COMENTARIO GENERAL DE LAS BIENAVENTURANZAS
Se
llama bienaventuranzas a una serie de alabanzas o bendiciones a los poseedores
de cierta virtud, en función del bien que por ello reciben. También son
llamadas beatitudes, pues “beati”, en latín, significa bienaventurado. En
cuanto a su número, aunque son nueve, algunos autores ven en ellas ocho, al
unir la primera y la segunda, o diez, si cuentan todo sitio en que dice la
palabra “bienaventurado”. Su orden puede variar según la traducción, pero
siempre son iguales la primera y la última.
Se
trata de un fragmento de prosa rítmica, en el cual cada frase está dividida en
dos hemistiquios, relacionados por la forma y los contenidos. El primero
contiene una paradoja, ya que se alaba al poseedor de una cualiad por lo
general despreciable según la valoración corriente. En Mateo las
bienaventuranzas no tienen una atribución personal ( “de ellos es...”) , mientras que en Lucas
se dirigen inequívocamente a sus escuchas ( “vosotros...”).
Al
finalizar el capítulo 4 se plantea cómo Jesús se rodea de sus discípulos para
predicar a la muchedumbre reunida, y cómo ya tenía gran fama de sanador y era
seguido por personas de diferentes ciudades. Esto nos prepara para asistir al
discurso de un líder, el cual en el principio del capìtulo 5 toma asiento, se
rodea de sus discípulos y comienza a enseñarles.
“Bienaventurados los pobres
de espíritu,
porque de ellos es el
reino de los cielos.”
Aquí la pobreza es tomada como actitud espiritual, interna, frente a los
bienes materiales. Es el hecho de haber vencido al deseo de posesión, la
envidia, etc..En Lucas se habla de la pobreza material (“los pobres”), lo cual
no deja lugar a dudas sobre su interpretación. Tal vez la riqueza se condene
por el peligro de su mal uso, que conllevaría el olvido de los bienes
espirituales superiores. No olvidemos que Cristo se dirigía a pescadores,
artesanos, personas pobres, pero no en la miseria. Mahatma Gandhi afirmó en
cierta ocasión “Yo no elogio la pobreza voluntaria a quienes padecen la pobreza
involuntaria”. Jesús tampoco elogia la miseria, que es injusta, pero exige que,
independientemente de lo que se posee, el espíritu esté libre del deseo de
posesión.
Los
“pobres de espíritu” también podrían ser los humildes, los que reconocen ante
Dios que nada tienen y nada son.
La
recompensa para ellos está presentada como una realidad presente, no futura.
Los coloca en una posición de riqueza espiritual que contrasta con lo antrior,
ya que se les da “el reino de los cielos”, forma muy propia de Mateo para
referirse a la salvación del alma.
“Bienaventurados los
mansos,
porque ellos poseerán
en herencia la tierra”
Para algunos críticos esta bienaventuranza sería una glosa de la
anterior, lo que reduciría el número de bendiciones a ocho. Aquí la promesa sí
tiene un carácter de futuro, y lo que se ofrece es la tierra. Esto recuerda al
Antiguo Testamento, donde se prometía a los fieles la tierra de Canaán.
El
ser manso supone una actitud de altruismo, de paz, humildad y bondad, de la que
Jesús mismo se puso como ejemplo en Mateo 11: 28 (“...aprended de mí, que soy
humilde y manso de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”). No se
está elogiando la abulia o la pereza, ya que en Proverbios se afirma : “desea
el haragán, pero nada logra”, así como la simple indiferencia, criticada en el
Apocalipsis.
Tal
vez haya aquí una referencia política, aconsejando a los oyentes la resignación
y la confianza en Dios ante la dominación extranjera, en este caso del Imperio
Romano. La idea sería que toda violencia está originada en el egoísmo, en el
orgullo, que imposibilitan el verdadero amor, por lo cual se condenan sin
importar el motivo. La causa noble no admite una defensa innoble.
“Bienaventurados los que
lloran,
porque ellos serán
consolados.”
En
algunas versiones se dice “los afligidos”. Es una bienaventuranza muy
discutida, y también se encuentra en Lucas, por oposición a los que ríen. Es
obvio que se habla del llorar para referirse a la causa del llanto, el
sufrimiento. Estamos ante un recurso literario llamado sinécdoque, ya que se
menciona una parte (el llanto) para sugerir la totalidad (el sufrimiento). La
pregunta es si se está exaltando el sufrimiento como virtud en sí mismo, o si
se exalta el motivo no explicitado (llorar por os sufrimientos ajenos, por la
injusticia, por la conciencia de los propios pecados) o tal vez la actitud
interior de aceptación, paciencia,el afán de purificación.
No
hay aquí un contraste entre los dos hemistiquios, sino que el segundo plantea
la solución para el sufrimiento antes planteado.
Las tres primeras bienaventuranzas proponen la pobreza, mansedumbre y
sufrimiento como motivo de bendición. Hay quienes han planteado que es esta una
moral muy conveniente para los ricos, los verdugos, los tiranos. ¿Se está
proponiendo una moral de esclavos, en beneficio de sus opresores? ¿Se está adormeciendo
todo instinto de libertad, afán de justicia, todo esfuerzo de la dignidad
humana por lograr el respeto que merece? La posición cristiana plantea que esto
no es así, ya que las bienaventuranzas son una invitación al desprendimiento de
los lazos con los que la soberbia y el orgullo esclavizan al hombre. Serían el
planteo de una purificación esencial que llevaría a la práctica de la caridad,
y por lo tanto puede considerárselas bienaventuranzas de liberación, seguidas
por seis de grandeza.
