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GENERAL DE TRAGEDIA GRIEGA (Prof. M
Rodríguez)
PERÍODO CLÁSICO GRIEGO
Se conoce como clasicismo griego al período comprendido
entre los siglos V y IV a.c., época de florecimiento de las artes, de
consolidación de la democracia, de desarrollo de la filosofía y la historia. Es
el momento en que surgen nombres tan importantes para la civilización
occidental como Sócrates, Esquilo, Sófocles, Platón, Aristóteles y Eurípides. El
centro cultural durante esos dos siglos fue
Atenas. El alto número de extranjeros testimonia que los pueblos helénicos
concebían a Atenas como una verdadera capital de su mundo cultural.
Los atenienses tuvieron
desde el siglo V hasta la conquista de Grecia por Roma un estado democrático, el primero que registra la historia. Dicho
sistema es similar al que existe hoy, pero se participaba de modo directo, no
eligiendo representantes, y además la ciudadanía estaba reservada para unos
pocos hombres libres (los esclavos no votaban), privándose de todos los
derechos a los extranjeros residentes y a las mujeres. Este sistema de gobierno
se basa en la elevada educación política, el gusto por la vida pública de sus
ciudadanos y su disponibilidad del tiempo (por la existencia de esclavos y la
simplicidad de la vida ateniense). La distribución de la riqueza no tendía a crear hondas diferencias
sociales. Todos los ciudadanos atenienses gozaban de la igualdad y tenían los
mismos derechos políticos, pero los más ricos soportaban mayores impuestos y
más obligaciones militares.
La característica más
sobresaliente de la vida ateniense
fue su sobriedad, la falta de
lujos y comodidades. La plaza pública, o “ágora”, era el sitio más frecuentado de la ciudad, por negocios, reuniones
políticas o sociales. Se decía que las condiciones que hacen feliz a un hombre
son, en este orden, salud, belleza, riqueza y amistad.
Sus viviendas eran modestas, de
materiales ligeros, techo de tejas, de color blanco, en general sin ventanas
hacia el frente y dividida en el “androceo” (parte de la casa destinada a los
varones) y el “gineceo”, para las mujeres. El vestido consistía en dos
prendas, una túnica y un manto, generalmente de lana. Las damas usaban a veces
prendas teñidas, pero lo usual es que fueran blancos. En sus casas andaban
descalzos, y cuando salían se ponían unas sandalias atadas con correas. Los
banquetes mostraban también la sencillez de sus costumbres: los invitados
generalmente se reclinaban en literas, y comían en mesas individuales.
Terminada la comida, se discutían cuestiones intelectuales entre los presentes,
mientras se bebía vino mezclado con agua. A veces la reunión se animaba con la
entrada de recitadores, juglares, músicos, etc.
La situación de la mujer
variaba de acuerdo a las ciudades, pero en general carecía de instrucción y su
matrimonio era acordado por sus parientes. Sus ocupaciones eran las tareas
domésticas y el control del trabajo de las esclavas. Desde el punto de vista
legal dependía del padre, y después del marido.
En cuanto a la educación,
los varones la iniciaban a los siete años, cuando pasaban a educarse bajo la
dirección de un preceptor que era a menudo un esclavo culto. Las lecciones le
eran dadas en establecimientos privados especiales donde aprendía a leer y
escribir, y también aritmética, gramática y dibujo, así como educación física.
Luego estudiaba a los poetas griegos, recibía enseñanza musical, coral y danza.
A los 18 años debía servir durante dos años en el ejército, donde aparte de
instrucción militar estudiaba filosofía, retórica y ciencia. Se tendía,
pues, a la formación integral del individuo, atendiendo por igual a lo físico,
lo espiritual y lo intelectual.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA TRAGEDIA
La tragedia nació del
ditirambo, canto y danza ritual en honor
a Dionisos, dios de la vegetación.
El mito dice que Semele, hija de los reyes de Tebas, es seducida por Zeus y
concibe a Dionisos. Hera, al saberlo, toma la apariencia de la nodriza de la
muchacha y le sugiere que ruegue a su amante que se muestre tal como se
mostraba a su esposa en el Olimpo. Zeus, que había prometido concederle lo que
ella pidiera, cumple, y Semele cae fulminada por el rayo divino. Zeus rescata
al feto del cuerpo de su madre, lo cose a su muslo, y allí tiene lugar el final
de la gestación. Por eso Dionisos significa “el nacido dos veces”. Tras muchas
aventuras, el niño se salva de las iras de Hera disfrazado de cabrito y al
cuidado de las ninfas. Del mito se desprende que el dios muere y renace, como
la vegetación a la que representa.
