para relajar la tensión del espectador. El ingreso de un grupo de autores (entre ellos Shakespeare), llamados “ingenios universitarios” posibilitó un teatro que integrará armónicamente el drama culto y el popular. 

El primer edificio teatral se construyó fuera de Londres, porque la iglesia reformada y el partido republicano condenaban al teatro como causa de corrupción y pecado. Esto explica que las mujeres no pudieran actuar, lo cual hubiera sido muy mal visto, lo que llevó a que los papeles femeninos estuvieran a cargo de adolescentes. Las compañías estaban compuestas por unos quince actores, que a veces llegaron a constituir fuertes sociedades económicas. Estaban autorizadas a actuar con el nombre del noble que les servía de patrón y a ellas se unía a veces un escritor, como en los casos de Shakespeare y Marlowe, quienes escribían exclusivamente para su compañía, que tenía los derechos sobre sus obras.

Al principio, las representaciones se hacían en las posadas, que tenían patios centrales rodeados de galerías. El escenario se colocaba a un extremo del patio. Cuando estas funciones fueron prohibidas hubo que construir locales especiales. En 1576 se edificó en Londres “El teatro”, al que siguieron “El Telón”, “La Rosa”y “El Globo”, que fue el más conocido porque Shakespeare fue su copropietario.

Se actuaba al aire libre, sin escenografía pero con un lujoso vestuario. El espectador no tenía, entonces, ayudas visuales para localizar los hechos, lo que explica el rápido cambio de escenas que es característico de este teatro. La importancia residía en el texto de las obras y el peso del espectáculo en el poder de los actores para crear la ilusión.

El edificio teatral era de forma circular o hexagonal, sin techo. Uno de los lados correspondía a la escena y los otros estaban recorridos por una galería, donde se ubicaba parte del público. La escena consistía en una plataforma de poco más de un metro de alto que avanzaba sobre lo que ahora es la platea, separada de los vestuarios por una simple cortina y sin telón al frente, por lo que todos los cambios se hacían a la vista del público. Este escenario, como todo el teatro, tiene tres pisos, cada uno de ellos con un balcón central y dos ventanas a los lados, utilizados para las escenas como la del balcón en “Romeo y Julieta”. Había tres áreas de actuación: en el proscenio se realizaban las batallas, los duelos y las fiestas. En la parte trasera, en una alcoba cubierta por una cortina, se consumaban los adulterios y los fallecimientos. El balcón podía representar lo mismo la habitación de una doncella o las murallas de una fortaleza. Una trampa colocada en el suelo dejaba paso a los espectros y demonios, mientras que del techo (o cielo) descendían los seres celestiales. Como se comprende, un teatro semejante recurría constantemente a la complicidad de los espectadores.

William Shakespeare incursionó en diversas modalidades dentro del género dramático, desde la comedia a la tragedia, pasando por los dramas de carácter histórico, e insertando muchas veces momentos humorísticos o grotescos en medio de lo trágico. Como todo hombre del Renacimiento, recibió la influencia de los autores griegos y latinos, pero fue innovador en cuanto a la estructura formal de sus obras, ya que no se guió por las tres unidades que regían el teatro griego: en sus obras hay frecuentes cambios espaciales y el tiempo transcurre más allá de las 24 hs. establecidas. Hay también una alternancia de los pasajes en prosa y los pasajes en verso por lo que en muchas oportunidades se habla de ellas como “dramas poéticos”.

Atrajo a los más diversos públicos, porque daba a cada uno lo que quería ver. Tal vez una de las razones por las que hoy se sigue representando sea por lo verosímil que resultan sus personajes, con sus contradicciones, sus debilidades y virtudes. Sus obras traen mensajes universales, válidos hasta hoy, pero fueron también representativas de la atmósfera de su tiempo: la magia, lo sobrenatural, la confianza en el hombre, lo engañoso de las apariencias, son temas frecuentes.

Se discutió durante mucho tiempo si Shakespeare fue el autor de los dramas que se estrenaron e imprimieron con su nombre o si fue una pantalla para otro autor que quería permanecer en el anonimato por razones particulares. Se propusieron varios nombres al respecto, ninguno comprobable, y la cuestión quedó de lado. 

Este autor no inventó todos los argumentos de sus obras, sino que estos provienen a veces de textos de otros autores, mejorados por él, de la historia de su país o de leyendas. Entre 1580 y 1600 aparece una serie de obras históricas con el nombre común de “crónicas”, como la de Holinshed, que fue una de sus fuentes directas de información. Además de las fuentes literarias, es posible señalar la influencia de temas reales, contemporáneos del escritor, que él supo dramatizar.

