jueves, 18 de julio de 2013

6º año: información complementaria sobre Borges y "1964"

ETAPAS EN LA POESÍA DE J. L. BORGES

Aunque la obra de cualquier artista nunca es fácilmente encasillable en un esquema de etapas más o menos determinadas, tal vez podríamos diferenciar tres momentos en la lírica de este autor, que son los siguientes:
1)      ULTRAÍSMO
Alrededor de 1920 Borges regresó a Bs. As. portando  las ideas de la vanguardia española de ese nombre  e incluso publicó un manifiesto en una revista de 1921 (“Ultraísmo”) que lo convirtió en portavoz de su generación. Como características estaban la búsqueda de las metáforas surrealistas, la crítica a la poesía modernista (enfocada especialmente en el escritor  Leopoldo Lugones), la poetización de su ciudad y la introducción en sus poemas de términos coloquiales rioplatenses (lo que él denominaba “la criolledá”). De esta etapa data la supuesta polémica entre dos grupos de poetas porteños, “los de Boedo” y “los de Florida”, polémica que algunos escritores _incluyendo a Borges_ dicen que en verdad no existió y no fue más que un intento de copiar a los escritores franceses.
2)      RECHAZO AL ULTRAÍSMO Y AL CRIOLLISMO
A mediados de la década del 20’ se produce en Borges un cambio de rumbo que lo llevó a criticar a los “áridos poemas de la secta ultraísta”, a reivindicar a la figura de Lugones  a retornar a las formas tradicionales de componer poemas en lo que a métrica y rima refiere.
En “Historia universal de la infamia” afirma que esa etapa fue el “irresponsable juego de un tímido, porque el escritor joven tiene la íntima conciencia de que las ideas que tiene no son muy interesantes, y entonces trata de disfrazarlas usando, según el caso, neologismos, arcaísmos, peculiaridades sintácticas, construcciones raras. El joven tiende a la extravagancia, por timidez y desconfianza íntima”.
3)      POESÍA METAFÍSICA

Después de 1960 su poesía se vuelve más esencial y menos cotidiana. Busca un sentido del mundo, plantea ideas teñidas de metafísica, filosofía, teología, con influencia de las literaturas de Oriente.



“1964”     ( ideas generales)

Pertenece a “El otro, el mismo”, del año 1964. Era el libro preferido de Borges, el primero solamente de poemas que escribía desde 1929. El título del libro, misterioso y sugerente, parece encerrar una contradicción (otro/mismo), que tal vez se resuelva si pensamos en el tema del paso del tiempo: seguimos siendo los mismos aunque con los años también nos convertimos en otros.
El título del poema, “1964”, es impersonal desde el momento en que no adelanta nada del contenido y alude a un año que no implica ninguna asociación de ideas de tipo universal. Plantea desde ya el tema del tiempo, que se percibe al leer las dos partes. En la primera se plantea el dolor por una pérdida amorosa (“Ya no es mágico el mundo. Te han dejado”) y en el segundo, con un transcurrir temporal, hay un intento de consolación, o más bien de resignación (“Ya no seré feliz. Tal vez no importa”).
Los temas fundamentales son el amor y la muerte, solo mencionados una vez en cada poema.
Aunque Borges los escribe como una serie de versos sin división estrófica podríamos decir que son dos sonetos. Recordemos que un soneto es un tipo de poema creado en Florencia en el siglo XIII, con autores como Dante y Petrarca, que tuvo su auge en el siglo de oro y que se siguen componiendo hasta el día de hoy. Constan de dos cuartetos y dos tercetos, de métrica regular (generalmente son de 11 o 14 sílabas), con rima consonante. Tal vez Borges elige este formato por su facilidad para ser memorizado, en una época en que la ceguera influyó (lógicamente) en su literatura, porque el soneto es fácilmente memorizable, pero no lo podemos afirmar con certeza.
Los dos poemas están encadenados, porque tienen el mismo título, los mismos temas y tono desencantado y sombrío. El primero adopta una modalidad interpelativa (parece dirigirse a alguien: “te han dejado”) mientras que el segundo está planteado en primera persona. Ambos abundan en encabalgamientos y puntuaciones internas, versos que quedan cortados por un punto, lo que crea nuevas posibilidades de lectura, acercando el ritmo del texto a la fluidez del habla cotidiana, a la espontaneidad de lo coloquial. Su lenguaje, por otro lado, es absolutamente sencillo y despojado de metáforas difíciles o símbolos oscuros.

Se trata aquí de un poema expresado desde el fracaso y la resignación, con una voz personal que no era frecuente en los poemas anteriores del autor. Si bien no hay en “1964” la confesión de una historia personal, se deja entrever una faceta infeliz, desdichada, que contrasta notoriamente con la imagen del Borges exitoso que era en ese momento (a los 65 años), conocido por el mundo entero y admirado por buena parte del mismo. 

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