El ditirambo es el
canto coral ligado a Dionisos. Estaba a cargo de unos cincuenta integrantes que
cantaban y bailaban entusiastamente en círculos, disfrazados de machos cabríos
para recrear parte del mito. Los integrantes del coro frecuentemente bebían
vino para sentirse poseídos por el dios. Había al principio un preludio que
desarrollaba un tema, seguido por el coro, que le respondía.
La tragedia propiamente
dicha nació alrededor del siglo IV, con Tespis, un autor de ditirambos que
modificó la forma tradicional para crear algo nuevo, la introducción de un
actor (año 534 a.c.). Añadió a la tragedia un recitador que no formaba
parte del coro, y que respondía a las preguntas de aquel, por lo cual se le
llamó “hipocrités”, que significa “el que responde”. De ahí el sentido de
“hipócrita” como el que finge (un actor es quien finge ser otro). De este modo
nació el diálogo, aunque de forma elemental. Según la tradición, Tespis
representaba sobre carretas, en las fiestas en honor a Dionisos, y él mismo era
a la vez autor, actor y empresario. Obtuvo el primer premio en un concurso
trágico que tal vez el primero de Atenas, y fue mejorando los medios técnicos
para producir la ficción dramática.
Poco a poco la acción
dramática se fue complicando, exigiendo más personajes, hasta que Esquilo
introdujo el segundo actor (deuteragonista) y Sófocles el tercero (tritagonista).
Podía haber un cuarto, de ser necesario. En cuanto al coro, Esquilo lo redujo a
doce integrantes, que Sófocles llevó luego a quince. Este último comenzó a
utilizar telones pintados para representar el lugar en que se ubica la acción.
Aristóteles define la
tragedia como la “representación de una
acción memorable y perfecta, de magnitud competente, recitando cada una de las
partes por sí separadamente, realizada por medio de personajes que actúan y que
no por modo de narración, sino moviendo a compasión y temor, dispone a la
moderación de las pasiones.”
La tragedia es imitación de la realidad, pero solo de acciones
importantes, dignas de ser recordadas. Su desarrollo debe transformar al
espectador, mejorarlo, haciéndole sentir una mezcla de compasión y temor por la
suerte desgraciada del héroe. De este modo canaliza su piedad y su miedo hacia
el personaje, sintiendo una liberación interior, una purificación espiritual.
Esta transformación es conocida como “catharsis”, y acerca al hombre al
ideal de sophrosine, esto es, de equilibrio, armonía y sabiduría.
La comedia es una obra dramática derivada de cantos campesinos, con un
humor a menudo exagerado y grotesco, que busca divertir al espectador abundando
en el tema de los vicios y debilidades humanas.
Otra forma dramática era el drama satírico, una tragedia más próxima
a la primitiva, que conservó el papel de los sátiros (hombres disfrazados de
cabras), la risa mezclada al llanto, y las ocurrencias subidas de tono. Era más
breve que la tragedia, y tenía sólo dos actores, con un mayor uso del humor y
desenlace siempre feliz.
LOS
CONCURSOS DRAMÁTICOS
Las representaciones
dramáticas tenían lugar en Atenas tres veces al año, en las fiestas en honor
a Dionisos. Las “Dionisíacas Urbanas”, que se celebraban en primavera, eran
las más importantes, y a ellas acudía gente de diversas ciudades. La fiesta
duraba seis días, y se iniciaba con un anuncio de las obras y autores que se
presentaban, una procesión llevando la estatua del dios Dionisos, un concurso
de ditirambos y, como principal atracción, un concurso de tragedias. Los
espectáculos teatrales ocupaban los últimos tres días: por la mañana se
representaba una tetralogía trágica (tres tragedias y un drama satírico) y una
o dos comedias después del mediodía. Los concursos eran organizados por el
Estado, quien designaba al ciudadano rico que corría con los gastos de las
representaciones y a los diez jueces, representantes de los diez demos de la
ciudad, que elegirían al ganador. Los autores que presentaban obras eran tres,
y en primera mitad del siglo V hubo también un concurso de actores. Los nombres
de los poetas ganadores pasaban a formar parte de las “Didascalias”, listas de
vencedores talladas en la piedra. Los premios, por lo demás, eran de carácter
simbólico, como una corona de yedra.
EL
TEATRO Y LAS REPRESENTACIONES
El sitio en que están los
espectadores de la obra originalmente pudo ser una plaza pública o un espacio
libre en las cercanías del templo de Dionisos. Más tarde se construyeron teatros
de madera, y luego de piedra, sobre la falda de una colina para aprovechar
la pendiente natural del terreno. El edificio teatral conservó la forma
circular, derivada del ditirambo, donde la muchedumbre formaba un círculo
alrededor de los bailarines. Esta edificación también se utilizaba para danzas
y asambleas, con capacidad para miles de espectadores. No en vano Platón llegó
a hablar de una verdadera “teatrocracia” en Atenas, ya que era un evento de
notable aceptación popular.
En cuanto a su estructura,
el lugar de los espectadores está dividido en gradas, sectores y pasillos.