Para Shakespeare el hombre es la sede de las luchas entre el bien y el mal y el drama es la expresión artística de esa lucha. La obra de teatro es concebida como la lucha entre un destino y un carácter que pretende destruir el orden, lucha en la cual el individuo es aniquilado por la justicia eterna que le castiga y restablece el orden. Los protagonistas de sus obras son “caracteres”, concebidos con la complejidad y posibilidades de cambio propias de un ser humano, no “tipos”, representantes de una pasión o virtud determinada.

El gusto por los elementos sobrenaturales, que estaba en todos los espectadores isabelinos, fue sabiamente explotado por el poeta. En las brujas, las hadas y fantasmas, se encarna un mundo maravilloso con una presencia efectiva en el mundo humano. En ese mundo creía Shakespeare y creían sus espectadores, que frecuentemente veían quemar brujas; creía hasta el mismo rey, Jacobo, que había escrito un tratado sobre demonología. Pero también el dramaturgo lo usa como recurso dramático allí donde lo necesita. También está lo maravilloso psicológico, en forma de alucinaciones, que es la manera dramática de expresar el desorden interior, la angustia o el miedo de sus personajes.

4º año: EL TEATRO DE FEDERICO GARCÍA LORCA





EL TEATRO DE FEDERICO GARCÍA LORCA

La producción teatral de Lorca, compuesta sobre todo en sus últimos años de vida, es hoy admirada, representada y leída en todo el mundo. Su temática profunda está relacionada con el conflicto entre el deseo y la realidad y eso lleva a muchos de sus personajes, especialmente femeninos, a destinos trágicos. Las mujeres en la España de comienzos del siglo XX eran marginadas, y por ello gozan del apoyo del autor, quien habló una vez de su “comprensión simpática de los perseguidos: del gitano, del negro, del judío, del morisco que todos llevamos dentro”. La frustración vital de sus personajes se da a la vez en dos planos: en lo social (carga de prejuicios y convenciones sociales) y en lo metafísico (por el paso del tiempo y la posibilidad de la muerte).
El suyo es un “teatro poético”, cargado de elementos simbólicos (como la luna, el agua, el caballo, la sangre), metáforas y comparaciones originales. Para Lorca “el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera”. Aparece una idea didáctica del teatro, “una escuela de llanto y de risa, y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas, y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre”.
Este autor mezcla el verso y la prosa; en sus últimas obras predomina esta última, aunque el lenguaje sea esencialmente poético. Recibe influencia de autores clásicos (como Lope de Vega), de los dramas rurales, el teatro de títeres y el teatro experimental o de vanguardia.
“La casa de Bernarda Alba” fue escrita en pocos días. Lorca la leyó a varios amigos en sus últimos meses. Lo subtitula como “drama” y no tragedia (pese a que hay una muerte) porque no hay elementos míticos y por el realismo del lenguaje, de tono coloquial, aunque es tragedia por lo inexorable de la frustración y la necesidad de la catástrofe final.
La obra empieza y termina con una muerte. 
Comienza por el luto de 8 años que impone una madre a sus hijas, lo que exagera una costumbre real y genera una situación límite. Los temas de la obra son el enfrentamiento entre autoridad y libertad y el conflicto entre realidad y deseo. Aparecen también los temas de la moral tradicional y la presión social sobre los individuos, las diferencias sociales y la condición de la mujer en la sociedad española de su época.
La acción transcurre en un espacio cerrado (la casa), que es el mundo del luto, de la ocultación, del silencio. Se alude a la casa con palabras como “presidio”, “infierno” o “convento”. Del mundo exterior llegan ecos, historias, voces. Es el mundo del “qué dirán”, de la crítica y las convenciones. Se describe como “este maldito pueblo sin río, pueblo donde siempre se bebe el agua con miedo a que esté envenenada”.

Bernarda representa el autoritarismo, habla casi siempre ordenando o prohibiendo algo y pretende que la realidad se adapte a sus deseos. Su bastón representa el poder que posee sobre los demás. Las hijas tienen una gama de actitudes, desde la mayor sumisión a la rebeldía más abierta. Viven en una reclusión impuesta y están más o menos obsesionadas por lo erótico. En cuanto a la abuela, María Josefa, en sus palabras se mezclan locura y realidad al enunciar el deseo de salir, de casarse y de ser madres, que sienten las hijas de Bernarda.