sábado, 14 de marzo de 2015

6º año: VOLTAIRE: "CÁNDIDO" CAP. 1 e información de época.

Voltaire: CÁNDIDO    
Capítulo I: De cómo Cándido fue criado en un hermoso castillo y de cómo fue arrojado de allí
Vivía en Westfalia, en el castillo del señor barón de Thunder-ten-tronckh, un mancebo a quien la naturaleza había dotado de la índole más apacible. Su fisonomía anunciaba su alma; tenía juicio bastante recto y espíritu muy simple; por eso, creo, lo llamaban Cándido1. Los antiguos criados de la casa sospechaban que era hijo de la hermana del señor barón y de un bondadoso y honrado hidalgo de la vecindad, con quien jamás consintió en casarse la doncella porque él no podía probar arriba de setenta y un cuarteles2, debido a que la injuria de los tiempos había acabado con el resto de su árbol genealógico.
Era el señor barón uno de los caballeros más poderosos de Westfalia, pues su castillo tenía puerta y ventanas; en la sala principal hasta había una colgadura. Los perros del corral componían una jauría cuando era menester; sus palafreneros eran sus picadores, y el vicario de la aldea, su primer capellán; todos lo trataban de "monseñor", todos se echaban a reír cuando decía algún chiste.
La señora baronesa, que pesaba unas trescientas cincuenta libras, se había granjeado por ello gran consideración, y recibía las visitas con tal dignidad que la hacía aún más respetable. Su hija Cunegunda, doncella de diecisiete años, era rubicunda, fresca, rolliza, apetitosa. El hijo del barón era en todo digno de su padre. El preceptor Pangloss era el oráculo de la casa, y el pequeño Cándido escuchaba sus lecciones con la docilidad propia de su edad y su carácter.
Pangloss enseñaba metafísico-teólogo-cosmólogo-nigología. Probaba admirablemente que no hay efecto sin causa, y que, en el mejor de los mundos posibles, el castillo de monseñor el barón era el más hermoso de los castillos, y que la señora baronesa era la mejor de las baronesas posibles.
Demostrado está, decía Pangloss, que no pueden ser las cosas de otro modo, porque habiéndose hecho todo con un fin, éste no puede menos de ser el mejor de los fines. Nótese que las narices se hicieron para llevar anteojos; por eso nos ponemos anteojos; las piernas notoriamente para las calzas, y usamos calzas; las piedras para ser talladas y hacer castillos; por eso su señoría tiene un hermoso castillo: el barón principal de la provincia ha de estar mejor aposentado que ninguno; y como los marranos nacieron para que se los coman, todo el año comemos tocino: en consecuencia, los que afirmaron que todo está bien, han dicho una tontería; debieron decir que nada puede estar mejor.
Cándido escuchaba atentamente y creía inocentemente, porque la señorita Cunegunda le parecía muy hermosa, aunque nunca se había atrevido a decírselo. Deducía que después de la felicidad de haber nacido barón de Thunder-ten-tronckh, el segundo grado de felicidad era ser la señorita Cunegunda; el tercero, verla cada día; y el cuarto, oír al maestro Pangloss, el filósofo más ilustre de la provincia, y, por consiguiente, de todo el orbe.
Cunegunda, paseándose un día por los alrededores del castillo, vio entre las matas, en un tallar que llamaban el parque, al doctor Pangloss que daba una lección de física experimental a la doncella de su madre, morenita muy graciosa y muy dócil. Como la señorita Cunegunda tenía gran disposición para las ciencias, observó sin pestañear las reiteradas experiencias de que era testigo; vio con claridad la razón suficiente del doctor, sus efectos y sus causas, y regresó agitada, pensativa, deseosa de aprender, figurándose que bien podría ser ella la razón suficiente de Cándido, quien podría también ser la suya.
Encontró a Cándido de vuelta al castillo, y enrojeció; Cándido también enrojeció. Lo saludó Cunegunda con voz trémula, y contestó Cándido sin saber lo que decía. Al día siguiente, después de comer, al levantarse de la mesa, se encontraron detrás de un biombo; Cunegunda dejó caer su pañuelo, Cándido lo recogió; ella le tomó inocentemente la mano y el joven besó inocentemente la mano de la señorita con singular vivacidad, sensibilidad y gracia; sus bocas se encontraron, sus ojos se inflamaron, sus rodillas temblaron, sus manos se extraviaron. En esto estaban cuando acertó a pasar junto al biombo el señor barón de Thunder-ten-tronckh, y reparando en tal causa y tal efecto, echó a Cándido del castillo a patadas en el trasero. Cunegunda se desvaneció; cuando volvió en sí, la señora baronesa le dio de bofetadas; y todo fue consternación en el más hermoso y agradable de los castillos posibles.