Entre éste y la escena había un espacio circular destinado al coro: la
“orkestra”, con un altar a Dionisos llamado “ara” en medio. El escenario se
elevaba un poco del suelo, y allí hacían su papel los actores. Tras él, una
cabaña de madera o “skené” servía de vestuario. La escenografía
era escasa, simples telones pintados, y tres puertas daban acceso a los
actores: una al fondo (si venían del palacio) y dos a los costados (si venían
del campo o de la ciudad). Dos pasajes laterales a los costados del escenario
permitían el acceso y la retirada del coro: se habla de Párodos y Éxodo.
La tragedia griega
posee partes dramáticas, a cargo de los actores, y partes líricas, a cargo del
coro,
las cuales eran cantadas, con acompañamiento musical. También la danza se
integraba a la representación, como una mímica que pretendía traducir los
sentimientos del alma. El medio expresivo por excelencia eran las manos, se
hablaba de “danzar con las manos”. El coro hacía su entrada en filas, seguidos
por un ejecutante de flauta. Durante los estásimos el coro se movía de
izquierda a derecha al cantar la “estrofa”, de derecha a izquierda en la “antistrofa”,
y se quedaba quieto durante el “épodo”. Los integrantes del coro, o “coreutas”
son personas respetables, de carácter grave, con movimientos solemnes y
majestuosos, que van comentando la obra y los personajes. Uno de ellos se destaca
y habla con los actores; es el “Corifeo”.
Los actores llevaban túnicas y
mantos de colores fuertes, con bordados. La túnica tenía mangas largas (lo que
no era habitual) y llegaba a cubrir los pies del actor. La cintura estaba
marcada muy arriba, para dar a las figuras mayor dimensión de altura y un aspecto
de majestuosidad. Para esto también se usaban unos zapatos altos, los
“coturnos”, con plataformas de hasta 20 cm. Los personajes secundarios no
usaban estos zapatos ni las ricas vestiduras, por lo cual los protagonistas se
distinguían a primera vista. Todos los actores llevaban el rostro cubierto por
una máscara que traducía de manera simple el carácter de un personaje,
su sexo, su condición y edad.
El público, concurría desde
tempranas horas. Las mujeres podían ir a las representaciones, aunque se duda
que pudieran ir a ver comedias, de tono más vulgar y grosero. El precio de la
entrada era bajísimo, y era en ocasiones abonado por el mismo Estado, para
ayudar a los ciudadanos más pobres a concurrir a las funciones.
EL
HÉROE TRÁGICO
No es un hombre común, es
alguien que, al enfrentar a los dioses, gana una dimensión superior. Pasa de
una situación feliz a una desgraciada, y su característica más saliente es que
se enfrenta a su destino y busca modificarlo, sabiendo que es imposible.
Para los griegos el Destino, la “Moira” es una fuerza inexorable que no
pueden modificar ni los propios dioses. El héroe entonces comete un pecado de
exceso, de soberbia (“Hybris”), y es castigado, aunque no siempre con la
muerte: en “Edipo rey”, por ejemplo, el castigo consiste en el destierro y la
ceguera voluntarios por parte del héroe, una vez que entra en posesión de la
verdad con respecto a sí mismo.
ESTRUCTURA
DE LA TRAGEDIA
Comienza con un Prólogo, que precede a la entrada del
coro. Puede tener forma dialogada o monologada, y su finalidad es ubicar al
espectador en una determinada situación: un tiempo, un lugar, una acción. El
público en general ya conocía el argumento; el prólogo simplemente le informa
en qué parte del mito o la leyenda se ubica. Luego viene el Párodos, que es el canto de entrada del
coro, en forma de procesión. A continuación viene un Episodio, o parte dramática, donde se desarrolla la acción en el
escenario. Cada obra tiene entre tres y cinco episodios y al final de cada uno
hay un canto del coro, llamado Estásimo.
Su texto se refiere a los sucesos presentados en los episodios, e invita a la
reflexión. Episodios y Estásimos se van alternando hasta el final, en que el
coro se retira, en el Éxodo.
Podemos también encontrar
una estructura interna de las
obras trágicas, que comienza con una Motivación, donde se trata de lograr el interés del espectador para
que se interese en la obra (generalmente coincide con el Prólogo). Luego
comienza a desarrollarse el conflicto dramático, en lo que se llama Planteo. A continuación se produce un
momento de intensificación del conflicto dramático, cuando se invierte la
suerte del héroe: es la Peripecia. La
Anagnórisis es el momento en que el
héroe reconoce su derrota, lo cual es seguido por el Desenlace.
La tragedia estableció el
respeto por las unidades de Acción, Tiempo y Lugar, que implicaban que la
acción girara en torno a un solo tema, en un máximo de veinticuatro horas y en
un mismo lugar.
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