“Bienaventurados los
que tienen hambre y sed de justicia
porque ellos serán
saciados.”
Es
la primera de las bienaventuranzas de solidaridad, de magnanimidad, que
responsabiliza al hombre por la suerte de su prójimo. Se diferencia del planteo
de Lucas, ya que este último habla de “hambre”, tomada en sentido material,
literalmente. De este modo se parecería a la primera, la que habla de la
pobreza, pero en Mateo adquiere un sentido dierente. Mateo hace una doble metáfora
al hablar de la necesidad de justicia como hambre y sed y al referirse al logro
de la misma como saciedad. Hambre y sed son necesidades primarias, urgentes,
irresistibles y nunca saciadas definitivamente, con lo que no se alude al
simple deseo de justicia o al simple malestar por la injusticia, estados
superficiales que no son alabados aquí. La promesa contenida en el segundo
hemistiquio asegura el advenimiento de un sistema esencialmente justo, donde
tales necesidades serán saciadas.
“Bienaventurados los
misericordiosos,
porque ellos
alcanzarán misericordia”
En
este caso ambos hemistiquios contienen la misma raíz, que sólo una vez más
aparecrá en el Nuevo Testamento, y que deriva de miseria y corazón (”cordia”),
significando el amor a la miseria en el sentido de compasión, amor al prójmo,
capacidadd e sufrir con él. La idea básica es que se obtiene lo que se da, como
el perdonar para ser perdonado, no juzgar para no ser juzgado, etc.
“Bienaventurados
los puros de corazón,
porque ellos verán
a Dios”
Aquí al corazón se le atribuye la capacidad de conocer, de ver como
conocimiento, ver que sería terrible para el hombre común, pecador, que no
podría resistirla. Recordemos que Dios en el texto bíblico aparece
manifestándose como una voz, una nube, truenos y relámpagos, un ángel, entre
otras formas. Se habla en este caso de los limpios o los puros, es decir, sin
mancha o sin mezcla. ¿Quiénes serían? ¿Los ingenuos, los que no conocen el mal?
Esto sería absurdo, pues limitaría el poder de Dios a los niños, y tomaría la
ignorancia como una virtud. ¿Serán los puros de corazón los inocentes, que
conocen el mal pero no lo practican? Podría ser, pero esto limitaría mucho las
posibilidades, ya que el hombre es pecador por esencia. La acepción más
probable es que se refiere a los rectos, los que conocen el bien y el mal, que
pueden llegar a pecar pero se arrepienten sinceramente y que reconocen sin mentir
todas sus acciones.
“Bienaventurados
los pacíficos,
porque ellos
sarán llamados hijos de Dios.”
Es
muy similar a la de los mansos, pero no se confunden: antes se enseñaba la
pacificación de uno mismo, la mansedumbre, ahora, la lucha por la paz en la
sociedad. La paz no aparece como ausencia de problemas, sino como un estado de
serenidad profunda que permite al alma descubrir, tras el caos y el horror
cotidianos, el rostro sereno e inmutable de Dios. La paz supondría la unión y
coherencia con uno mismo, con los otros hombres y con Dios. No olvidemos, por
último, que el Mesías es anunciado como un rey pacífico. El mesianismo sería
una era de paz.
“Bienaventurados
los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos
es el reino de los cielos”
En
este caso ambos hemistiquios retoman elementos mencionados con anterioridad. La
justicia aparece aquí como causa de persecución y martirio, y quienes sufren
por ella son alabados. Se accede a la salvación por el sufrimiento, lo cual es
una idea transgresora, ya que antes se creía que éste era el castigo por un
pecado anterior. Jesús plantea que el justo puede sufrir sin haber pecado, y que
su dolor no es un castigo.
“Bienaventurados
seréis cuando os injurien y os persigan, y digan con mentiras toda clase de mal
contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa
será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a vosotros.”
Esta es una paráfrasis de la bienaventuranza anterior, es decir, que
explica o aclara su sentido. Extiende su significado, planteando otras posibles
conductas de parte de los enemigos hacia sus seguidores. Se anuncian, con
sentido profético, las luchas y sufrimientos futuros de sus seguidores. Jesús
se equipara a la justicia al decir que “serán perseguidos por mi causa”,
mientras antes dijo que serían “perseguidos por la justicia”. En este fragmento
se pasa a una segunda persona concreta, definida: vosotros. Es un recurso
oratorio mediante el cual Jesús sacude a
sus oyentes, rompiendo la monotonía de la pausa rítmica. con esto muestra
a sus oyentes que ellos son los “bienaventurados” de los que hablaba antes.
Cuando se menciona a los antiguos profetas se señala la continuidad con el
Antiguo Testamento, muy presente a lo largo de todo el Sermón del Monte.
Me gustaria saber la cita de esto, es decir quien lo escribió?
ResponderEliminarLo armé yo, en base a la lectura de múltiples análisis del texto.
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