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EL SIGLO DE LAS LUCES (Prof. Mariela Rodríguez, Literatura)

El siglo XVIII también es conocido como la Ilustración, el Siglo de las Luces o el Siglo Filosófico. Se busca el saber en distintas disciplinas (ciencias naturales, historia, derecho, etc.) utilizando como instrumento la razón, con base en hechos reales, concretos. Veamos algunas de sus principales características.

OPTIMISMO

Se cree en el progreso indefinido de la humanidad. El intelectual era visto como el conductor espiritual de los pueblos.

LA ENCICLOPEDIA

El “Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios” (o Enciclopedia) fue una obra del siglo XVIII que intentó abarcar todos los aspectos del saber humano de la época. El plan y la dirección general estaban en manos de Diderot, y en ella colaboraron los más grandes pensadores del siglo, entre ellos Voltaire. Sus objetivos eran transmitir conocimientos y a la vez cambiar la manera habitual de pensar de las personas. Tuvo gran influencia en la Revolución Francesa.

CRÍTICAS A LA RELIGIÓN

Muchos autores atacan la irracionalidad de los dogmas religiosos, la supuesta ignorancia que favorecen, la sumisión ante las injusticias que pregonan, la hipocresía de los sacerdotes, el negocio en que muchos han convertido su misión, la sujeción a autoridades arbitrarias, el engaño de los rituales y especialmente las guerras sangrientas que han desencadenado.

Una postura frecuente es el “Deísmo”, que implica la creencia en un dios a través de un culto íntimo, sin rituales ni intermediarios.

CONCEPCIÓN POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA

El siglo XVIII hace de la libertad una ideología. Toma como ejemplo el régimen parlamentario de Inglaterra y su respeto a los derechos de los ciudadanos. Proponen el “despotismo ilustrado”, una monarquía gobernada por la Razón y los filósofos, y un Derecho natural, un orden social justo y armónico en el que hay que apoyarse para redactar las leyes

La prosperidad del Estado no se basa en la cantidad de metales preciosos que posea (tesis mercantilista) sino en el trabajo de sus habitantes, el relativo a la naturaleza (agricultura, ganadería, pesca, minería) y no tanto al comercio. Que el Estado no intervenga. La postura es “dejad hacer, dejad pasar; el mundo camina solo”. Esta es una libertad que resulta de fundamental importancia para la burguesía enriquecida del siglo XVIII.

VIDA SOCIAL

Se centraba en París. La nobleza de la corte se ve reemplazada por la burguesía ascendente, productiva. Los centros de reunión son salones, cafés y clubes. Los salones, generalmente recepciones en casa de alguna dama distinguida, son sitios donde reina la conversación brillante, el juego de ingenio, la galantería, el refinamiento.

LA LITERATURA DEL SIGLO VXIII

En POESÍA hay influencia de algunos prerrománticos ingleses, con un culto de la pasión acompañado del deseo de unión con la naturaleza, algo de poesía didáctica (con intención de enseñanza), y satírica (de crítica humorística). Suele ser artificial y fría, con temas morales, filosóficos y aun científicos. En PROSA se desarrollan las ideas (en ensayos y discursos), la prosa científica (en la Enciclopedia) y polémica (en el periodismo). De los novelas destacamos la filosófica (como “Cándido”), la epistolar (en base a cartas ficticias) y confesional (armada en base a supuestos diarios íntimos). En TEATRO es importante la tragedia y también hay un gran progreso de las comedias que buscan la expresión de ideas más o menos osadas, a veces prohibidas por la autoridad.




VOLTAIRE (1694- 1778) cultivó todos los géneros literarios. Inventó el cuento filosófico y en su obra hay poesías de temas variados, poemas épicos y dramáticos, ensayos, obras históricas y filosóficas, panfletos y una vasta correspondencia de la que se conservan unas diez mil cartas. Sus tragedias y poemas no perduraron en el tiempo, quizá por ser demasiado apegados a un concepto rígido del arte o porque la suya era una literatura comprometida, al servicio de una idea.



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